El lunes 23 de diciembre, el designado ministro de Trabajo Juan Castillo y su equipo se reunirán con la dirección del Pit-Cnt y con la Confederación de Cámaras Empresariales como una señal clara de por dónde piensa transitar una gestión que apuesta fuertemente a los ámbitos tripartitos.
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Como una etapa no superada del macartismo en Uruguay, desde algunos sectores políticos y empresariales se menciona a Juan Castillo como el ministro comunista, condición política de la que por cierto el propio Castillo no reniega y exhibe con orgullo, pero parece un intento torpe de hacer creer que la cancha en la tensión natural entre trabajadores y empleadores estará flechada a favor de los primeros.
No es el único trabajo de zapa contra los nuevos ministros designados, aunque estas declaraciones son públicas, pero se suman a las voces de militares retirados que empezaron sus cuestionamientos a la ministra de Defensa, Sandra Lazo.
No es la primera vez que Juan Castillo integra el Ministerio de Trabajo, habiendo sido su director de Trabajo hasta diciembre del 2017, cuando asumió como senador.
Dirigente sindical, senador, cooperativista, hincha y expresidente de Rampla Juniors y secretario general del Partido Comunista del Uruguay, Castillo asume como ministro de Trabajo con las definiciones tomadas por el Congreso del Frente Amplio y la hoja de ruta del gabinete de Orsi.
Su designación habría empezado a recoger algunas expresiones de ciertos sectores de la sociedad, específicamente desde algunos sectores de las cámaras empresariales, en relación a los acuerdos o negociaciones entre trabajadores y empresarios.
Sí, es cierto. Han sido pocos, pero han hablado bastante y han tenido muchas repercusiones expresiones de algunos integrantes de cámaras empresariales que advierten o creen ver ese peligro que, bueno, si andan midiendo intencionalidades, entonces supone decir que temen que se los saque del lugar más cómodo en que están. Porque si por venir de la izquierda, o por ser un anterior militante sindical, por venir de la experiencia del movimiento sindical, temen que eso haga inclinar los derechos favorables de los trabajadores y de las trabajadoras, puede subliminalmente entenderse entonces que estaban más cómodos con alguien que representara y defendiera los intereses de los empresarios.
Solamente hay una respuesta posible sin medir la intencionalidad que tiene esa carga de declaración. La que eligió a este Gobierno fue la ciudadanía, mayoritariamente. Y yo no ando eligiendo los actores de la contraparte. A los dirigentes empresarios los eligen los empresarios, a los dirigentes sindicales los eligen los trabajadores. Y yo voy a representar un Gobierno que tiene el respaldo de la mitad de la población.
Hay algunas visiones que lo que plantean es el temor a que ahora el Partido Comunista sea como el perno de esa ecuación.
En ese caso ubico las declaraciones de dirigentes políticos, porque han declarado dirigentes del Partido Nacional y dirigentes del Partido Colorado también, en torno a la pertinencia. Es más, pude escuchar, a partir de un colega tuyo que me lo hizo escuchar, unas declaraciones del dirigente histórico del Partido Colorado, el señor Sanguinetti, dándome lecciones, haciéndome algunas recomendaciones de lo que tendría que hacer yo para no estar transformándome en el ministro del movimiento sindical, al cual le agradezco mucho públicamente que me haga esa referencia. Él es un viejo dirigente, dirigente histórico, que ha vivido todos los procesos aún antes de la dictadura, y en realidad conoce de sobra el rol que tienen los gobernantes y la responsabilidad que adquiere cada uno de ellos. Nunca vi que estuviera tan preocupado por decirle lo mismo a otro Gobierno, nunca sentí eso. Y yo creo que en realidad está haciendo referencia y agitando fantasmas ya perimidos, que el mundo está cambiando y por lo tanto yo ya a esta altura no tengo que estar demostrando nada en dónde están mis principios, dónde están mis valores.
Digo por enésima vez que no reniego de la clase de la que vengo; yo no reniego de ser hijo de la clase obrera, del movimiento sindical, militante de izquierda y comunista. Y aun así el presidente electo me designó, lo que supone para él, me imagino, también todo un desafío y para mí una enorme responsabilidad.
¿Se podría también leer que justamente se lo designó a usted en el Ministerio de Trabajo, quizás con el objetivo de amortiguar la posible conflictividad sindical que se pudiera presentar?
Bueno, se puede interpretar, yo insisto en lo mismo: se tiene derecho a interpretar o hacer valoraciones o presunciones, no fue con las características que me trasladó y definió esta responsabilidad; pensó en que yo reunía las condiciones para estar al frente del movimiento sindical por mis conocimientos del mundo del trabajo.
