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Tras huir de Italia, se instaló por varios años en Brasil hasta que, en 2002, se mudó a Uruguay, donde vivió 15 años en Punta del Este como un empresario ítalo-brasileño, con una cédula de identidad uruguaya a nombre de Francisco Antonio Capeletto Souza.
Morabito cometió el descuido de anotar a su hija en un colegio con el apellido real. Eso llamó la atención de las autoridades y meses después, tras una pelea con su esposa, el calabrés fue localizado en un hotel del centro de Montevideo donde fue detenido el 4 de setiembre de 2017 y encarcelado en Cárcel Central -acusado por el delito de falsificación de documentos- donde debía esperar su inminente extradición a Italia.
Pero el capo narco se anticipó y escapó espectacularmente el 23 de junio de 2019, junto a dos delincuentes brasileños y uno argentino, con la complicidad de guardiacárceles, la ayuda de dos miembros de una ‘ndrina afincada en Buenos Aires que aportaron logística y dinero y la inocente colaboración de la dueña del apartamento lindero a la exprisión que les prestó plata para que tomen un taxi. Durmieron en un restaurante de Punta Carretas y al otro día viajaron a Minas. Los sudamericanos fueron detenidos rápidamente. Pero, de Morabito, no se supo más nada.
La reinvención de Morabito en Brasil y la sociedad con Pasquino, el delator
Luego de estar nuevamente prófugo por casi dos años, el capo de la ‘Ndrangheta fue detenido el 24 de mayo de 2021 en el complejo de apartamentos turísticos Ecco Summer, ubicado en la playa de Tambaú, en João Pessoa, en el estado de Paraiba.
En el operativo coordinado por Policía Federal brasileña con apoyo de la Agencia Brasileira de Inteligencia (Abin) y la Policía italiana en el marco del Servicio de Cooperación Internacional de Interpol contra la 'Ndrangheta (I-Can), capturaron junto a Morabito al turinés y también miembro de la mafia calabresa, Vincenzo Pasquino, quien se mudó a Brasil en 2017 y fue mano derecha de “U Tamunga”.
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Morabito y Pasquino cuando fueron detenidos en Brasil.
Pasquino, conocido dentro del PCC como “Enzo”, desde que se unió en 2011 a la ‘ndrina Agresta de Volpiano -que opera en el Piamonte (norte de Italia)- tenía fuertes vínculos con miembros albaneses de la mafia de los Balcanes que ganaban 5.500 euros por kg enviado desde Santos. A su vez, Morabito se valía de la ayuda de narcotraficantes serbios que utilizaban nombres en clave: John Gotti y Don Cale.
Según los resultados de las investigaciones, Pasquino habría ocupado el lugar de Nicola y Patrick Assisi, detenidos en julio de 2019, señalados como los principales narcotraficantes de la mafia calabresa que operaban desde San Pablo. Desde su caída, los investigadores identificaron que Pasquino heredó el rol de los Assisi y se unió al prófugo Morabito que, luego de huir de Uruguay, se ocultó durante un tiempo en Paraguay, luego en Perú y finalmente en Brasil, con la ayuda de Pasquino.
A mediados de 2022, Morabito fue extraditado a Italia, y en marzo de este año fue el turno de Pasquino, que al poco tiempo de llegar a su tierra natal hizo un acuerdo con la Justicia que impactó fuertemente en el esquema del narcotráfico global.
A partir de los detalles brindados por Pasquino al fiscal jefe de Reggio Calabria, Giovanni Bombardieri, publicados en parte por algunos medios italianos y el medio brasileño Estadao a fines de noviembre, se develó que Morabito continuó gestionando el tráfico internacional de cocaína durante su ocultamiento, manteniendo continuos contactos con los líderes de la 'Ndrangheta en Italia.
Según los mensajes interceptados del sistema Sky ECC, la Justicia italiana obtuvo pruebas de que, tres meses después de huir de Uruguay, Morabito organizó en 2019 el envío de un cargamento de 200 kg de cocaína desde Brasil hacia Italia.
