Desde la firma del Acuerdo de Paz en Colombia (26 de septiembre de 2016), los crímenes contra líderes campesinos, sindicales e indígenas ha aumentado. En lo que llevamos de año, el número de asesinatos de activistas aumentó 30% en comparación con el mismo periodo de 2016. En total suman 51. La última víctima de esta violencia directamente conectada con los intereses de la burguesía colombiana, ha sido Idaly Castillo Narváez, líder comunal del municipio de Rosas, en Cauca. Según declaró la secretaria de la Mujer en la región, Rocío Cuenca, «la mujer fue torturada, abusada sexualmente y, posteriormente, asesinada. Consideramos que, ante este tipo de hecho, es necesario que se adelanten investigaciones muy pertinentes para dar muy rápidamente con quien cometió el hecho». Castillo era miembro de la Mesa de Participación de Víctimas y vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal del municipio. Su cuerpo fue hallado en las inmediaciones de su vivienda por miembros de la Fiscalía. Ejecución pública El pasado domingo las autoridades informaron de otro asesinato de un líder social. Nidio Dávila, natural de Nariño, se negó a pagar un “impuesto” a presuntos miembros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). El 6 de agosto 20 hombres irrumpieron en su hogar lo sacaron por la fuerza a la vía pública y lo asesinaron a la vista de los viandantes. Su cuerpo fue arrojado al Río Verde. Según un testimonio recogido por la Red de Derechos Humanos del Suroccidente Colombiano “Francisco Isaías Fuentes”, los asesinos amenazaron a los presentes con “matar a todos los que vienen a hablar de sustitución y a todos los campesinos que estén de acuerdo con eso de la sustitución”. Los asesinos se referían al Programa de Sustitución Voluntaria de Cultivos Ilícitos (PNIS), impulsados desde el proceso de paz. Según el señaló el analista político Jorge Kreyness al medio colombiano Política & Medios, “en torno a estos crímenes, también está la disputa entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez. Mientras Santos se dedica a agredir a Venezuela, en Colombia el asesinato de líderes sociales no cesa. El actual presidente colombiano se concentra en ser una de las puntas de lanza de la política golpista de Washington contra el gobierno de Maduro. Por su parte, Uribe intenta dinamitar los acuerdos de paz con la intención de poder, en un futuro no muy lejano, implantar un gobierno controlado por él y sus aliados”
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