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Editorial

Ningún cordero se salvó balando

Por Enrique Ortega Salinas.

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Caras y Caretas Diario

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Pieza por pieza, ladrillo por ladrillo… la coalición se va desmoronando más temprano y rápido de lo imaginado; pero el punto no es lo que ellos hicieron, hacen o harán -ya lo sabemos-; el tema es qué haremos nosotros y cómo para evitar que le quiten al pueblo uruguayo los derechos conquistados durante 15 años.

 

Partidos partidos

La intolerancia y la violencia política aumentan día a día en Salto y Paysandú; pero ya no es solo contra frenteamplistas. Se la están dando entre ellos.

El 22 de agosto se registraron agresiones entre militantes blancos y militantes del partido militar, tal lo denunciado por la agrupación Ayuí Salto. Según sus integrantes, cuando quisieron acercarse para saludar a su general durante un acto, fueron agredidos por líderes nacionalistas y otros cabildantes. Cabildo Abierto votará partido en dos en las elecciones departamentales; unos (Ayuí) apoyan al exintendente colorado Germán Coutinho, mientras que CA decidió en forma orgánica apoyar a César Mari, proveniente del PC, que vota dentro del lema PN y actualmente forma parte de CA. De más está aclarar que al decir PC no nos referimos al Partido Comunista; si me permiten un chiste malo.

El Partido Colorado está partido y más de la mitad de sus militantes y dirigentes, ante el retiro de Ernesto Talvi, han quedado a merced de Sanguinetti y sus maquiavélicas maniobras, lo cual le ha dado a Pedro Bordaberry una oportunidad de oro. Es un hecho: está regresando y con sangre en el ojo.

Por su parte, el Partido de la Gente se quedó sin gente. Todos los que se acercaron a Novick buscando respaldo económico levantaron vuelo, incluyendo al exfiscal Gustavo Zubía, ahora en el Partido Colorado, que se quejó de que no le daban dinero para cubrir el costo de las fotocopias de sus proyectos. De sus dirigentes, le queda el psicólogo Robert Parrados; cuya lealtad (nobleza obliga) es inusual en el mundo político.

 

De pollos y bufones

Durante todo un lustro, Luis Lacalle Pou fue construyendo su triunfo, cosiendo su colcha de retazos laboriosa y pacientemente, uniendo a la centroderecha con la derecha propiamente dicha y la ultraderecha, claramente representada por el general (r) Guido Manini Ríos. Tras ganar las elecciones, fue extremadamente generoso con sus socios, dándole a Mieres un ministerio, algo incomprensible si consideramos su paupérrimo aporte en las urnas; pero razonable si comprendemos que el líder de los multicolores necesitaba a alguien capaz de hacer uno de los trabajos más sucios de su plan: proponer rebajas del salario real a los trabajadores, lo cual implica rebajar también jubilaciones y pensiones. Lacalle buscaba a alguien que por un cargo vendiera su alma al diablo y, creer o reventar, lo encontró. Luego de 15 años de ministros defendiendo los intereses de los más débiles, las familias dominantes pedían a gritos jerarcas que defendieran sus intereses, tal como prometió Julio María Sanguinetti.

El 20 de diciembre, Leandro Grille escribió: “Con una metáfora peculiar, el expresidente Julio María Sanguinetti anticipó la estrategia del gobierno de coalición para implementar el ajuste: desplumar un pollo, pluma por pluma, para que no grite tanto. Lo hizo en una cena con empresarios que festejaron ruidosamente la ocurrencia, entre aplausos y risotadas, a sabiendas de que el ‘pollo’ no son ellos y las ‘plumas’ no les pertenecen. Fue un momento de sinceridad y algarabía patronal, una misa de clase frente a un predicador de sus intereses, una liturgia exaltada con el viejo de la tribu”.

Esa promesa la van cumpliendo en tiempo récord gracias al inesperado apoyo de una aliada de último momento que sirve de excusa para recortar todo lo que deseaban recortar: la covid-19.

Como dato anecdótico, César Vega le pidió al presidente que cuando llegue la vacuna, no sea obligatoria, que lo importante es la libertad. El diputado derechista (el mismo que defendió al gobierno minimizando la muerte de un indigente al compararlo con unos pollos que una vez se le murieron porque quedaron a la intemperie bajo una tormenta) parece alinearse con Macri y aquello de “que se mueran los que se tienen que morir”.

Nadie sabe para qué lado va a agarrar el dirigente del PERI, al punto que hasta Gustavo Salle debería ver que le están usurpando el cargo de bufón de la corte.

 

Que nadie se dé cuenta; que nadie diga nada

En la coalición, cada uno cincha para su lado. Cabildo Abierto cuestiona (y con razón) el cargo de Carlos Faroppa, director general del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, ya que fue presidente de la Sociedad de Productores Forestales. Vega también cuestiona este nombramiento; pero entrevistado por la diaria dijo que no pediría su destitución (como los diputados cabildantes) porque eso le parece demagógico.

Mientras tanto, nadie en la derecha habla de la Operación Océano. No les conviene. Tampoco les conviene hablar del intendente de Soriano, por lo que el diputado frenteamplista Gustavo Tato Olmos les refrescó la memoria con un tuit: “Agustín Bascou, Intendente de Soriano por el @pnacional, fue imputado por segunda vez por vender ganado que estaba prendado. Mandaba comprar combustible en sus estaciones de servicio, sus cheques rebotaban por falta de fondos. Pero cualquiera sabe que lo grave es tener café vencido”.

