Por Meri Parrado
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El evento fue organizado por el Espacio 609 con el objetivo de recaudar fondos para la campaña. Más de 300 asistentes ocuparon sus sillas en el Hotel del Prado para escuchar la oratoria del senador en una sala en profundo silencio.
Al comienzo de su oratoria Pepe Mujica contó que esta era su primera salida durante muchos días declarándose como un «convaleciente». Aseguró que no quería tocar temas electorales ni caer en lugares comunes porque «había mucho ruido». Comentó que pretendía transmitir dos o tres preocupaciones centrales en las cuales tenía intenciones de trabajar «en la cabeza» de sus compañeros más jóvenes porque se trata de desafíos muy profundos.
Al hablar de desarrollo, Mujica hizo referencia a un escenario actual en el cual las transnacionales continúan prosperando y se adaptan a la incertidumbre y las repercusiones que ello tiene en nuestra economía. «Hay un proceso expropiatorio de las clases medias a nivel del mundo, con una economía que concentra la parte más jugoso del crecimiento en muy pocas manos», explicó.
Como respuesta a esa situación persiste, a su entender, un desconformismo latente y un descreimiento generalizado que afecta el desarrollo de nuestro continente. «Aquellas ramas más prósperas de la economía van cayendo en la propiedad de las grandes empresas transnacionales. Se producen procesos de congelamiento de nuestras pobres burguesías que cada vez están más coartadas en su capacidad de acción», señaló.
Según Mujica, desde el punto de vista de la economía, para todos los latinoamericanos la inversión directa extranjera se torna cada vez más vital. Sobre este punto, reconoció que esta situación impone condiciones. «Lo que debiera ser un resorte secundario se transforma en la espina dorsal», señaló.
En esta línea de pensamiento, el expresidente se cuestiona como debe actuar «la burguesía nacional». «¿Quién se va a plantear hacer jabones para competir con Colgate Palmolive?, imposible», razonó. A su entender, el uso del capital y la inversión para mover la economía debería ser la discusión más importante, pero es un debate ausente en esta campaña electoral. «La discusión es como definimos la miseria, como tapamos los agujeros, como ajustamos. Todo macanudo y con buena intención, pero por ese lado no arreglamos la crisis fiscal sino multiplicamos la inversión», aseguró.
Enfatizó con la idea de que el país requiere más inversión. «Plata tenemos, necesidad tenemos, pero no lo hacemos», cuestionó. De acuerdo a sus palabras, la explicación a esta situación podría ser la incertidumbre y falta de seguridad porque «nadie se va a arriesgar sino tiene seguridad». Para que eso cambie, «el estado tiene que jugar un papel distinto».
Al hablar de inversiones, hizo referencia a las plantas de UPM y los discursos recurrentes de que se trata de plata del Uruguay que anda dando vuelta y generando ganancias para otros. «El que critica que lo haga mejor», desafió.
Por otro lado, habló de diversas situaciones que se deben atender y que requieren de recursos entre los cuales hizo referencia al feminicido y la tercera edad. «Necesidades sobran, pero hay que poner más plata. El Estado tiene que invertir ,asociado con los privados,para generar recursos. Y que los privados, tirando el carro de ellos, sin querer favorezcan al Estado. Lo hace el Estado o las multinacionales se quedan con todo y terminamos trabajando de peones para multinacionales. Ese es el destino que tenemos por delante», expresó.
«El progreso social indica que necesitamos un Estado que tenga cada vez más recursos. Concebir un estado inversor es asegurarse un Estado que apreté menos lo impositivo. De lo contrario la otra alternativa es exprimir la naranja», agregó.
Por otro lado, también habló sobre el papel de la enseñanza y su relación con el mundo laboral. «Estamos contentos porque tenemos 50.000 universitarios nuevos que tiene la importancia que sus padres no eran universitarios. Pero sino generamos trabajo los vamos a exportar y entonces estamos haciendo el papel de la pavota»
El avance de la tecnología y la relación con el consumo fue otras de las preocupaciones que manifestó el expresidente. A su entender, vivimos en un mundo que está cambiando «a caballo de la civilización digital y acompañado de una cultura centrada en el consumo donde se confunde ser con tener». Para Mujica la idea de felicidad está más vinculada a los éxitos que pueda generar el mercado, pero «esta es una discusión para otro momento de la vida».