Las campañas por SÍ (derogar artículos de la LUC) y NO (no quitarlos) arrancaron. A poco de andar, se vieron las uñas de cada guitarrero. Unos queremos que se abra un gran debate sobre temas que vulneran los derechos de los ciudadanos y violan la Constitución. Fundamentalmente desprotegen a los sectores más débiles y vulnerables.
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La semana pasada ya mencioné las expresiones de la vicepresidenta Argimón, diciendo que los que se oponían a la ley eran “todos mentirosos”. Ya no se concibe no estar de acuerdo, confiando en la sinceridad con que el otro defiende sus ideas. O haces lo que yo digo y aceptas lo que yo hago o eres un “mentiroso”. Horrible, la intolerancia ha ganado mucho terreno en Uruguay. La más peligrosa es la que se ejerce desde el poder.
Dijimos: una ministra de la Corte Electoral hace campaña por el NO. Agregamos: varios ministros han utilizado actos oficiales y los símbolos del Estado detrás para hacer lo mismo. Así lo hicieron Delgado, Javier García y Lema. Heber no, porque debió usar las redes para decir que se había equivocado: las cifras que dio de crímenes en todo el país, en rigor, eran solo en Montevideo. Un periodista, dijo, le advirtió del error.
También hemos hablado de la inconstitucionalidad de la llamada “Ley de Urgente Consideración”. Dice la Constitución: “Art. 168, 17º inc. a. El Poder Ejecutivo no podrá enviar a la Asamblea General más de un proyecto de ley con declaratoria de urgente consideración simultáneamente ni enviar un nuevo proyecto en tales condiciones mientras estén corriendo los plazos para la consideración legislativa de otro anteriormente enviado”.
¿La LUC son varias leyes? ¿Qué tienen en común la Ley de Colonización con la seguridad pública? ¿La falta de garantías de ir preso por criterios subjetivos con la ley de alquileres? ¿O cualquiera de estos temas con la enseñanza? Son varias leyes que la Constitución prohíbe. ¿Y los mentirosos somos nosotros?
Pero no sigamos hablando de lo mismo. Hay temas nuevos a plantear.
Ahora se suman medios de difusión que manipulan la información. Algún periodismo no es tal. Es parte de la propaganda del gobierno. El fin de semana escuché algunos argumentos tipo “solo tarados e imbéciles” pueden pensar así. En otro programa un periodista dijo que un aviso del SÍ “era mentiroso, falso” y que “había que sacarlo”.
Además de las cosas que queremos derogar, hay un pronunciamiento que va más allá del texto de la ley. Muchos temas no se plebiscitan por la forma de ley, pero el pronunciamiento por el SÍ dejará en evidencia.
Por ejemplo, nuestra política exterior. Quieren hacerla aparecer como algo lejano a la gente. Hoy, la inserción internacional de un país tiene que ver con el pan y el plato de la mesa de cada día. No existe en la historia del país, dicho con serenidad de espíritu pero total y absoluta convicción, peor gestión internacional que esta. Por acción u omisión en poco tiempo se causó un daño irreparable.
Rompimos nuestra tradicional neutralidad, por una fuerte apuesta a EEUU (contra la Unión Europea y el resto del mundo) y a Brasil (con un deterioro de nuestras relaciones con Argentina). El canciller en su primer viaje va a rendir pleitesía al exsecretario de Estado de EEUU, Pompeo. Está mal, pero peor aún si recordamos que ya perdió las elecciones Donald Trump.
Así que ese cipayismo tuvo dos consecuencias: nos distanció del ganador de las elecciones (Biden) y cumplir las órdenes de Trump nos creó otro problema más con Argentina. Así, votamos al candidato de Trump a la presidencia del BID cuando existía una candidatura argentina para el cargo. Imposible peor apuesta.
Aliados de Bolsonaro. En Brasil, el Senado lo denuncia por al manejo de la covid (segundo país en muertes en el mundo) y por crimen contra al medioambiente por las talas en la Amazonia. Esta semana el tema pasó a ser centro de la atención mundial: mensaje del papa, reunión de este con Biden, cumbre del G20 y cumbre de Glasgow sobre medioambiente tras la declaración de París de 2015. Nosotros, junto a los malos. El mundo, del otro lado.
Votar NO en el 80 es como votar SÍ en 2022. Una vez más, contra todos los centros de poder, vamos a decirle que SÍ a aquellos mismos valores: democracia, independencia, libertad y dignidad nacional.