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Editorial

De la hipocresía, la cola de paja y otras enfermedades perversas

Pepe Mujica, los médicos y el dinero

Por Alberto Grille.

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Caras y Caretas Diario

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En los últimos días una tormenta mediática, desatada por ese malestar de la civilización que son las patotas actuando en las redes sociales, pero acaso iniciada por intereses económicos muy concretos, ha intentado, como en innumerables ocasiones anteriores, lapidar al expresidente José Pepe Mujica a raíz de unos dichos suyos pronunciados en ocasión de la reunión que mantuvo con el médico neurocirujano Álvaro Villar en su chacra del Rincón del Cerro, en presencia de su esposa, la vicepresidenta de la República Lucía Topolansky y del diputado  Alejandro Pacha Sánchez.

En dicha jornada el expresidente, tras elogiar al actual director del hospital Maciel, le aseguró en conferencia de prensa el apoyo del mayoritario Movimiento de Participación Popular (MPP) a su candidatura frenteamplista a la Intendencia de Montevideo.

El expresidente y actual senador electo, Mujica, afirmó esa tardecita: «Precisamos muchos más médicos, pero precisamos médicos de acá (dijo tocándose el corazón), y (necesitamos) sobre todo a los médicos que no se dedican a acumular plata y comprar estancias, sino médicos que se preocupan por la gente».

“Todos sabemos -continuó Pepe- que hay determinado tipo de médicos que, desde el punto de vista profesional en nuestro país, económicamente tienen un porvenir descollante, y este (Villar) se mete a changuear como candidato a intendente para que le peguen, andar cinchando, tapando agujeros y dejar al costado la profesión que tiene. Por eso tiene madera solidaria», concluyó.

Analicemos. Mujica elogia a Villar porque, como médico, pudiendo dedicarse a hacer mucha plata con su especialidad en neurocirugía, elige el camino del servicio público que está erizado de dificultades y amarguras, y en un terreno como el de la IM, que siempre fue considerada «la tumba de los cracks», cuando podía «acumular plata y comprar estancias».

Tal vez, las afirmaciones de Pepe le han hecho un “flaco” favor a Álvaro Villar, tal vez los dichos de Mujica no fueron felices o se prestaron a confusiones y malas interpretaciones.

Pero lo que dijo Pepe es absolutamente compartible porque es una reflexión legítima y hasta cierto punto indiscutible y porque Pepe no pide tregua cuando afirma lo que piensa y molesta.

El expresidente Mujica no se refirió nunca a la totalidad del colectivo médico, y lo que hizo fue afirmar que él prefiere médicos humanistas que se consagren al servicio de sus conciudadanos y no a la mera recaudación mercantilista, a la que tampoco condenó. En rigor, todos preferimos médicos nobles, generosos, solidarios, altruistas y no mercachifles, egoístas y deshonestos.

Creo recordar que el propio Código de Ética que regula las disposiciones que juzga el Tribunal de Ética del Colegio Médico y que el legislador convirtió en ley sanciona a quienes antepongan el lucro a otras consideraciones en la relación médico paciente.

También es condenable la multiplicación de pequeños nichos en las especializaciones médicas con el propósito de restringir la oferta en los servicios que prestan, de manera de aumentar la demanda y beneficiarse de las reglas del mercado.

Tengo entendido, por ejemplo, que ASSE tiene dificultades en llenar los cargos de hemodinamista para el centro cardiológico del Hospital de Tacuarembó porque no se consiguen especialistas que trabajen por 200.000 pesos por cuatro guardias de 24 horas semanales. Cuatro días de trabajo por 200.000 lucas y no hay aspirantes.

Y conste que no se trata de científicos que aspiran al Premio Nobel, sino de muchachos muy jóvenes que hace muy poco ingresaron al mercado laboral.

Todo Uruguay sabe que es verdad que los anestesistas cobran más de medio millón de pesos por mes y que algunos especialistas – unos cuántos- cobran más de un millón de pesos por mes. Algunas especialidades han rechazado los cargos de alta dedicación porque 7.000 dólares es insuficiente.

