Tres años después del último intento de diálogo, Rusia y Ucrania volvieron a sentarse cara a cara en un encuentro que, aunque breve, podría marcar un punto de inflexión en el conflicto. La reunión tuvo lugar este viernes en la residencia presidencial del Palacio de Dolmabahce, en Estambul (Türkiye), y duró menos de dos horas.
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Por la parte rusa encabezó la delegación el asesor del Kremlin, Vladímir Medinski, mientras que por Ucrania asistió el ministro de Defensa, Rustem Umérov. La sesión se celebró a puertas cerradas y fue inaugurada por el canciller turco, Hakan Fidan, quien permaneció presente durante toda la reunión.


Aunque Kiev insistió en incluir representantes estadounidenses, Moscú rechazó cualquier mediación externa, optando por un diálogo directo. Esta posición fue ratificada por Medinski, quien anunció al término del encuentro que ambas partes acordaron intercambiar mil prisioneros de guerra en los próximos días. Según el funcionario ruso, Moscú quedó satisfecho con los resultados y está dispuesta a continuar el proceso.
Además del canje, las delegaciones pactaron presentar por escrito sus respectivas propuestas para un alto al fuego. Se espera que este intercambio de documentos siente las bases para una negociación más profunda, orientada a una solución pacífica, total y duradera del conflicto.
El diálogo fue impulsado por iniciativa del presidente ruso, Vladímir Putin, quien la semana pasada llamó a reanudar las conversaciones sin condiciones previas. Según afirmó, Rusia nunca se retiró del proceso de diálogo, responsabilizando a Ucrania por el estancamiento de los últimos tres años.
La reactivación de este canal diplomático genera expectativas, aunque también es recibida con cautela por parte de la comunidad internacional. Mientras tanto, en Estambul, se abrió una puerta que permanecía cerrada desde hace demasiado tiempo.