Yo creo que Yamandú, en el trato que tiene, no es un viejo amigo mío. Yamandú es un compañero con quien nos hemos respetado y nos respetamos en nuestra militancia política desde hace algunos años para atrás. Además de ser canarios también, porque de este Gobierno también, obviamente, una característica que pocos han destacado es que hay una carga de canarios y de canarias, de hijos legítimos de Canelones o de trabajo y responsabilidad en Canelones importante, lo conozco. Si hubiese pensado en otra cosa, si me estuviera también colocando una carga de sentido, no dudo que Yamandú me lo diría, porque ha sido honesto a la hora de tener consensos y acuerdos conmigo a lo largo de la vida, y ha sido honesto a la hora de decir que discrepamos y así nos venimos tratando en toda la campaña electoral.
Fueron reglas de juego que asumimos en forma conjunta antes de las elecciones internas, cuando yo respaldaba la candidatura de Carolina Cosse; posteriormente a la elección interna, cuando fue electo el candidato único de Frente Amplio y posteriormente al 24 de noviembre, cuando ahora me asigna esta responsabilidad y nos da determinado respaldo, nos coloca una espalda bien fuerte para desarrollar nuestra tarea.
En cualquiera de las dos visiones, ¿prevalece una concepción de seguidismo del movimiento sindical, por estar usted al frente del Ministerio?
Yo creo que no. Me han tocado varios roles a lo largo de mi vida. Empecé militando en el movimiento cooperativo y nadie puede decir que entonces donde yo estoy, lo que represento es el movimiento cooperativo. He sido militante sindical, hace 13 años que renuncié; aunque la inmensa mayoría de la población todavía me reconoce como un interlocutor del movimiento sindical, no soy un dirigente sindical. He estado en la vicepresidencia del Frente Amplio acompañando a Mónica Xavier durante todo un período de tiempo, por lo tanto conozco la estructura interna del Frente Amplio y no aparezco normalmente como parte de la dirección cotidiana del FA. He estado en el Senado de la República en dos períodos distintos, soy el secretario general del Partido Comunista.
Lo que trato es de ubicarme en el rol que me confieren. Yo no puedo seguramente ahora llevar adelante los problemas de la cooperativa o los problemas de mi equipo de fútbol, del que también fui dirigente, al seno del Ministerio de Trabajo, como no podría llevar al local del partido donde tengo una responsabilidad, los problemas del cooperativismo. No podría ir al movimiento sindical a plantear los temas políticos porque son opciones personales que uno tiene. Yo creo que, sin renegar de lo que uno es, porque uno es todo esto y más, lo que hay que tener es honestidad intelectual y política para cumplir el rol que te otorgan. No más, pero tampoco menos.
¿Qué artículos de la LUC que de alguna manera afectaron la capacidad de movilización de los trabajadores habría que revisar?
Lo que nos hemos comprometido como Frente Amplio es a que estamos dispuestos a darle una relectura. Hay que hacer una revisión de aquellos artículos que quitaron derechos. Recuerdo algunos a los gremios docentes, la representatividad de la educación en ámbitos de dirección de representatividad... Hay algunos artículos que aumentaron las penas, es más punitivo y no dio resultado como se quería porque se iba a terminar con eso o a bajar el delito, a terminar el delito. Al contrario, hay cuestiones que en realidad hay que ver si por el tema de flexibilidad en el sistema financiero, no ha terminado generando mejores condiciones para el lavado de activos. Todo eso lo que hay que hacer es analizarlo, no talentear, sino que ponernos a estudiar, escuchar a los que saben y ver si merecen ser reformados, anulados, cambiados o agregar otro artículo.
El Frente Amplio no dijo “lo anulo” ni “lo mantengo”; dijo “hago una revisión”, y yo estoy de acuerdo con eso.
El Pit-Cnt ha planteado seguir proponiendo medidas para reformar la Ley de Seguridad Social.
Segunda parte de los compromisos que hizo el Frente Amplio. Fue muy polémico el debate previo a la reforma constitucional que promovió la central sindical de cómo se paraba el Frente Amplio en ese escenario, si acompañábamos y nos sumábamos. Finalmente decidió dejar en libertad de acción. Algunos partidos políticos, como el que integro, acompañamos, pero el Frente Amplio, en definitiva, en la mayor parte de los sectores no lo hizo. ¿Qué fue lo que hizo el Congreso del Frente Amplio? No desentenderse de que este es un problema. La unanimidad de los sectores del Frente Amplio nos opusimos a los contenidos de la ley 20.130, fundamentalmente porque la inmensa mayoría de la carga recae sobre las trabajadoras y los trabajadores. Bueno, se dijo públicamente y se estableció en la base programática que si el Frente Amplio conquistaba el gobierno, el 2 de marzo se instalaría un ámbito de diálogo social para analizar esta reforma. Eso es lo que nosotros tenemos que llevar a cabo.
