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La Revista | Alonso |

Elecciones en OFI

Lacalle y Nacho Alonso quieren la guinda

Alonso, actual presidente de la AUF mueve los piolines con sumo sigilo con el objetivo de sumar votos para asegurar su continuidad al mando del fútbol uruguayo

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Caras y Caretas Diario

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Por Jaime Diter

Érase una vez un tiempo en que los dirigentes de clubes de fútbol eran considerados poco menos que unas víctimas que sacrificaban su tranquilidad y la de su familia por un poco de visibilidad social y eventualmente un minuto de gloria.

Ese tiempo quizás fue solo un mito o tal vez la generalización de algunas excepciones, pero de cualquier manera fue un instante, un lapso muy limitado o solamente una construcción social que servía para pulir la imagen de un negocio incipiente.

Quiso el destino que ese presunto apostolado no durara cien años. El dirigente desinteresado y pobre, el dirigente hincha, solo guiado por el amor al club, fue desapareciendo con el crecimiento del fútbol profesional.

Comenzaron a aparecer pequeños privilegios que lo distanciaban del tablón.

Los palcos que lo separaban de los demás hinchas, los viáticos, las designaciones para ser veedor, los viajes y las relaciones privilegiadas que le permitían acceder a otros beneficios, fueron creando un establishment, un núcleo directriz, una clase burocrática con intereses propios, que dependía de una conducción cada vez más vertical cuyo vértice hace y dispone de recursos inalcanzables fuera de esa oscura economía.

A los apóstoles, si los hubo, les siguieron los que usaban el fútbol como un trampolín para la política.

Y a eso los sucedieron los dirigentes empresarios que a veces la ponían, otras veces la colocaban y otras veces la sacaban.

En Uruguay, tal vez el quiebre entre una imagen altruista y la otra mercantilista fue Eugenio Figueredo.

Figueredo era un piojo entre los tremendos ladrones que el FBI sacó de la cama en pijama de un hotel suizo.

Figueredo era muy bandido, un pillo de guante blanco que dicen que jugaba a la mancha con las liebres.

A decir verdad, no era nada más que un alfil entre los reyes. El verdadero poder vino después cuando un señor Alejandro Domínguez, hijo de un gran contrabandista de cigarrillos, Domínguez Dibbs, fortísimo empresario del Partido Colorado paraguayo, cuya fortuna creció al amparo del dictador Alfredo Stroessner, tomó el control de la Conmebol y comenzó a comprometer en el gran negocio a los dirigentes del fútbol latinoamericano que pasaron a ser empleados de una estructura central que se rige como una multinacional poderosísima, con capacidades políticas y económicas como para subordinar medios de prensa, autoridades y gobiernos.

Aquí en el Uruguay se impusieron con un golpe institucional de la mano de un hijo del exdictador Juan María Bordaberry, que murió en prisión por haber sido hallado culpable de crímenes aborrecibles de lesa humanidad, homicidios, torturas y desapariciones forzadas.

Pedro Bordaberry, abogado y político, poseedor de agronegocios en Paraguay y cuñado de la hermana del expresidente paraguayo Cartes, quien ha sido acusado por vínculos con el narcotráfico por las autoridades norteamericanas, fue quien intervino la Asociación Uruguaya de Fútbol por mandato de la Conmebol, terminando con la ficción de que la AUF era una estructura institucional independiente y autónoma, casi pública, conducida por los clubes del fútbol profesional.

De la mano del político blanco Armando Castaingdebat, Bordaberry ingresó como interventor en agosto de 2018, modificó los estatutos, extorsionando a los clubes y amenazándolos con impedirles competir en los torneos internacionales.

De la mano de Bordaberry se introdujo en los organismos de conducción una serie de organizaciones que digitaron a las actuales autoridades que de una u otra manera están subordinadas al poder central y se excluyeron a otros candidatos con razones muy poco fundadas.

El presidente es Ignacio Alonso, un relativamente joven empresario agropecuario, expresidente de Rampla Juniors, quien no oculta su simpatía por el partido Nacional y su amistad con el presidente Luis Lacalle Pou.

El partido de gobierno quiere asegurar la conducción de la AUF más allá de 2024.

