Las elecciones municipales fueron el cierre de un ciclo electoral que se iniciara a principios del año pasado. Tal vez sea el momento para que la izquierda, en esa suerte de repliegue desorganizado a la que fue obligada con la derrota en la elección nacional, se tome un tiempo para volver a aglutinar fuerzas, realizar una madura y profunda autocrítica y delinear la futura estrategia.
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Me animo a anticipar que ingresamos en un período de alternancias en el signo de gobierno, tal cual asistimos desde hace 15 años en los departamentos de Paysandú y Salto.
Parece demostrarlo el relativo equilibrio de las acumulaciones electorales y la supervivencia del republicanismo mas allá de algunos incidentes aislados de intolerancia e imposición por la fuerza, de la cual la derecha de los años 70 hizo tanta gala.
El Partido Nacional goza de una hegemonía que ha vuelto a demostrar, en estas elecciones departamentales, en Colonia (42.000 votos, 29.000 el FA y 5.000 el PC), Soriano (34.000 votos, 15.000 el FA, 6.000 el PC), Artigas (33.000 votos, 10.500 el FA, 3.000 el PC), Tacuarembó (38.000 votos, 11.500 el FA, 5.000 el PC), Cerro Largo (52.000 votos, 8.000 el FA, 636 el PC), Treinta y Tres ( 25.000 votos, 7.000 el FA, 960 el PC), Lavalleja (24.000 votos, 9.000 el FA, 5.000 el PC), Flores (9.000 votos, 4.000 el FA, 5.000 el PC) Maldonado (68.000 votos, 31.000 el FA, 5.500 el PC).
El Partido Colorado permanece con su bastión riverense( 40.000 votos, 17.000 el PN, 6.500 el FA).
El Frente Amplio mantiene su caudal en Montevideo (452.309 sobre 347.707 de los coaligados bajo el lema Partido Independiente), Canelones (179.000 votos, 89.000 PN, 14.000 PC) y suma importantes votaciones en Paysandú, Río Negro, Maldonado, Rocha, San José y Florida, y alguna definitoria, como lo fue en Salto.
La cercanía
El Frente Amplio de la organización política territorial en los comités de base, de la descentralización municipal en el primer gobierno de Tabaré Vázquez con los Centros Comunales Zonales, impulsor del Tercer Nivel de Gobierno, tuvo allí, en su última y fundamental obra, un duro revés.
De los 125 municipios en todo el país, perdió en 93.
Si bien las lógicas de definición electoral no son lineales y responden a las dinámicas de elección nacional, departamental o municipal, y en el caso de esta última, reconociendo que falta mucha cultura cívica de valoración del poder político local, la cercanía de la fuerza política de izquierda con la gente debería ser un elemento a analizar a partir de estos resultados.
En el caso específico de Montevideo, y exceptuando el Municipio Ch, donde habitan mayoritariamente los sectores pudientes, el Frente Amplio no pudo vencer en el E y perdió el F, dos de los comunales donde habita la población más vulnerable, los infelices, que deberían ser los más privilegiados.
Las izquierdas
El Frente Amplio aglutina en su seno la enorme cantidad de organizaciones políticas y ciudadanos de izquierda de Uruguay; fuera de él, Asamblea Popular, aunque ha perdido peso electoral al punto de perder el único diputado que tuvo en el período pasado, representa una izquierda que ha ido ocupando e incidiendo en ámbitos de organización sindical y social con una estrategia de acumulación política que no solo desacumula para las fuerzas progresistas en general, sino para su propio molino. Y aunque en muchos lugares del interior del país tuvo menos votos que el PVA de Salles, a la hora de la movilización es un componente político que no se puede obviar.
No pudiendo realizar un análisis exhaustivo de todo el país, analicemos la situación del Frente Amplio en Montevideo.
Carolina Cosse representó una nueva alianza de los grupos políticos mas grandes de definición marxista, el Partido Comunista y la lista 1001 (de la cual Cosse es su segunda senadora y demuestra un crecimiento del sector en la elección de octubre del 2019), el Partido Socialista, el Partido por la Victoria del Pueblo, Casa Grande y otros agrupamientos que forman parte de ese universo de raíz de la izquierda tradicional, una izquierda que, mediante los comunistas, tiene una incidencia indiscutible en el movimiento sindical y en el movimiento social organizado bajo el esquema de prevalecer lo unitario sobre lo federal y en las bases frenteamplistas.