Usted va a estar en el medio de esa tensión constante y permanente que es la lucha por la distribución del ingreso. En ese sentido, ¿planteó alguna visión crítica de lo que podrían ser las políticas económicas de este Gobierno?
Sí, a priori, antes de nosotros ponernos a trabajar, antes de conquistar el gobierno y antes de ser designado en estas responsabilidades, quedaron claramente expuestas visiones distintas en los protagonistas, en los actores que vamos a estar integrando el Gobierno.
El compromiso del Frente Amplio es atender esa demanda social que existe. Esa fotografía del momento que nos deja este Gobierno es que los salarios están sumergidos, es que hay casi 600 mil compatriotas que trabajan y que apenas alcanzan los $25 mil por mes, o andan en ese entorno, o sea, muy poco más por encima del salario mínimo nacional. Y es impensable que alguien crea que se puede vivir dignamente con un salario de esas características, cuando un precio de un costo de un alquiler de una vivienda más o menos oscila en ese dinero. Quiere decir que de cada pareja joven que uno puede estar viendo, o no tan joven, uno de los dos sale a trabajar para pagar los costos de la casa, de la vivienda, y el otro en todo caso para comer, vestirse, pagar las tarifas públicas. Esto no es justo.
Y no es justo, además, comparativamente con que el Gobierno que se retira ha dicho que el Uruguay es económicamente más rico, que en el Uruguay ha crecido el producto bruto y, por lo tanto, ha generado más riqueza que en el 2019. Bueno, si efectivamente esto es así, ¿quién se está quedando con esa parte de la riqueza?
Porque entre los que la generan, los trabajadores, se ha repartido bastante poco o en forma desigual. Termina un periodo de gobierno que es de los más desiguales de los últimos tiempos y esta es la política que la ciudadanía cambió con su voto.
¿Cómo se gestiona la tensión entre el capital y el trabajo con las enormes asimetrías que existen entre unos y otros?
Vamos a ver de lo que somos capaces nosotros mismos a la luz de las pistas que nos colocan las bases programáticas del Frente Amplio, a partir de los elementos que se vayan a construir desde el equipo económico de gobierno; vamos a ver, cuando tengamos todas las carpetas arriba a la mano, cuando comience efectivamente la transición, porque la transición por ahora fue solamente en lo declarativo, que estamos prontos para recibirlos, pero a este momento en que estamos haciendo la entrevista no nos han entregado las carpetas, los balances, la fotografía de cómo deja el Gobierno cada una de las instancias.
Una vez que nosotros tengamos esta realidad, lo que hay que planificar es cómo efectivamente se comienzan a dar los pasos y qué señales y qué medidas se toman para tener un país más justo, efectivamente más justo.
Comenzando con las prioridades, una de las prioridades es la mejora del poder adquisitivo, la mejora del salario de las y de los trabajadores. Pegado con eso está directamente la generación de puestos de trabajo. O sea que hay que tener, construir, elaborar políticas activas de empleo que efectivamente, tal como el anuncio de Yamandú que hizo en Colonia, la generación inmediata de 12 mil puestos de trabajo, atendiendo o priorizando a los sectores más jóvenes. Bueno, todas estas medidas hay que verlas porque hay una parte de la sociedad que ya no resiste, que está ansiosa de no hacer cola en un merendero, en una olla popular, sino de tener un trabajo digno, un salario decoroso.
Y he dicho, afirmo y soy consciente de que no es contradictorio, que se pueden hacer las dos cosas. Lo que hay que fortalecer son los ámbitos de negociación. Entre otras cosas, cuanto más diferencias ha habido en el Uruguay, cuanto más contradicciones tenemos los propios actores, lo que hay que alimentar son más ámbitos de negociación colectiva. Y en el mundo del trabajo, esa negociación tiene que ser tripartita. Los empleadores, los trabajadores y trabajadoras y el Gobierno deberíamos trabajar juntos para empujar señales que las partes necesitan y es parte del compromiso del Gobierno.
¿Esa generación de nuevos puestos de trabajo se acompañará del estímulo, la organización sindical y la Ley de Fuero Sindical?
El mayor instrumento que tenemos nosotros es la negociación colectiva; uno de los contenidos o los énfasis colocados en la negociación colectiva tiene que ver con el tripartismo. Muchas veces estas cuestiones, estos elementos son cuestionados. Bueno, nosotros vamos a reivindicar la vigencia, la validez, vamos a estar respetando a los actores allí, vamos a estar generando ámbitos para aquella negociación, vamos a tratar de colocar no solamente el pienso y el recinto para que esto ocurra, sino que además ideas, iniciativas concretas. Pero es posible, desde nuestro punto de vista es posible y además se hace bastante urgente y necesario que así ocurra.