Los «temas de mujeres» parecen ser algo distinto de los temas en general. Antes ese término se utilizaba para hacer referencia al cuidado del hogar, a la maternidad, a la belleza y el cuidado personal, a la depilación y a la menstruación. Un eufemismo, un atenuante, un camino secundario a la ruta principal.
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En la misma categoría aparecen ahora temas como el feminismo, el cuestionamiento a la depilación y el concepto de belleza, la doble carga de trabajo, la brecha salarial. Temas de mujeres.
Es verdad, son temas de mujeres porque nos afectan principalmente a nosotras como sujetas políticas y de derecho, pero deberían importarnos a todas/os. Ese es uno de los grandes desafíos actuales, que realmente pongamos al mismo nivel estos temas.
Con ese espíritu es que nace la frase bastante escuchada «los derechos de las mujeres son derechos humanos». De ahí también el título de esta columna (un poco clickbait, no lo niego), porque hay muchas personas que aseguran que les importan las mujeres, pero eso no alcanza: hay que escucharlas. ¿Te importan las mujeres, o te importa lo que tienen para decir?
Es un avance que las mujeres hayamos obtenido voz y espacios públicos para debatir las desigualdades de género, pero la estructura encontró un vericueto para permitirnos decir sin tambalear mucho: hablamos, pero hablamos de nuestros temas. Si, por ejemplo, en un debate presidencial hay una categoría de economía y otra de sociedad y género, de pique la primera va al periodista hombre y la segunda a la mujer (esto, de hecho, sucedió en el último debate en Chile). Si ambos temas son igual de importantes, 1) ambas personas deberían estar preparadas para abordarlos; 2) cualquiera podría encargarse de cualquiera. El sesgo de género se reconvierte, y esta vez se viste de inclusión.
#25N, una nueva oportunidad
Las mujeres y los movimientos feministas tenemos varias victorias en los bolsillos, pero todavía falta. Mucho. Las embestidas de ultraderecha en la región, sumadas a la reticencia dentro de las izquierdas, complejizan el panorama.
Hay un punto que genera controversia: ¿cuál es el lugar de los varones en la lucha feminista? Esta nota no pretende compartir una respuesta definitiva. Cierto es que los posibles panoramas que se enuncian son o de involucramiento completo y extremo, al punto de opacar a las mujeres; o de ausencia total.
Estos debates responden a qué lugar queremos que ocupen los hombres. Es necesario, sin embargo, discutir cómo queremos que los ocupen. ¿Cómo queremos que se configuren las sociedades feministas?
Porque no alcanza con el mero apoyo, con decir que se está a favor del feminismo; para llevar a la práctica ese discurso es necesario entablar diálogos abiertos, sinceros y complejos sobre cómo estar, cómo participar, cómo construir una sociedad equitativa entre todas y todos.
Este #25N, día internacional de lucha contra la violencia hacia la mujer; o día de la no violencia hacia la mujer (aunque este nombre parece un poco idealista), no alcanza con que nosotras reclamemos, es esencial que quienes ejercen las violencias (con o sin voluntad, con o sin saberlo) también cuestionen la estructura y el sistema que nos rige a todas y a todos. La violencia hay que erradicarla desde la raíz, no la frena que quienes somos víctimas de ella nos protejamos o pidamos que no nos ataquen: es hora de erradicarla.
¿Por qué un día contra la violencia hacia las mujeres?
El 25 de noviembre de 1960, hace cuarenta y un años, las hermanas Mirabal fueron asesinadas por el dictador Rafael Trujillo en República Dominicana. Minerva, Patricia y María Teresa Mirabal eran acérrimas opositoras al régimen.
Treinta años después, en 1990, la ONU señaló esta fecha como el Día Internacional de Erradicación de la Violencia Contra la Mujer, como manera de conmemorar a las hermanas Mirabal, militantes comprometidas que no abandonaron su causa, y por ella fueron asesinadas.
Este día, ya desde el origen, muestra la importancia de las mujeres en la vida política y social, su rol protagónico en la defensa de las democracias y la violencia que sufren como reacción a su acción. Las mujeres, los temas de mujeres, siempre han sido de todas/os; los temas de mujeres siempre han sido temas humanos.
Este #25N, si te importan las mujeres, alzá la voz contra la violencia de género.