Menéndez destacó valor de la defensa para el desarrollo

La reunión que se desarrolló entre el 7 y el 10 de octubre en Cancún, México, es una instancia política multilateral de carácter internacional iniciada en 1995 y constituida por los Ministerios de Defensa del hemisferio. Tiene como finalidad promover el conocimiento recíproco, el análisis, debate e intercambio de ideas y experiencias en el campo de la Defensa y la Seguridad, o cualquier otro mecanismo de interacción que permita el logro de la misma. Indica el Ministerio de Defensa que los ciclos de la Conferencia son de dos años en que un país miembro asume la Presidencia de la misma. La función de mantener la memoria institucional ha sido asignada a la Junta Interamericana de Defensa, entidad de la Organización de los Estados Americanos.

Forman parte de la CMDA los países de las Américas que cumplan con los “Principios de Williamsburg”, acordados en 1995. Uruguay es uno de los países que integran la XIII Conferencia de Ministros de Defensa.

Menéndez, en su discurso sobre “Los desafíos de la Defensa en la región”, destacó que “nuestros Estados -y nosotros mismos-, debemos profundizar en el diseño y la eficiente implementación de políticas de desarrollo que sean integrales -transversales y sinérgicas-”.

“El desarrollo también implica que la soberanía sobre nuestros activos comprende políticas sectoriales diversas, desde diplomáticas, normativas y comerciales, hasta industriales y medioambientales; constituyendo el empleo del instrumento militar el último ratio de todo Estado para la protección y preservación de su integridad y soberanía”, subrayó el ministro.

“La Defensa, por encima de su concepción tradicional, es un factor relevante para el desarrollo social y democrático de los pueblos”, destacó Menéndez.

Destacó la necesidad de cambiar paradigmas y “nunca soslayar ni relativizar la profunda disparidad en materia socioeconómica que atraviesa al planeta, como factor explicativo a la escalada de violencia y desestabilización, ni tampoco podemos olvidar que nuestra América Latina es la región más desigual del planeta. Ante estas circunstancias, nuestros Estados -y nosotros mismos- debemos profundizar en el diseño y la eficiente implementación de políticas de desarrollo que sean integrales -transversales y sinérgicas-”.

Recordó que el desarrollo “también implica que la soberanía sobre nuestros activos comprende políticas sectoriales diversas, desde diplomáticas, normativas y comerciales, hasta industriales y medioambientales; constituyendo el empleo del instrumento militar el último ratio de todo Estado para la protección y preservación de su integridad y soberanía”.

Reafirmó el mensaje del presidente Tabaré Vázquez ante la Asamblea de las Naciones Unidas, cuando subrayó “nuestro histórico compromiso con un sistema internacional más participativo, justo, equilibrado y multipolar que se traduce en los principios básicos de nuestra política exterior”. Entre ellos mencionó el compromiso con el mantenimiento de la paz, apostando a la protección de civiles; el firme rechazo al terrorismo; el apoyo a la solución pacífica de las controversias y a la igualdad soberana de los Estados; el irrestricto apego y respeto al Derecho Internacional; compromiso con la promoción y protección de los Derechos Humanos y la adhesión a preceptos sustanciales como la no intervención en asuntos internos de otros Estados, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.

Tras destacar que las naciones del continente americano no son “hoy por sí potencias militares, ni industriales, ni tecnológicas, ni nucleares”, destacó que “contamos sí con riquezas que nos dan un enorme potencial. Ejemplos de ellas: la reserva de recursos naturales, alimentarios, la enorme concentración de biodiversidad, los recursos minerales fósiles y no fósiles, las fuentes primarias de energía y, en particular, el gran potencial para la producción de las llamadas energías limpias, en una superficie de más de 17 millones de kilómetros cuadrados habitada al 2017 por 421 millones de personas. Pero paradójicamente donde también habitan decenas de millones de pobres e indigentes”.

“Desde nuestra propia génesis -hace aproximadamente dos siglos-”, recordó el ministro, “estamos quienes nos identificamos y luchamos por los principios integracionistas de Artigas -Bolívar y San Martín-, entre otros, pero también existen y han existido los detractores de este pensamiento e ideario”. Y tras alertar sobre esto, subrayó que “ningún análisis puede soslayar que no logramos imprimir la velocidad de integración de forma sostenida y constante, en distintos ámbitos que los tiempos actuales demandan. A esa realidad no escapa la Defensa”.

Convocó a las naciones “más grandes y poderosas” a promover “el desarrollo hacia adelante”. No obstante, “hasta ahora, han primado las urgencias internas por sobre la sinergia de bloque”.