La Comisión de Defensa de la Cámara de Senadores tiene a estudio el proyecto de reforma de la ley Orgánica Militar aprobado a fines de mayo en Diputados. Si la iniciativa resulta definitivamente aprobada consagrará cambios no sólo en la estructura sino también en la concepción de las Fuerzas Armadas y su empleo.
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El proyecto fue aprobado en la Cámara baja con los votos del Frente Amplio (FA), Partido Independiente (PI), Partido de la Gente (PG) y Unidad Popular. Sin embargo este amplio arco de respaldo puede fragmentarse en el Senado. Tanto Unidad Popular como el Partido de la Gente no tienen representación en esa instancia. Tan solo la tiene el Partido Independiente en la persona de su orientador, Pablo Mieres. Pero este parece que no habla con sus diputados. Reclamó más tiempo para estudiar lo mismo que sus compañeros ya votaron.
Más allá de esa anécdota, el voto de Mieres como otras tantas veces no define la suerte del proyecto, las modificaciones ya aprobadas significan cambios fundamentales para las Fuerzas Armadas. En primer lugar en cuanto a la concepción de las Fuerzas Armadas. Es decisión del FA borrar cualquier rastro de la Doctrina de la Seguridad Nacional, la concepción doctrinaria del empleo de los militares que le dio cobertura ideológica a la dictadura.
Dicha doctrina se define como el conjunto de principios y valores destinados a dar seguridad al proyecto nacional y a los objetivos nacionales. Para eso se hace necesario la participación de los especialistas en seguridad -los militares- en diversas áreas de quehacer económico, político y social. Esta doctrina tiene su origen sobre el fin de la Segunda Guerra Mundial como elemento ideológico que justificaba el enfrentamiento de Estados Unidos con la Unión Soviética. Dio participación a los militares en todos los ámbitos de la vida, tanto pública como privada de las naciones y justificó ideológicamente a las dictaduras.
“La Doctrina de la Seguridad Nacional es la doctrina del enemigo interno. Tiene que ver con buscar el enemigo adentro. El enemigo está en los sindicatos, los partidos, el enemigo es todo aquello que de alguna manera atente contra el estilo de vida”, dijo en entrevista con Caras y Caretas el integrante de la Comisión de Defensa del FA, Eduardo Alonso, definiendo el carácter de esta polémica doctrina. “Sin detrimento de su misión fundamental, las Fuerzas Armadas deberán apoyar y tomar a su cargo los planes de desarrollo que les fueren asignados, realizando obras de conveniencia pública y en particular desarrollando el factor militar, en función de las exigencias o previsiones del cumplimiento de su misión fundamental”, señala el artículo 3 del decreto ley 14.157. de 1974, todavía vigente.
“Seguridad Nacional es el estado según el cual, el patrimonio nacional en todas sus formas y el proceso de desarrollo hacia los objetivos nacionales, se encuentran a cubierto de interferencias o agresiones, internas y externas”, agrega el artículo 4.
A partir del nuevo texto de Ley Orgánica Militar no corresponderá a los militares tomar a su cargo planes de desarrollo ni brindar seguridad para el desarrollo.
La nueva norma establece la misión de las Fuerzas Armadas como fundamentalmente de defensa desde el punto de vista militar de la soberanía nacional.
Se trata de cambios conceptuales radicales, ya que cambia por completo su rol. Esto derivará en la reelaboración de la formación de los militares, e incluso prevé la participación de los oficiales en cursos universitarios.
Ahora el proyecto sigue el trámite parlamentario normal, pero más allá de la pretensión del senador Pablo Mieres de frenarlo, el FA tiene los votos necesarios para aprobarlo. Y de esa manera dar un giro a las Fuerzas Armadas.
*Esta nota fue publicada en Caras y Caretas Diario
Edición de comunidad C&C