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Economía

Perspectivas y proyecciones presupuestales

Columna del economista Joaquín Toledo.

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Compartimos la columna del economista Joaquín Toledo sobre perspectivas y proyecciones presupuestales del Gobierno 2020-2021.

El Gobierno hizo sus proyecciones, no sé si es una historia de error de cálculo o de falsas promesas.

La ley de presupuesto tiene asociadas unas proyecciones sobre cuánto ingreso va a tener el Estado, cuánto va a gastar y en función de eso cómo se va a destinar ese gasto. Poder ser lo más precios posible con las proyecciones es fundamental.

Isaac Alfie, director de la OPP, dijo el 3 de septiembre de 2020 en el programa En Perspectiva:

«Se pueden establecer límites [al gasto], pero eso no va a pasar, por lo menos en los primeros dos años. Uno puede prever razonablemente el año que viene y quizás parte del 2022 y después para adelante no sabemos lo que va a pasar».

Se tenían fe con lo que plantearon en el presupuesto, decían que no iban a usar el artículo 7 que dice que se puede topear el gasto cuando sea posible el no cumplimiento, pero en ese momento Alfie transmitía mucha tranquilidad. Después se empezaron a publicar nuevos datos, sobre todo del segundo trimestre de la economía que mostró una caída del 11%; se empezó a ver cómo hizo estragos en la economía paralizar las actividades durante un tiempo. Varios analistas presentamos expectativas de diferentes actores.

Cercanos a fin de año, el 18 de noviembre, la ministra de Economía Azucena Arbeleche confirmaba en el Foro de Inversiones de Europa sus proyecciones:

«Hasta la fecha no hay deterioro en ningún indicador de avance, por el contrario. Lo que se refiere a la recaudación de DGI, lo que se refiere a la venta de combustibles y la demanda de energía eléctrica, el mercado laboral… todo no es muestra una recuperación leve. Seguimos con la estimación de que la caída va a ser de 3,5% del PBI. Tampoco es bueno estar pensando y cambiando los números todas las semanas, nuestra próxima actualización va a ser a inicios del año que viene. Los indicadores son alentadores. No observamos deterioro hasta el momento. Particularmente en el mercado laboral si uno mira los datos de septiembre, muestran una leve mejora».

En octubre, sin embargo, los analistas pasaron otros datos. La caída del 3,5% que la ministra ratificó, teniendo la posibilidad de corregir, ya en octubre era distinta de lo que se estipulaba. El único que estaba relativamente cerca era el CED, pero luego las proyecciones de los analistas ya eran mayores: el FMI ya daba 4,5% de caída; CINVE 4,7%.

Hay un concepto central en lo que afirmó Arbeleche: que la economía el 18 de noviembre parecía venir en una franca recuperación, cuando estábamos todos alertando que las proyecciones tenían que modificarse porque el escenario iba a ser mucho peor.

Resta saber la cifra oficial del Banco Central, pero la actualización de expectativas a diciembre da que esperan una caída total de -5,2%. El ajuste de CINVE ahora da una caída mayor a 6 puntos con un informe que publicaron en enero.

El 8 de enero la ministra, ya con todo el presupuesto votado, dijo:

«Está claro que ahora ya cerrando el 2020 los números de ingresos y gastos del Gobierno, lo que es el déficit fiscal, estimamos que vamos a estar en un número muy cercano al objetivo inicial del Gobierno, pero sí para el 2021 como se continúa con los gastos y la situación extraordinaria de la pandemia, el resultado fiscal que se presentó en la ley de presupuesto estamos revisando que va a ser con mayor gasto y un déficit fiscal mayor».

Es decir, poniendo como excusa la pandemia, como si hubiese explotado en los últimos 5 días, anticipa que en los años próximos las proyecciones estipuladas obviamente no se van a cumplir.

Lacalle Pou en 2018 dijo a la diaria que Astori «le erra como a las peras» tras la Rendición de Cuentas de las proyecciones y Heber encomendó al «genio» del ministro que «haga bien» los números. Una crítica punzante que hacía el actual oficialismo cuando el pasado oficialismo presentaba sus números. Con estas afirmaciones yo no podría imaginar que los errores de cálculo de este gobierno iban a ser tan gruesos.

Danilo Astori ya había previsto, según recogió Búsqueda, que es «absolutamente imposible» que el gobierno cumpla con sus metas económicas y los recortes pueden generar «destrozo feroz». Algo bien hizo porque la ministra luego de negarlo tanto le terminó dando la razón.

Esta primera quincena también sucedió un ajuste de tarifas. La discusión sobre las tarifas suele ser polémica, tener muchos elementos que se ponen en juego, la recaudación de las empresas, cerrar el déficit. Lo cierto es que para muchas de las empresas sacando Ancap en abril 2020 el gobierno ya había hecho un aumento de tarifas y ahora en enero, después de toda una novela de la Torre Ejecutiva y reuniones, se decretó otro aumento. Dos en lo que va de gobierno, más aumento del IRPF y el PIAV. Esto nos retrotrae al anuncio que hizo el actual presidente Lacalle Pou en el lanzamiento de campaña para las internas el 30 de marzo de 2019:

«La austeridad va a ser centro de nuestro gobierno. La austeridad en lo grande y en lo chico. Queremos desterrar y ya desde aquí les decimos a todos los que quieran debatir, si gana el Partido Nacional se terminó el aumento de impuestos, de las tarifas y de los combustibles. Se terminó. Es fácil administrar mal si tengo el bolsillo de Juan Pueblo ahí cerca pa’ meterle la mano. Se terminó. Y el esfuerzo que comprometemos es aflojarles el cinturón».

Mucho afloje de cinturón no hubo. Hay otro elemento que es la orden del presidente en una orden de Presidencia de que las tarifas no suban por encima de la inflación pasada. Ya subieron dos veces por arriba de la inflación.

También hubo pérdida de salario real en 2020 por primera vez en 16 años. Además, el aumento que ya se anunció para los públicos es de 4,41% y los privados alrededor de 3%. Muy por debajo de lo que es la inflación esperada para 2021. Cuando comience el año no solo va a haber pérdida que no se recuperó, sino que todo el aumento de precios va a ser una pérdida no recuperable de salario real y poder de compra de la gente.

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