Y sí. Lo grave es eso y no el hecho de que el Ministerio del Interior, tras declarar desierta una licitación con burdas excusas, compró en forma directa 55 vehículos todo terreno a la empresa Ayax SA, dirigida por un amigo cercano (se conocen desde la infancia) de Luis Lacalle Pou.

Mientras tanto, el padre del presidente, aquel que se negó a contestar (argumentando que se había retirado de la actividad política) cuando le preguntaron por los fondos que se extraían de las arcas del Estado para solventar al Partido Nacional, ha firmado una carta junto a otros expresidentes de derecha para presionar al poder judicial colombiano en defensa de Álvaro Uribe, acusado de más de 60 crímenes. Parece que está alejado de la política cuando le conviene.

 

Mientras duermes…

Y la motosierra sigue. Se han reducido los viáticos en el Inefop de 237 pesos a 90, se dejan sin efecto las becas y se planea cobrar a los trabajadores por la capacitación que se les dé. Como señaló Leandro Grille en el programa Legítima Defensa, cada uno de estos recortes viene precedido de una campaña en contra de la institución afectada: Mides, Inefop, Primaria… Grandes titulares de la prensa aliada cubren auditorías por doquier, sembrando la idea de que el gobierno anterior fue tanto o más corrupto que los gobiernos de los partidos tradicionales; pero tras los titulares, cuando llega el momento en que la Justicia debe expedirse, poco y nada queda. Nunca opiné sobre Nicolás Cendoya, exdirector de la Ursec, porque me faltaban elementos y, a decir verdad, creí necesaria una investigación judicial; pero tras varios meses en que las hienas babeantes tironeaban de él, la película termina con un fiscal que no sabe cómo sacarse el caso de encima porque no tiene nada con qué hundirlo, salvo conjeturas periodísticas traídas de los pelos y sin peso jurídico alguno. No sé si Cendoya es culpable o inocente; lo que sé es que esperé por la investigación judicial y lo que veo es lo dicho: el fiscal no tiene nada; pero a ellos no les importa, el daño ya está hecho.

Ellos necesitan aumentar el poder de la prensa cómplice; por eso, han anulado una licitación ganada legítimamente por Federico Fasano. Tienen que asegurarse de que el oligopolio desinformativo no tenga una contraparte que desmonte sus mentiras, tal como Telesur hace con CNN. Por idéntico motivo, el mismo día en que Caras y Caretas intimó al Ministerio de Educación y Cultura el pago de facturas adeudadas por concepto de publicidad, los trolls publicaron en Facebook una calumnia descabellada: que el gobierno anterior le pagaba a la revista 20.000 dólares mensuales a cambio de su lealtad.

No tienen límites, ni honor ni decencia. El odio de clase rige sus proyectos y todo lo popular les rechina. También quieren cambiar los libros de la historia reciente, mientras Manini Ríos se termina de mostrar como lo que es: un ultraderechista defensor de los que violaban, torturaban y asesinaban en los cuarteles. Ya no disimula como en la campaña electoral porque ahora tiene poder y sabido es que, si quieres conocer realmente a un hombre, solo debes darle eso: poder.

No celebran que Aratirí fracasara en su intento de sacarle a Uruguay nada menos que 3.356 millones de dólares. No reconocen (salvo ante inversores extranjeros) los casi 15.000 millones de dólares que el Frente Amplio les dejó como reservas ni felicitan al gobierno anterior por haber negociado con Google para que invirtiera 100 millones de dólares en el Parque de las Ciencias, en Canelones, negociación cuyos frutos se verán en este período.

Ahora bien, ya sabemos quiénes son ellos, qué intereses defienden, lo que les quieren quitar a trabajadores, jubilados y pensionistas y cuánto desprecian las inversiones sociales. Sus modelos son los regímenes represivos y corruptos del Brasil de Jair Bolsonaro y el Paraguay de Mario Abdo Benítez; incluso (aunque ya no puedan hacer gárgaras con ello) la Argentina del expresidente Mauricio Macri. Son sus ídolos y modelos, y Donald Trump, el amo. Odian a quienes defienden a los trabajadores, aplauden a los que dan palo a los que protestan y sostienen que los pobres son pobres porque no les gusta trabajar, mientras que la mayoría de ellos viven de sus herencias, de sus cargos como jerarcas públicos, licitaciones redactadas a su medida, leyes de legisladores amigos para favorecer a sus empresas y, pese a que son liberales y exigen que el Estado se retire del mercado, recurren a él cada dos por tres buscando ventajas. Eso sí: son fervorosos creyentes (católicos o evangelistas según les convenga) y tienen crucifijos de oro, más por ostentación que por honrar a su dios crucificado. Cristianos y artiguistas de la boca para afuera; porque el nazareno les daría latigazos hasta acalambrarse, como a los comerciantes del templo, y el padre de los orientales los señalaría como a sus más irreconciliables enemigos, tanto de él como de la patria.

Sabemos lo que están haciendo y lo que harán. La pregunta es qué haremos nosotros; porque como muy bien ha señalado en un comunicado el MLN-T, en el cual pide más y mejor organización: “Ningún cordero se salvó balando”.

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