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Elecciones

¿Cruje la hegemonía colorada en Paraguay?

El próximo 30 de abril Paraguay acudirá a las urnas para elegir un nuevo presidente de la República.

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El 30 de abril Paraguay votará entre el continuismo y la alternancia. Santiago Peña, del conservador Partido Colorado, y Efraín Alegre, al frente de una coalición con apoyo progresista, medirán sus fuerzas en unos comicios fuertemente polarizados.

El próximo 30 de abril Paraguay acudirá a las urnas para elegir un nuevo presidente de la República. Además de la elección del primer mandatario, también se votará la renovación del Senado y de la Cámara de Diputados, gobernadores y miembros de juntas gubernamentales.

Si bien se presentan otras nueve candidaturas, las de Peña y Alegre son las que acaparan la atención y las que cuentan, al menos en sondeos preliminares, con mayor intención de voto. Ambos postulantes tienen el respaldo de partidos tradicionales (el Colorado y el Liberal Radical Auténtico, PLRA), que cuentan con una buena cantidad de afiliados y de recursos, algo de lo que carecen el resto de las fuerzas políticas que participan de la contienda electoral. Aun así, otras candidaturas, como la del ex-senador Paraguayo Cubas y la del ex-ministro del Interior, Euclides Acevedo, podrían restar votos tanto a Alegre como a Peña.

El Partido Colorado es una fuerza central en estas elecciones. Y lo ha sido en todas las demás. Los colorados, que llevan como candidato a Santiago Peña, detentan hoy la jefatura del Estado, a cargo de Mario Abdo Benítez, y así lo han hecho durante 76 años. Desde 1947, los colorados han gobernado el país –tanto bajo gobiernos civiles como militares– y fueron también el soporte político de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). El actual presidente Abdo Benítez es, de hecho, el hijo del secretario privado de Stroessner y fue criado al amparo de la dictadura. El poder de los colorados solo mermó en 2008, cuando se produjo un breve periodo de alternancia tras el triunfo del obispo progresista Fernando Lugo, pero esta experiencia fue interrumpida abruptamente en 2012 mediante un procedimiento parlamentario de destitución exprés que estuvo plagado de irregularidades. En la elección del año siguiente (2013), los colorados volvieron al poder y volvieron a exhibir su sólida estructura política, basada en una lógica de poder cimentada de manera casi exclusiva en el aparato del Estado y en el clientelismo electoral. Este ha sido uno de los factores que ha contribuido en gran medida a su éxito en las diferentes contiendas electorales, amén de otros elementos de orden histórico y cultural.

Efraín Alegre es el candidato opositor. Se presenta por la Concertación para un Nuevo Paraguay, que reúne a la mayor parte de las fuerzas que antagonizan con los colorados. El conglomerado es ciertamente amplio, en tanto está compuesto por partidos y movimientos muy heterogéneos y distintos entre sí. En la alianza confluyen el PLRA –presidido por el propio Alegre–, el Partido Revolucionario Febrerista (PRF) –de corte progresista–, el Partido Encuentro Nacional (PEN) –de tendencia socialdemócrata–, el Partido Patria Querida (PPQ) –de derecha y conservador–, entre otros.

Las candidaturas expresan proyectos políticos distintos y, en los últimos tiempos, evidencian un proceso de polarización que atraviesa a la sociedad paraguaya.

El candidato colorado

El camino de elección del candidato colorado no fue fácil, en tanto el partido vive una división entre dos de sus principales referentes: el actual presidente Abdo Benítez y el ex-mandatario Horacio Cartes. Las acusaciones entre las dos principales figuras coloradas han sido explícitas y se han centrado en diversas denuncias de corrupción. Abdo Benítez ha insistido en que Cartes hace política gracias a su dinero «proveniente del contrabando», sobre todo de cigarrillos, mientras que Cartes ha afirmado que el actual presidente dirige una campaña en su contra que ha redundado en una serie de sanciones impuestas por Estados Unidos.

Aunque tanto Cartes como Abdo Benítez se ubican en la derecha y ambos forman parte del mismo partido, sus disputas no han dejado de crecer. El primero, que lidera la corriente Fuerza Republicana, impulsó la candidatura presidencial de Arnoldo Wiens, su ex-ministro de Obras Públicas, luego de sostener la de su vicepresidente, Hugo Velázquez, quien fue tachado de «significativamente corrupto» por autoridades estadounidenses y se vio obligado a abandonar la disputa. Cartes, que lidera la corriente Honor Colorado, impulsó a Santiago Peña, quien fuera ministro de Hacienda durante su mandato presidencial. Las elecciones internas reflejaron fuertemente la división partidaria. Wiens acusó al cartismo de querer «retornar al poder para conseguir impunidad» en los procesos judiciales en su contra y adujo que Peña no era más que el «empleado del patrón». Peña, en cambio, eligió una campaña más moderada contra su adversario interno y aseguró que su lucha no era ni contra Wiens ni contra Abdo Benítez. Sin embargo, en enero de 2021, Peña también arremetió contra Abdo y sus colaboradores acusándolos de pillos peajeros, tras conocerse la noticia de un supuesto negociado con Petróleos de Venezuela (PDVSA).

