Hoy en día está más extendida la idea de que la fiebre es una reacción natural del organismo y un mecanismo de defensa que aumenta la efectividad del sistema inmunológico, aunque por lo general nos angustiamos un poco en casa cuando alguien de nuestro entorno comienza a mostrar este síntoma.
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Para informarnos mejor Caras y Caretas consultó a la Doctora Lidys Seino, quien nos esclareció cuándo y cómo actuar en caso de fiebre.
Seino nos explica en primer lugar que el sistema nervioso equilibra las pérdidas y los ingresos calóricos para mantener la temperatura constante de nuestro organismo. Por motivos diversos, la temperatura corporal puede aumentar por encima de lo normal. La fiebre es el aumento prolongado de esa temperatura corporal. Cuando la elevación es pasajera, por ejemplo tras un gran esfuerzo físico o un baño caliente, no se habla de fiebre sino de hipertermia.
Habitualmente, por comodidad, la temperatura corporal se mide en la axila, y el valor normal suele ser de unos 36,4ºC a primera hora del día y de unos 37 ºC por la tarde, aunque las cifras varían según la persona. La temperatura más exacta es la rectal y suele ser un grado superior.
Los niños suelen tener fiebres más intensas o elevadas, debido a la vitalidad de su sistema inmunitario, lo que suele ser signo de buen pronóstico.
La fiebre como respuesta del organismo
La doctora también nos confirma que la mayoría de las veces la fiebre es de origen infeccioso. Los microorganismos introducen sustancias tóxicas en el organismo y este responde. Traumatismos, hemorragias y hematomas, inflamaciones no infecciosas, golpes de calor… pueden liberar sustancias internas que también activan el mecanismo de la fiebre. Y existensituaciones emocionales que, alincidir directamente sobre el sistema nervioso, desequilibran los centros reguladores de la temperatura y producen fiebre.
Con el aumento de temperatura corporal se elevan el número de pulsaciones y la frecuencia respiratoria. La orina se vuelve densa, se pierde el apetito, aumenta la sed y se tiende al estreñimiento y a la pesadez o dolor de cabeza.
Siendo la fiebre un proceso defensivo no hay que suprimirla de forma sistemática. La primera indicación es respetarla cuando no alcanza proporciones excesivas.
Cómo actuar para aliviar la fiebre en casa
La especialista nos recuerda que la falta de apetito que acompaña a la fiebre indica que conviene evitar un sobreesfuerzo digestivo. Su función depurativa y desintoxicante sugiere la necesidad de una dieta líquida de fácil asimilación. Aportar líquidos que arrastren toxinas de los tejidos a través del torrente circulatorio, a fin de expulsarlas con la orina o el sudor, e hidratarse bien para recuperar esas pérdidas acuosas.
Por tanto, ante una fiebre, aconseja:
1-Ingerir líquidos durante el día: uno o dos litros de agua según la cantidad de orina o sudor eliminados, ya que la fiebre puede provocar la pérdida de fluidos y, como consecuencia de ello, la deshidratación. Hasta que no desaparezca la fiebre no conviene iniciar una dieta sólida, y se ha de recurrir a frutas y ensaladas para la transición a la dieta habitual.
2-Alimentarse a base de:
- Zumos de frutas naturales, especialmente cítricas: arándanos, naranja, limón, frambuesas…(ricos en Vitamina C y citroflavonoides) que estimulan la inmunidad.
-Caldos de verduras depurativos (cebolla, apio, col…) sin aceite ni sal.
-Zumo de un limón (dos o tres tazones diarios).
-Infusiones de plantas depurativas (cola de caballo, salvia…), sudoríficas (saúco, jengibre…) y relajantes (tila…), que estimulen la limpieza y tranquilicen.
Todo esto puede acompañarse de preparados más específicos para la enfermedad que causa la fiebre (tomillo en problemas respiratorios, manzanilla en los digestivos…).
3-Descansar lo suficiente: La fiebre es un esfuerzo del organismo para limpiarse y curarse de una enfermedad. Para ayudarle a hacerlo lo antes posible, es importante descansar y concentrar todas las energías en recuperarse de la infección, por lo que durante esos días se descarta por completo la idea de hacer ejercicio físico.
4-Ducharse con agua tibia ayuda a relajarse, descansar mejor, y regular la temperatura corporal. Se debe descartar tanto los baños de agua caliente como los de agua muy fría, los primeros porque pueden elevar más la temperatura corporal, y los segundos, porque pueden disminuirla y causar escalofríos.
5-Mantener un ambiente fresco y ventilado.
Si se tiene una febrícula, o la temperatura no llega a 38 ºC, puede adoptarse inicialmente una actitud expectante con reposo y dieta líquida. El reposo siempre facilita que la mayoría del gasto energético se concentre en estimular el sistema inmunitario y los mecanismos internos de autorregulación, así como la combustión de toxinas.
El reposo, la dieta líquida y la sudoración son medidas que actúan en solidaridad con el organismo y facilitan la desaparición de la fiebre porque le ayudan a cumplir su función.
¿Cuándo hay que medicarse y por qué ser prudente?
La fiebre es quizás el más característico de los fenómenos de defensa del organismo. Es una respuesta a una agresión previa encaminada a restablecer la armonía perdida y la salud.
Cuando se prolonga o sube excesivamente en el tiempo, y la ayuda que hemos prestado no es suficiente, necesitamos un tratamiento supresivo eficaz para nuestro organismo. Los antitérmicos pueden ser útiles, pero no hay que olvidar que hay un problema pendiente que conviene abordar con un tratamiento depurativo para evitar recaídas. Así que la recomendación final de nuestra especialista es recurrir siempre al médico.