El presidente de Rusia, Vladímir Putin, negó que la caída de Bashar Asad en Siria suponga una derrota para Moscú y dio por cumplidos todos los objetivos que se había propuesto con la intervención militar en este país árabe hace casi una década.
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"Ustedes quisieran presentar cuanto sucede en Siria como un fallo o una derrota de Rusia, pero le aseguro que no es así", respondió Putin a un periodista del canal de televisión estadounidense NBC durante una rueda de prensa anual combinada con una línea directa con la ciudadanía.
El mandatario ruso enfatizó que Moscú alcanzó su objetivo de prevenir la transformación de Siria en un baluarte del terrorismo." Llegamos a Siria hace 10 años para impedir la creación de un enclave terrorista como el que observamos en otros países, por ejemplo, en Afganistán. En general, hemos logrado nuestros objetivos", comentó. Además, el mandatario ruso afirmó que aún no se ha reunido con el expresidente sirio Bashar Asad (2000-2024) después de que llegara a Moscú, pero planea hacerlo. Al mismo tiempo, Rusia estudiará la posibilidad de mantener sus bases militares en Siria, declaró Putin.
"La inmensa mayoría de ellos [países de la región] nos dicen que estarían interesados en que nuestras bases militares permanezcan en Siria. No lo sé, tendremos que pensarlo", señaló.
Rusia, explicó, tiene que decidir cómo construir relaciones con las fuerzas políticas que se hicieron con el control del país árabe. Por ahora, prosiguió, Rusia puede usar estas bases para la entrega de ayuda humanitaria a Siria, algo que ya fue propuesto a los socios.
Hoy la situación en Siria no es fácil, Rusia espera que llegue a ese país la paz y la tranquilidad, sostuvo Putin. "La situación actual en la República Árabe Siria no es fácil, por supuesto. Tenemos la esperanza de que allí llegue la paz, la tranquilidad. Mantenemos relaciones con todos los grupos que controlan la situación allí, con todos los países de la región", resaltó el jefe de Estado. Además, el mandatario aseguró que Rusia evacuó a 4.000 combatientes iraníes de Siria a la capital del país persa, Teherán. "Sacamos a 4.000 combatientes iraníes a Teherán desde la base de Hmeymim", declaró.
Agregó que una parte de los llamados combatientes proiraníes se han ido al Líbano y otra a Irak. Rusia se implicó en el conflicto de Siria a finales de septiembre de 2015, cuando empezó a bombardear las posiciones de grupos terroristas a petición del entonces presidente Bashar Asad. Posteriormente, realizó varios recortes de su contingente militar en ese país, particularmente en marzo de 2016, así como a principios y a finales de 2017.
(Vía Sputnik)