Por Pedro Pierre
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El ‘Via crucis” de Julian Assange va a tener 10 años en el 2023… por el mero hecho de informar la verdad espantosa de las guerras norteamericanas después de filtrar documentos del gobierno de Estados Unidos.
Esto ocurre en Europa, cuna de los Derechos Humanos del Occidente, heredados del lema de la revolución francesa: “Libertad, igualdad y fraternidad”. ¡Cuán lejos estamos de este ideal europeo que dio origen a los tiempos modernos, rompiendo con la esclavitud de la Edad Media en ese continente!
El gobierno de Estados Unidos ha logrado que la justicia británica declarara justificada su solicitud para juzgar a Assange en su territorio por la denuncia de espionaje… Julian Assange, australiano de 50 años, padre de varios hijos, no hizo más que su trabajo de periodista internacional: fundador, editor y portavoz del sitio web WikiLeaks. En Estados Unidos podría recibir una condena correspondiente a 150 años de prisión o a la pena de muerte. Todo eso es un tremendo golpe a la libertad de prensa y de expresión al nivel mundial. Por este motivo el presidente de México, Andrés López Obrador, declaró que era tiempo de “desmontar la estatua de la libertad en Estados Unidos” y ofreció asilo a Assange en su país. En cuanto a la Federación Internacional de Periodistas, su presidenta Dominique Pradalié, demandó que el fundador de WikiLeaks “sea liberado, rehabilitado y entregado a su familia… Cuando el hecho de denunciar crímenes es considerado criminal, esto significa que estamos gobernados por criminales”.
La persecución internacional en contra de Assange comenzó buscando pretextos para apresarlo y llevarlo a Estados Unidos. En Suecia se lo acusó de violación; pero este cargo fue desechado varios años después mientras estaba aislado en la embajada de Ecuador en Inglaterra. En solidaridad con Assange, el ex presidente Rafael Correa lo había aceptado como refugiado político en 2013. Su situación se complicó unos años después cuando el ex presidente Lenin Moreno decidió entregarlo sin más a la justicia inglesa que desconoció la decisión sueca, prefiriendo satisfacer la demanda norteamericana. Por la decisión del ex presidente Moreno, los ecuatorianos nos llenamos la vergüenza por ser tildados de traidores al derecho internacional de asilo político. Como país nos hemos arrastrado a los pies del gobierno norteamericano al no presionar al ex presidente ecuatoriano para revocar tal decisión. «Es un precedente nefasto para el periodismo de investigación y la libertad de expresión.» ¡Bien pocos fuimos para protestar contra esta traición y vergüenza!
Otro periodista perseguido por EE.UU. y asilado en Rusia, Edward Snowden, exagente de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. y de la CIA, quien reveló en 2013 la existencia de programas de espionaje electrónico masivo en el país norteamericano, twitteó que la extradición de Assange «es un símbolo atroz de hasta qué punto ha decaído el compromiso de los gobiernos británico y estadounidense con los derechos humanos».
Tiene razón el presidente Vladimir Putin cuando advierte que “la Unión Europea perdió su soberanía política y sus élites bailan al son de otros, perjudicando a sus propios pueblos y empresas». Julian Assange y toda la prensa mundial son las grandes víctimas de esta sumisión vergonzosa. Desde años ya, el neoliberalismo ha invadido los gobiernos de Europa. La OTAN (Organización militar del Tratado de los países del Atlántico Norte) es el nuevo “caballo de Troya” que ha logrado la obediencia ciega a los proyectos hegemónicos de Estados Unidos. Esta hegemonía neoliberal de Estados Unidos sobre Europa comenzó en los años ’80 del siglo pasado con la primera ministra de Inglaterra Margaret Thatcher. Con la implosión la URSS (Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas) y la consecuente caída del muro de Berlín en 1989, la OTAN hubiera tenido que regresar a los Estados Unidos ya que el Pacto Militar ruso de Varsovia había dejado de existir. A partir de esta invasión silencioso, la OTAN fue el medio para dominar Europa militar, política, ideológica y económicamente. Lo vemos actualmente por el número de tropas norteamericanas que va a pasar de 80 a 300,000. Los gobiernos socialistas fueron sustituidos por gobiernos neoliberales. Los medios de comunicación europeos dependen de unos monopolios del gran capital internacional. Se logró lo impensable en una Europa que se prevalece de ser el faro de una cultura mundial: ¡la prohibición de recibir informaciones desde Rusia y la criminalización de su cultura milenaria! por la guerra en Ucrania provocada, según el papa Francisco, por “los ladridos de la OTAN a las puertas de Rusia”. Ahora Estados Unidos se ofrece para ayudar a Europa para superar la crisis energética causada por la negativa europea de comprar el gas y el petróleo rusos. ¡Ya el gobierno español está firmando contratos con empresas norteamericana, a un precio 3 veces mayor que el de las empresas rusas! Y en estos días el dólar es más fuerte que el euro… Se manifiesta una cierta división entre los países europeos y algo de descontento en sus ciudadanos… pero “el neoliberalismo norteamericano va porque va”.
Julian Assange es la mayor víctima de esta aberrante situación… Pero todos tendremos mayores limitaciones para expresarnos libremente y zafarnos a corto plazo del neoliberalismo y de los gobiernos latinoamericanos que lo promueven. Debemos renovar nuestra certeza en la fuerza de los pobres conscientes, organizados y valientes para seguir luchando con la inmensa estatua del imperialismo norteamericano que, según el profeta bíblico Daniel, “tiene los pies de barro”. Su neoliberalismo “quiere salvar al mundo empujándonos al barranco”. A cada uno, los grandes luchadores nos dicen: “Si luchas puedes perder, pero si no luchas estás perdido” … El presidente de la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador), Leonidas Iza, acaba de confirmárnoslo: “La lucha es la madre de todos los derechos” … Así no se dará la debacle de la solidaridad ni con Julian Assange ni entre nosotras y nosotros, las y los latinoamericanos.
Caras y Caretas ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.