El ex-presidente Cartes, impulsor de la campaña de Peña, tiene un historial complejo. En junio de 2022 fue acusado por Estados Unidos de obstruir una investigación internacional sobre el crimen organizado (presuntos lavado de activos y conexión con organizaciones terroristas). Meses después, en enero de 2023, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones financieras a Cartes, por lo cual este tiene bloqueado el uso del sistema financiero estadounidense, además de no poder hacer negocios con empresas de ese país, entre otras medidas.

La mencionada situación afectó al Partido Colorado, impidiéndole conseguir un crédito bancario de 37.000 millones de guaraníes (más de 5 millones de dólares) para el financiamiento de unas 768 candidaturas partidarias. Esto se debe a que Cartes es también el actual presidente del partido y, debido a las mentadas sanciones, delegó la gestión de los créditos en miembros de la Junta de Gobierno del partido. A apenas semanas de las elecciones generales, los bancos de plaza aún no han otorgado este préstamo, lo que ha generado un clima de incertidumbre entre los colorados y debilitado la campaña electoral.

Los rivales

Efraín Alegre, actual presidente del PLRA, dirigió la cartera de Obras Públicas y Comunicaciones durante el gobierno de Lugo. Alegre presenta un perfil centrista, con algunas tonalidades progresistas. Se integró al Partido Liberal Radical Auténtico siguiendo los pasos de su líder, Domingo Laíno, opositor a la dictadura de Stroessner.

Esta es su tercera postulación como candidato a la Presidencia. La primera vez compitió en las elecciones de 2013 contra Horacio Cartes, quien resultó vencedor con 45,8% de los votos frente a 36,2% que logró Alegre; luego volvió a presentarse en las elecciones generales de 2018 y perdió ante el actual presidente de la República, Mario Abdo Benítez, por apenas 3,7 puntos de diferencia. Incluso hubo denuncias de fraude electoral por parte de las fuerzas de la oposición, aunque estas fueron rechazadas por el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE).

En esta oportunidad, Alegre ha logrado conformar un espacio amplio para buscar la alternancia en el poder. Y ha sido elegido, al igual que su compañera de fórmula Soledad Núñez, en comicios internos realizados en diciembre de 2022, en los que incluso han votado personas sin afiliación partidaria mediante el uso del padrón nacional con autorización del TSJE.

Durante su campaña, Alegre ha dirigido los dardos contra Peña, apuntando sobre todo a la cuestión de la corrupción.

Al mismo tiempo, la oposición buscó darles a sus propuestas un contenido social. Entre ellas está la recuperación del sistema de salud, mediante un sistema «público, gratuito y de calidad», con la construcción de hospitales en distintos departamentos del país, frente a la vocación privatizadora de Peña.

El apoyo del Frente Guasú, liderado por Lugo, se efectivizó luego de una serie de idas y vueltas. Finalmente, el 15 de agosto de 2022 Esperanza Martínez, hasta entonces la candidata presidencial de esa fuerza, declinó su postulación para apoyar a Alegre en el gran frente anticolorado. Desde ese momento, los sectores más progresistas se han vuelto trascendentales en el armado opositor.

Lo que viene

Por primera vez en Paraguay, una manifestación de la política exterior ha tenido efectos directos y puntuales en la dinámica electoral. Ya en 2022, una serie de situaciones vinculadas a Estados Unidos habían influido en los comicios internos del Partido Colorado en la puja entre las facciones Honor Colorado y Fuerza Republicana.

Luego de las sanciones del gobierno estadounidense, se percibe un debilitamiento de la campaña electoral colorada que, cuando menos, carece del ímpetu y del dinamismo de elecciones anteriores. Por su parte, la Concertación ha conseguido más protagonismo gracias a sus constantes apariciones mediáticas y la visibilidad de sus propuestas programáticas en ámbitos de salud, seguridad y educación, lo que aparentemente le permite captar mayor atención de la ciudadanía.

En esta coyuntura incierta, las encuestas de intención de voto tampoco aportan claridad. Los resultados de estos sondeos varían de acuerdo con quién contrate y pague a las firmas consultoras responsables. En los dos últimos meses, las encuestas han arrojado resultados disímiles: unas hablan de un triunfo de Peña, otras de uno de Alegre y algunas aventuran un empate técnico entre ambos contendientes. En concreto, estos sondeos son parte de las estrategias de marketing electoral.

Pese a la situación de significativa asimetría para la competencia electoral generada por décadas de privilegios del Partido Colorado, en las últimas semanas se ha instalado un clima de suspenso, que aumenta a medida que se acerca la fecha decisiva. Lo que se plantea como cuestión clave en estos comicios no son tanto los programas de gobierno como la elección entre el continuismo y la alternancia, en un país donde los colorados siempre corren con ventaja.

Fuente: Rebelion.org

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