En la ciudad brasileña de Vitória, situada en la unidad federal de Espíritu Santo, la policía inició un paro que se ha prolongado durante los últimos seis días. Desde entonces se han sucedido los saqueos y la violencia, habiéndose registrado más de cien muertos. Los policías exigen un aumento salarial que está pendiente desde hace siete años. A pesar del envío de efectivos de las fuerzas armadas, la ciudad continúa en una situación de inestabilidad. El gobernador de Espiritu Santo, Paulo Hartung, considera que la posición del cuerpo policial es un chantaje a la población. “Lo que está pasando en es un chantaje. Es lo mismo que secuestrar la libertad de los ciudadanos del Estado y pedir el pago de un rescate”, expresó el funcionario en rueda de prensa. Varios omnibus han sido incendiados en la ciudad. También se han registrado saqueos de tiendas, negocios y almacenes. Seis centros comerciales cerraron sus puertas y el transporte público suspendió el servicio. También fueron cerrados centros escolares y servicios médicos. La actividad de los hospitales públicos se redujo a guardias mínimas. «Hacemos turnos de siete horas, y cobramos cerca de 500 reales por día (unos 160 dólares)», explica uno de ellos, dejando claro que no quiere ser filmado ni fotografiado. «Ni nos han llamado para conversar, han dado la espalda al funcionariado público», explicó a Efe un funcionario de policía. “Esto es un caos. Estamos aquí porque necesitamos el dinero, cuando deberíamos estar en casa con nuestras familias, pero con lo poco que cobramos, es imposible vivir», añadió. Vitoria es la capital de Espíritu Santo, tiene una población de 350 mil habitantes.
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