No es el descubrimiento de la pólvora: la coalición oficialista, o coalición multicolor, está atravesada por múltiples fisuras. La tan aclamada unidad no es más que una estrategia discursiva para sostener una imagen ante los medios y la tan vapuleada opinión pública, ya que en la interna se agitan diferencias importantes y casi todos los días tales desacuerdos toman estado público, atizan editoriales y titulares, o se miden en las discusiones -y en las votaciones- parlamentarias. Y uno de los socios más díscolos es, sin vueltas, Cabildo Abierto, el ya relativamente nuevo sector político que lidera el senador Guido Manini Ríos, que se ha esmerado en marcar ciertas distancias con los otros socios, especialmente con el Partido Nacional y la conducción del Poder Ejecutivo.
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En un oportuno libro, que desde este lunes ya está disponible en librerías, Fernando Amado -actual director de Turismo de la Intendencia de Montevideo- reconstruye el surgimiento de Cabildo y el papel de Manini Ríos en el mapa político local.
Y en algunos pasajes de esta edición, titulada Manini, el comandante sin jefe (Sudamericana), el líder cabildante se despacha con varios juicios, relatos, anécdotas, que dan cuenta de cómo es efectivamente la interna multicolor y de cómo es su relación con figuras como la del actual presidente Luis Lacalle Pou o Julio María Sanguinetti. Una historia que quizás no sorprenda, pero que tiene el valor de documentar y profundizar en el trasfondo político de las derechas vernáculas.
Y lo atendió a Luis sin pelos en la lengua
Ya es vox populi que la relación entre Manini Ríos y Lacalle Pou no es fluida ni se apoya en un lecho de rosas (o sí, pero con todas las espinas hacia arriba). Lo que ha quedado más que claro casi que desde el comienzo de la gestión de este gobierno coaligado.
En este libro de Fernando Amado, Manini disparó con todo: "Yo voy a ser sincero, nunca tuve amor por Lacalle Pou". Y siguió: "Más allá de que mi señora y mi suegro eran lacallistas, yo nunca fui lacallista, ni del padre ni del hijo. Pero capaz que alguna vez los voté, en el balotaje del 14".
"Pero no, nunca tuve honestamente ni participación ni feeling ni simpatía política con los Lacalle, ni con el Herrerismo, que son cosas diferentes. Se tiende a confundir y yo siempre digo que los menos herreristas de todos son el nieto y el bisnieto. Incluso el bisnieto se ufana de que no sabe la historia de su bisabuelo (Luis Alberto de Herrera), no tiene ni idea de quién era el bisabuelo y no quiere tener idea".
Para condimentar estos juicios directos, Manini repasó para este libro algunas anécdotas jugosas de las que el actual presidente no sale muy bien parado, a las que los lectores de Caras y Caretas seguramente podrán sumar otras historias de choques, presiones, diferencias con los nacionalistas y que han tenido difusión en este portal.