En verdad, Mujica participó con modestia y sin invocar una autoridad ética que tiene y una jerarquía política obvia en un intercambio de opiniones que se debate al menos desde hace 2.400 años, y que ha justificado la existencia de cientos de códigos de ética médica y de interlocutores cuyo recuerdo resulta imposible de ignorar en la historia de la medicina como el mismo Hipócrates y Galeno.

El viejo Hipócrates, 400 años antes de Cristo, ya se preocupaba por la ética y juraba ante Apolo, médico, ante Asclepio, ante Higea y Panacea un montón de obligaciones, algunas que hoy resultan un poco desactualizadas, otras que resultan innecesarias, otras un poco tontas y otras que tienen una vigencia increíble. Entre éstas últimas, la obligación de enseñar el arte de la medicina sin percibir por ello retribución alguna ni obligarles con ningún compromiso y de no tener otro propósito que el bien de los enfermos .

A esto se comprometieron, a lo largo de la historia, millones de médicos en todo el mundo aunque se discute si fue Hipócrates o alguno de sus alumnos el autor del tal código.

¿Qué pasó en Uruguay ante los dichos de Pepe?

 

Las «contestaciones» a Pepe

Dijo El País, primero siempre: «Las reflexiones de Mujica generaron malestar en el sector médico y este fin de semana tanto el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) como el Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ) emitieron comunicados para expresar su rechazo. El SMU indicó por su parte que los dichos del expresidente son ‘estigmatizantes’ y que generalizan al colectivo médico ‘acusándolo de posturas morales que claramente no compartimos y no nos identifican’. ‘Ni el compromiso social ni el humanismo son rarezas a destacar entre médicos: son inherentes a nuestra profesión. Brindar cada día la mejor calidad de asistencia a la población es la tarea que como colectivo nos une y nos desvela’, expresaron. El comunicado agrega que hay médicos que ‘sin duda tienen excelentes remuneraciones’ mientras que hay otros que trabajan ‘por mucho menos salario del que deberían percibir’. ‘Expresiones como la del expresidente nos entristecen y nos preocupan porque no desconocemos su rol como formador de opinión en la sociedad’, expresaron. Médicas y médicos exigimos respeto a nuestra profesión’, finaliza el comunicado. Por otra parte, el SAQ expresó su ‘más profundo rechazo’ ante las declaraciones de Mujica, las que también consideraron estigmatizantes, ‘de una manera absolutamente injusta al Colectivo Médico del Uruguay y por ende a todos sus integrantes, denigrándolos ante la opinión pública y favoreciendo las actitudes de violencia y resentimiento social’. ‘Desconocen dichas declaraciones la enorme vocación de servicio que desde todos los tiempos han tenido y tienen los médicos de Uruguay, al punto tal que dejan día a día los que podrían ser sus legítimos intereses personales y familiares para atender a quienes necesitan de su capacidad, de su tiempo y de su dedicación, sin importar el día, la hora o el momento’, expresaron».

Vamos bien despacito y bien por las piedras.

Primero: las palabras de Pepe Mujica (que suele tener el incómodo don de decir la verdad desnuda en este «país de la cola de paja», como lo llamó Mario Benedetti en un libro que está bien vigente), reiteramos, nunca alcanzaron a toda la colectividad médica de Uruguay.

Segundo: las mismas ni siquiera condenaron a «los que hacen plata y compran estancias», sino que simplemente dijo preferir a los se consagran lo más posible al servicio de sus semejantes, como lo exige el famoso Juramento, y como es, o fue tradición en nuestro país, donde miles de recordados médicos de la más alta especialización no cobraron sus consultas y hasta compraron de su bolsillo los medicamentos a sus pacientes pobres.

Tercero: es bien sabido que la gran mayoría de los médicos en Uruguay, jóvenes y veteranos, ganan cifras bajas en relación a otras profesiones liberales y trabajan con generosidad y vocación en jornadas extensísimas en las que les resulta difícil articular su vida familiar y hasta su mínimo reposo.

Cuarto: debería ser conocida la contribución histórica de los médicos a la democratización de la salud en Uruguay, su aporte a las instituciones mutuales no lucrativas y particularmente a la construcción del Centro de Asistencia del Sindicato Médico (Casmu), institución pionera de la medicina social, formidable, original, auténtica y solidaria de la cual el gremio médico se desprendió para entregarla irresponsablemente y ojalá que temporariamente, a un sector médico que la despojó de sus principios y la condujo de una manera poco transparente hasta llegar al momento actual en el cual las actuales autoridades denuncian a quien hoy es ministro de Salud Pública y creo que también al anterior presidente, Dr. Gustavo Bogliacini, por irregularidades que parecen haberse comprobado en su gestión.