En Brasil, Morabito y Pasquino utilizaron sus contactos en Ponta Porã, Camboriú, Río de Janeiro, Fortaleza, João Pessoa y fundamentalmente en Guarujá (San Pablo), donde Morabito había comprado dos casas en el condominio de Acapulco —una de ellas por 20 millones de reales—, que fue uno de los tantos lugares en los que Morabito y Pasquino vivieron, y crearon sociedades offshore para lavar dinero del narcotráfico con la compraventa de propiedades en varias zonas de San Pablo.
Desde Santos, Paranaguá e Itajaí hacia Amberes, Rotterdam y Gioia Tauro
De hecho, durante un primer momento se aliaron con importantes miembros del PCC como André de Oliveira Macedo, más conocido como "André do Rap", uno de los encargados del narcotráfico internacional del PCC en Santa Catarina y la Baixada Santista, que aportaba la logística necesaria para embarcar cargamentos desde los puertos brasileños, fundamentalmente el más grande del país: Santos.
Uno de los casos investigados por la Policía de San Pablo, que terminó siendo la punta del iceberg, fue el envío de un modesto cargamento de cocaína en un Fiat Mobi que transportaba la droga hasta Balneario Camboriú, donde los italianos y los albaneses utilizaban los apartamentos de los narcotraficantes brasileños.
El auto, interceptado por la Policía Federal de Caminos, estaba guardado en el garaje del edificio utilizado por Morabito. A su lado, las cámaras captaron a los albaneses Enert Begorataj y Leart Gjimaraj y a los italianos Morabito y Pasquino.
Otro contacto importante para los italianos fue el Everton dos Santos da Silva, Mormai o Tío, también miembro del PCC afincado en el barrio Perequê, Guarujá, al tiempo que Morabito fue ayudado por otro mafioso italiano: Giovanni Falzea, quien le consiguió nuevos documentos falsos. Los “hombres de confianza” que viajaban entre San Pablo y Milán eran una alternativa para enviar los recursos necesarios a Sudamérica para mantener activa la red del grupo narco. Uno de esos giros, de 30 mil euros, que fue enviado a través de un italiano a Morabito en Brasil, fue confiscado por la Policía brasileña cuando el emisario desembarcó en Río. Para no levantar sospechas, Falzea se movía discretamente en buses. Pero, aun así, tuvieron que trasladar algunas operaciones al noreste para escapar de la vigilancia.
Según la investigación en Brasil y los datos aportados por Pasquino en Italia, la organización de Morabito envió al menos diez cargamentos de cocaína a Europa entre 2019 y 2021. Un cargamento de 275 kg enviado desde Brasil a Amberes en marzo de 2020, poco antes del cierre de ese puerto por la pandemia, que estaba escondido en el baúl de un barco, fue detectado a su llegada por la Policía belga. En los puertos de Santos e Itajaí utilizaban este método de esconder la droga en los compartimentos por debajo del nivel del agua, utilizando buzos profesionales.
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Gioia Tauro, el puerto italiano más utilizado por la 'Ndrangheta.
Este clan de la 'Ndrangheta también envió alijos de cocaína a los puertos Rotterdam (Países Bajos) y al de Gioia Tauro (Italia). Pero el principal puerto de embarque tuvo que ser cambiado durante la pandemia, puesto que los controles aumentaron en Santos, y buscaron alternativas como el puerto de Paranaguá (PR), donde Pasquino decía tener un “esquema seguro” para esconder cocaína en cargamentos de carne refrigerados; aun así, perdieron 263 kg en esos envíos.
En la última etapa, Morabito y Pasquino también enviaron cargamentos desde Colombia y Panamá. De hecho, uno de esos cargamentos, de 600 kg, que iban a Salónica (Grecia), fue incautado en el puerto de Colón.
Morabito pagó cargamentos de droga con armas de guerra
En 2023, una investigación de la Europol, que concluyó con la operación Eureka, reveló que Morabito negoció varias entregas de armas de guerra con el PCC como forma de pago por los envíos de cocaína a Europa. En la denuncia, el fiscal Bombardieri menciona que el capo negoció el envío a Brasil de un contenedor lleno de armas de guerra procedentes de países de la ex Unión Soviética.
Según el fiscal, las armas pertenecían a un grupo terrorista de Pakistán y la organización criminal utilizó restaurantes como fachada para el blanqueo de capitales. Por ese caso fue detenido en Portugal el italiano Domênio Giorgi.