Cosse obtiene 180.136 votos, de los cuales 55.340 los aporta la lista 1001 y 40.193 votos la lista 90 del Partido Socialista.
Álvaro Villar recibe el espaldarazo del Movimiento de Participación Popular, un formidable aparato de movilización electoral, con escasa incidencia en el movimiento sindical y social, el cual supo ser la alternativa histórica a los comunistas, y con cierta presencia en las estructuras de las bases del Frente Amplio.
El MPP y mas específicamente el Espacio 609 se convirtió en puerta de entrada de sectores progresistas que rompieron con los partidos tradicionales y eso puede explicar la presencia de Fernando Amado apoyando a Villar y la de Mario Bergara, representando a algunos de los sectores socialdemócratas del Frente Amplio.
Villar obtiene 158.543, votos de los cuales 70.390 los aporta la lista 609, volviendo a ser una vez más la lista más votada de la izquierda, tras la figura indiscutida de José Pepe Mujica, pero al mismo tiempo que es la mas votada, su apuesta vuelve a ser derrotada. Ya le había ocurrido en las elecciones internas del Frente Amplio con las candidaturas a presidentes de la coalición de Agazzi y de Pacha Sánchez, y en la última interna frenteamplista, con la propuesta de Carolina Cosse a la presidencia de la República.
La lista de izquierda con mayor votación, que tiene el desafío, aunque es imposible, de medir cuántos de sus votos son al sector y cuántos al “pepismo”.
Daniel Martínez, derrotado por segunda vez en cercanas contiendas electorales, aglutinó el tercer espacio tradicional del Frente Amplio, que en términos generales podríamos definir como el socialdemócrata, llevando con él al sector conocido como renovador del Partido Socialista y varias de las agrupaciones nuevas, nacidas de cara a las elecciones nacionales de 2019 en un proceso de atomización de la mal llamada “izquierda moderada”.
Obtuvo 101.750 votos, de los cuales la lista 212199 (alianza entre Asamblea Uruguay y Nuevo Espacio) obtuvo 19.010 votos y la lista 77 (Vertiente Artiguista) 11.549 votos, siendo los grupos más votados dentro de ese bloque.
Renovando agendas
La izquierda tiene por delante la tarea de revisar la agenda; no solo por los resultados electorales, que son puntuales con sus avances y retrocesos.
Hace 15 años que perdió el reflejo de oposición y hay toda una generación de jóvenes frenteamplistas formados en la cultura del oficialismo.
Los retrocesos en materia de políticas públicas hacia los más vulnerables se suman con la vertiginosa transformación del mundo del trabajo, del cual el teletrabajo impuesto pandemia mediante es solo una prueba.
También el movimiento sindical debería revisar la vigencia de la eficacia de ciertos métodos de lucha; este elemento va de la mano de que en algún momento la izquierda partidaria y la izquierda social deberían arribar a alguna síntesis.
Hay un plano de la lucha política y por el relato contra la derecha, en el que la izquierda parece haber encontrado su zona de confort, que es lo que Constanza Moreira alguna vez definió como la “política virtual”; en ella se expresa el debate parlamentario, la adrenalina por la mayor cantidad de apariciones en los grandes medios de comunicación y la presencia en las redes.
Otra izquierda, como un puñado disociado de la primera, trilla los sindicatos, los barrios donde cristalizan las ollas populares, militan en algunas organizaciones sociales que conviven, pero no transmutan hasta convertirse en ONG, generan espacios de comunicación e información peleando contra el blindaje informativo de los grandes medios de comunicación, en el arte, entre los diversos colectivos.
Otra izquierda sobrevive en el padrón electoral, la que balconea y religiosamente acude a poner la balota en cada instancia electoral.
Hallar un camino transitable, nuevamente apelotonada la izquierda uruguaya, será parte de la tarea que dos de las figuras que se han convertido en parte de la renovación, como Carolina Cosse y Yamandú Orsi, tienen por delante.
La tríada Vázquez-Mujica-Astori terminará por abrir paso en lo que transcurra este período de gobierno.
El cierre de este ciclo electoral, con las elecciones departamentales y municipales, mostró las señales a tener en cuenta.