El líder supremo de Irán, Alí Jameneí, rompió el silencio tras el cese del fuego en lo que ya se conoce como la “guerra de 12 días”, un conflicto de alta intensidad entre Irán e Israel que involucró directamente a Estados Unidos. A través de su cuenta en la red social X, el ayatolá celebró lo que definió como una “victoria sobre el falso régimen sionista” y un “triunfo sobre el régimen estadounidense”.
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“A pesar de todo su ruido y sus reclamos, el régimen sionista, bajo los golpes de la República Islámica, ha quedado prácticamente derrotado y aplastado”, escribió el líder iraní, destacando lo que considera un debilitamiento estratégico de su adversario regional. En un segundo mensaje, agregó que “Estados Unidos intervino porque entendió que, si no lo hacía, el régimen sionista sería completamente aniquilado”, asegurando que la intervención estadounidense no logró ningún objetivo concreto.
Relato cruzado de la victoria
A pesar del cese del fuego, ninguno de los actores involucrados parece dispuesto a reconocer una derrota. Israel, Irán y Estados Unidos han emitido declaraciones adjudicándose la victoria.
Desde Tel Aviv, el primer ministro Benjamín Netanyahu afirmó que su país logró una “victoria histórica” y aceptó el alto el fuego tras “alcanzar los objetivos de la operación, en plena coordinación con Estados Unidos”. Según medios oficiales israelíes, el operativo incluyó ataques dirigidos a infraestructura militar iraní y capacidades de lanzamiento de misiles.
Por su parte, el presidente estadounidense Donald Trump declaró que los bombardeos del 21 de junio, dirigidos a plantas nucleares iraníes, resultaron en su “total destrucción”. Sin embargo, informes de medios internacionales contradicen esta versión: documentos filtrados indicarían que los daños fueron menores y que el programa nuclear solo se habría retrasado por unos meses.
Contexto del conflicto
La escalada bélica se desató el pasado 13 de junio, cuando Israel lanzó un ataque sorpresa sobre territorio iraní, sin una declaración formal de guerra. Irán respondió con una serie de ofensivas que incluyeron ataques con misiles de largo alcance y drones sobre bases militares y ciudades israelíes, mientras se intensificaban las tensiones diplomáticas en toda la región.
El conflicto dejó un saldo aún no confirmado de víctimas y generó preocupación internacional por su potencial para derivar en una guerra regional a gran escala.
El cese del fuego no implica necesariamente una distensión duradera. Las declaraciones cruzadas entre Teherán, Tel Aviv y Washington evidencian que el conflicto sigue abierto en el plano político y simbólico. Mientras los líderes celebran sus respectivas "victorias", analistas advierten que la región podría volver a encenderse si no se logra establecer un canal de diálogo efectivo.
Por ahora, la tregua ofrece una pausa frágil y deja al descubierto la magnitud de una confrontación que no ha terminado de resolverse, ni en el terreno ni en la narrativa pública.
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