Tras el arrollador triunfo, superando el 55 % de los votos en el balotaje del domingo 19 de noviembre, que consiguió con su novel agrupación La Libertad Avanza y el apoyo de la mayoría de los dirigentes de Juntos por el Cambio, específicamente los que responden al PRO, Milei ocupará por cuatro años el edificio de Balcarce 50: la Casa Rosada. El resultado electoral del pasado domingo ha generado expresiones de alivio y confianza en el líder libertario a la par de mucha incertidumbre, sensaciones de estar dando una fuerte marcha atrás o un salto al vacío.
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Desde su aparición en los medios como panelista, Milei mostró su perfil histriónico y transgresor. Los modos violentos, las ideas polémicas y el corrimiento del límite de lo decible fueron claves para entender su consolidación mediática, su arribo a la política y su meteórica trayectoria que en menos de dos años le permitió pasar de ser diputado nacional (diciembre 2021) a presidente electo (noviembre 2023). Pero también existía una sociedad que fue interpelada e interpretada por el economista de 53 años.
Han proliferado -y se multiplicarán- una serie de podcasts, artículos académicos, de prensa, análisis periodísticos, sociológicos, etnográficos y demás que buscan explicar el fenómeno Milei. Se ha navegado por las explicaciones que tratan el voto bronca, el voto económico, el antiperonista.
El Estado mínimo: la reducción de ministerios
El presidente electo anunció el fin del gradualismo y la aplicación inmediata de políticas de shock. Milei afirmó el lunes siguiente a las elecciones que “todo lo que pueda estar en las manos del sector privado va a estar en las manos del sector privado”. Este enunciado está en la misma frecuencia que la icónica declaración de Roberto Dromi, entonces ministro de Obras y Servicios Públicos durante el primer gobierno de Carlos Saúl Menem, donde sentenció “nada de lo que deba ser estatal, permanecerá en manos del Estado”.
Milei anunció que pasarán a ser privadas YPF -la petrolera estatal-, Radio Nacional, la Televisión Pública, la agencia de noticias estatal Télam, Aerolíneas Argentinas pasarían a manos de sus trabajadores sin participación económica del Estado; derogar la ley de alquileres e ir a un sistema de pacto entre el propietario e inquilino en la moneda que acuerden; se reflotó la posibilidad de renuncia de la patria potestad por parte del padre, entre otros anuncios que seguirán emergiendo desde las filas libertarias.
También advirtió en su discurso triunfal que no habrá lugar para los violentos, que serán “implacables con aquellos que quieran usar la fuerza para mantener sus privilegios”. De la misma manera, su principal aliado, Mauricio Macri, estableció que se preparan para la salida de “los orcos” a las calles, un eufemismo cargado de significados para referirse a los movimientos sociales, sindicalistas, piqueteros. Por otro lado, afirmó que los jóvenes libertarios no se quedarán en sus casas.
Por su parte, otra de las incógnitas fuertes que se generan es cómo va a gobernar y su capacidad de negociación. Su armado logístico en territorio es prestado desde Juntos por el Cambio, no tiene gobernadores propios, posee 7 senadores, 38 diputados. Para la presidencia de la Cámara de Diputados -que además se constituye como el tercero en la línea de sucesión presidencial- se maneja muy fuertemente el nombre de Cristian Ritondo, actual diputado nacional del riñón del PRO y muy cercano tanto a Patricia Bullrich como a Mauricio Macri. También se maneja el nombre del libertario Oscar Zago e incluso del peronista Miguel Ángel Pichetto.
Entre vos y yo: el resultado del balotaje
La sorpresa por el resultado se comenzó a evidenciar con los primeros datos de mesas testigos, particularmente en Provincia de Buenos Aires, lo que llevó al candidato oficialista a reconocer su derrota muy temprano de la tarde-noche dominical. Es que ahí se constituyó la gran derrota de Massa, en realidad victoria por escaso margen, en el bastión peronista por excelencia: la Provincia de Buenos Aires.
Los análisis electorales previos anunciaban que para que el exintendente de Tigre fuera competitivo con Milei (y pudiera descontar, en parte, los previsibles malos resultados de la franja central de Argentina, vale decir, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Ciudad de Buenos Aires), la diferencia tendría que ser de por lo menos 14 puntos (un escenario de 57 %-43 %), lo que redundaría en una ventaja de aproximadamente 1.500.000 votos. La realidad fue otra: Massa ganó por 142.500 (50,73 %). La derrota era inminente. De hecho, Massa solamente ganó en 3 provincias, el ya mencionado caso de Provincia de Buenos Aires, Formosa y Santiago del Estero. El país se había pintado de violeta y el libertario se aseguraba el sillón de Rivadavia.
La democracia debilitada
Javier Milei está lejos de ser el primer líder autoritario que accede al gobierno a través de las urnas. Tanto él como particularmente su compañera de fórmula, Victoria Villarruel son antipluralistas, se han posicionado contra los avances en la agenda de derechos y las políticas sociales, además de mostrarse en reiteradas ocasiones agresivos con quienes expresan ideas diferentes a las que ellos sostienen y reivindicar las violaciones de los derechos humanos durante la última dictadura militar.
Argentina celebró irónicamente los 40 años de democracia votando a LLA y su paquete de propuestas regresivas con un candidato que no disimula en mostrar altos niveles de intolerancia y agresividad. Independientemente de cuáles de sus proyectos logre concretar, es probable que consolide cierto estilo de violencia política, al igual que logró hacerlo Jair Bolsonaro en Brasil, que altere los pactos de convivencia democrática que parecían ser sólidos.
Desde LLA se impugna al sistema democrático en nombre de la libertad y los derechos individuales, logros valiosos y difíciles de obtener. La crítica hacia los políticos y la frustración por la falta de progreso en el bienestar y las oportunidades personales se convierten abiertamente en una crítica al sistema en su conjunto. Días previos al balotaje, desde el partido de Milei se generó un clima particular de denuncia y vigilancia ante un posible fraude electoral.
Al respecto, Adam Przeworski en Las crisis de la democracia (2022) señala que la primera lección que nos dejan algunas experiencias recientes de procesos de autocratización o desconsolidación de las democracias es que ninguna incluye mecanismos institucionales que las protejan de ser subvertidas por gobiernos electos democráticamente. Argentina se enfrenta al desafío de no ser el nuevo caso que confirme la norma.
Por Valeria Bonomi y Federico Musto