Quinto: también es bien sabido por toda la población que hace más de 20 años que existe en nuestro país una aristocracia profesional dentro del ramo de la medicina que se identifica como los Anestésico Quirúrgicos, grupo corporativo que inocultablemente prioriza sus objetivos lucrativos sobre toda otra consideración moral. Esto es conocido por casi todo el mundo y por los propios médicos. Ha sido discutido en todos los ámbitos y en el propio Sindicato Médico. Ha sido denunciado por médicos, ha sido padecido por médicos.

Todo el mundo sabe que hay nichos corporativos dentro de la profesión médica que ejercen especialidades muy demandadas o que tienen mayor peso en la negociación salarial, cuyos ingresos son significativamente diferentes a los de los otros médicos y en algunos casos son francamente obscenos en relación con los de otros sectores de la sociedad.

Sexto: esto que dije de los médicos que hacen dinero es válido para todas las profesiones y aun para oficios u otros trabajos calificados y también para los funcionarios de la actividad pública o privada.

Y nadie se ofende ni emite comunicados de truenos, rayos y centellas, como si fueran vestales mancilladas por los bárbaros.

Séptimo: no quiero dejar de recordar que  hace pocos años vinieron médicos cubanos para realizar más de 100.000 operaciones gratuitas que devolvieron la vista a otras tantas personas que no podían pagar los aranceles que algunos oftalmólogos ponían por delante. ¿Y que me dicen de esto?

Ocho: yo prefiero  que haya militares como el general Guido Manini Ríos, y no cómo José Nino Gavazzo, economistas como Enrique Iglesias y no como Ignacio De Posadas, políticos como Pepe Mujica y no como Luis Lacalle Herrera. Prefiero a Danilo Astori y no a Arbeleche, a Beatriz Argimón y no a Laura Raffo.

Sobre preferencias no hay nada escrito, pero a la sociedad uruguaya le conviene que haya más médicos humanistas que comercio médico.

Conste que también prefiero que haya más militares como Liber Seregni que como Manini Ríos, pero eso es otro cantar.

Quizá alguien piense que esto es un tema menor y que no vale la pena gastar pólvora en chimangos, pero el tema de las corporaciones médicas, de la ética, de la incidencia de la corporación farmacéutica en la corrupción de la medicina, del dinero y la salud, de las empresas médicas, del lucro, del mercado, la negociación salarial y la oferta y la demanda son debates que atraviesan a los médicos y a toda la sociedad y que hacen peligrar todas las conquistas que en salud se han alcanzado en estos 15 últimos años de gobierno frenteamplista y aún más.

Hace 50 años, mientras Pablo Carlevaro era decano de la Facultad de Medicina, siendo yo delegado estudiantil en el Consejo Directivo de la misma, se creó la Cátedra de Deontología Médica y se nombró para dirigirla a un prócer de la Medicina, el profesor emérito José Alberto Praderi, padre de los profesores de Cirugía Raúl y Luis Praderi. Ayer pregunté si esa cátedra aún existía y no me sorprendió que me dijeran que no, aunque no sería honesto omitir que hay actualmente una Unidad Docente de Bioética. En verdad, me parece que el extravío de la Deontología Médica en este medio siglo es un síntoma de lo que nos está pasando. El profesor Praderi no era comunista, ni marxista ni anarquista, como otros gremialistas de la época, era un sindicalista honesto, un MÉDICO con mayúsculas, un señor profesor y un humanista auténtico. No es casual que el Sindicato Médico se llame sindicato y no asociación médica como otras instituciones gremiales similares. Sindicato viene del griego y quiere decir algo así como “con justicia”.

Debería pensarse si la derrota cultural que permite que la afirmación de Mujica sea criticada hasta por el Sindicato Médico es solamente una agachada circunstancial o una debilidad más sustancial que haría evidente debilidades ideológicas más preocupantes y menos tolerables.

 

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