Se resiste a perder un territorio que ha ganado con un golpe de fuerza y que es muy funcional al proyecto político restaurador de la coalición gobernante.

El campo elegido para batalla es la Organización del Fútbol del Interior (OFI), cuyas elecciones son en setiembre. Después vendrán otras canchas en donde se disputará el poder, que hoy es la reelección de Ignacio Alonso el próximo año.

OFI es integrada por las Confederación del Este, la Confederación del Litoral, la Confederación del Sur y la Confederación del Litoral-Norte.

Las cuatro confederaciones, en documento acordado y firmado por sus integrantes, determinaron sus competencias y la rotación de las futuras presidencias del órgano rector del fútbol del interior.

El régimen establecido indica que en el período 2022-2026 le corresponde ejercer el cargo de mandatario al representante elegido por la Confederación del Este.

Nilo Scarpa, el ganador de la elección del Este

La Confederación del Este, como así lo indica su reglamento, se reunió en congreso en el pasado mes de abril, en las instalaciones del Círculo Policial de Treinta y Tres, para proclamar al candidato a ejercer la presidencia del Consejo Ejecutivo de OFI en el período 2022-2006. En votación legítima, transparente y democrática, Nilo Scarpa, representante de Maldonado interior, superó a su contrincante Sebastián Sosa, dirigente de Cerro Largo capital, por 6 (seis) votos a favor, contra 5 (cinco) en contra.

El ganador recibió el visto bueno de Maldonado capital e interior, Lavalleja capital e interior, y Treinta y Tres capital e interior.

En una palabra, Nilo Scarpa fue elegido por la Confederación del Este como futuro presidente de OFI, cargo que debe ocupar desde setiembre, cuando se realicen las elecciones, tal como establece el acuerdo firmado oficialmente por las cuatro regionales que integran el órgano rector del fútbol del interior.

Mosegui, hombre del riñón de Lacalle Pou, y la operación política a tres bandas para no reconocer la legítima proclamación de Scarpa

La elección de Scarpa fue legítima, reglamentaria y en regla con las disposiciones acordadas institucionalmente. La misma fue inobjetable y democrática. El que ganó, ganó.

Se realizó en votación democrática por seis a cinco y al que perdió solo le quedaría ir a llorar al cuartito.

No obstante, Eduardo Monsegui, presidente de la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI) y presidente de la Liga de Fútbol de Canelones, ha puesto en marcha una operación para elegir en las elecciones de setiembre de OFI a Sebastián Sosa como presidente.

Monsegui es muy allegado a Luis Lacalle Pou y no solo no lo oculta, sino que lo utiliza como tarjeta de presentación. Aspira a ocupar el muy bien remunerado cargo de integrante del Comité Ejecutivo de la AUF que le corresponde a OFI y pretende ser elegido por Ignacio Alonso para acompañarlo.

Aparece habitualmente en eventos sociales junto a Luis Lacalle Pou, Sebastián Bauzá y Armando Castaingdebat, exintendente de Flores y exsubsecretario del Mides.

El actual presidente de la AUF mueve los piolines con sumo sigilo desde la calle Guayabos, con el objetivo de sumar votos para asegurar su continuidad al mando del fútbol uruguayo en las mencionadas elecciones. Los nueve votos con que cuenta OFI en el Congreso de la AUF pueden resultar decisivos en la designación del nuevo presidente. Alonso lo sabe y “presiona” a los dirigentes de tierra adentro para enlodar la proclamación de Nilo Scarpa.

Eduardo Mosegui, ha mantenido permanentes reuniones con representantes de las confederaciones del Sur, Litoral y Litoral-Norte. En esas reuniones promueve conformar una lista liderada por Sebastián Sosa para competir en las elecciones de setiembre, desconociendo por completo la voluntad de los consejeros del Este, que proclamaron presidente a Nilo Scarpa.

En las elecciones de setiembre en OFI hay mucho revuelo. Alonso visita Rocha y promete construir un moderno complejo deportivo, Bordaberry mueve sus influencias y recibe dineros para Torque, Mosegui se reúne en Paysandú con representantes del Litoral.

Parece una travesura menor, pero hay mucha plata en juego y, como se ha dicho muchas veces, este gobierno no tiene un plan de gobierno, sino un plan de negocios.

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