Cuenta la leyenda que Andrés Capretti es un viejo conocido del ministro Luis Alberto Heber. Un día, hace años, comenzó a asesorarlo en temas cibernéticos. Se hicieron amigos y se aquerenció en su equipo. Pasó a ser uno más en el histórico despacho del 4º piso del edificio de las Comisiones del por entonces senador Heber. Así arrancó…
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En el último período en que Heber fue senador, eran inseparables. Lo acompañaba a todos lados. Cuando Heber levantó campamento del Palacio Legislativo y se transformó en el ministro de Transporte y Obras Públicas, un sueño largamente anhelado por el herrerista, se fue con él. Lo designó adscripto a su secretaría como asesor directo. Le encomendó la coordinación del Ferrocarril Central de UPM. En eso andaba el Mono Capretti cuando Heber tuvo que mudarse al Ministerio del Interior. Se fueron juntos.
Andrés Capretti Casal fue designado el 26 de mayo de 2021 como asesor directo del ministro del Interior, con una remuneración nominal por todo concepto (a valores del 2021) de $182.000. En su currículum presentado cuando lo designaron en el Ministerio del Interior figura “licenciatura en Bioquímica en UdelaR”. En su currículum en LinkedIn surge que sería profesor de Física y Química y que tiene estudios en el área comunicacional. También en la UDE, en el año 2018 tiene un seminario sobre Violencia Doméstica y Violencia en el Deporte, de ocho horas de duración. Digamos, un curso express…
En el Ministerio del Interior, la Bioquímica mucho no le ha servido y se ha transformado en un asesor todoterreno del ministro Heber. Según su página de Twitter (@monocapretti), su fuerte es recorrer territorio, como le gusta decir a él, charlar con los vecinos, visitar seccionales de policía, armar reuniones con los alcaldes blancos, sacarse selfies y, como suele decir, “muchos deberes y articulación para hacer”.
En una palabra, se pisaba los talones con el entonces director de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Santiago González. Según pudo saber Juana para este informe, a González no le gustaba la intromisión permanente del Mono en sus tareas. Pero González jugaba de locatario, venía del equipo de Larrañaga y convivieron lo mejor que pudieron. Dicen que Capretti estaría vinculado a los informes de Santo y Seña sobre Santiago González.
Cuando González renunció, se pensó en eliminar el cargo, que fue creado durante la administración de Tabaré Vázquez. Heber hizo hincapié en la necesidad de encontrar una figura joven. Hasta allí, las ilusiones del Mono eran muchas. Pero el ministro se apuró en aclarar que era conveniente encontrar una persona de perfil bajo y alta dedicación. Lacalle Pou tuvo diferentes nombres sobre la mesa antes de resolver. Uno de ellos fue Capretti.
También pensaron en Andrés Ojeda, el conocido y mediático abogado del Partido Colorado. En definitiva, el presidente y Heber resolvieron designar a Matías Terra. Juana sabe que la decisión de designar al joven militante sanducero no fue caprichosa. Si bien Matías trabaja en el Ministerio del Interior desde el período del Guapo Larrañaga, es además amigo de Jorge Larrañaga hijo y forma parte de Alianza Nacional.
Por esos días era conveniente tener contenta a la gente de Alianza, estaban por cerrar el acuerdo con la lista 71 para apoyar a Laura Raffo en su sueño de sumar y prepararse para enfrentar a Álvaro Delgado en la interna que se viene. La decisión no era tan difícil y se resolvieron por Matías, pero el Mono no se achicó.
Cuando Juana comenzó a preparar este informe resolvió juntarse con uno de esos amigos blancos, de esos que saben y mucho, en el viejo Bar Iberia de Uruguay y Andes. Ese viejo boliche de pescadores portuarios que se mantiene estoico con su viejo mostrador de mármol, sus mesas gastadas y el mejor sándwich caliente de Montevideo.
Andrés Capretti es esencialmente un Mono inquieto. Hace poco cobró notoriedad porque visitó al padre Omar França de la parroquia Santa Bernardita a pocas horas de las denuncias realizadas por el párroco.
Este episodio determinó que la banda de senadores del FA presentara un pedido de informes al Ministerio del Interior, para saber en razón de qué, el asesor del ministro realizaba esa investigación.
Juana, que es mal pensada y se jacta de serlo, piensa que el apuro de Capretti por hablar con el cura França, más allá de su excesivo protagonismo, era para sondearlo sin demasiado interés en que avanzara en su denuncia. Sea por lo que fuere, Capretti solo se quedó con una foto subida a Twitter. Su gestión ante los hechos ocurridos en la parroquia de Malvín, no continuaron. Siguen, como corresponde, en manos de la Fiscalía y la Policía de Investigaciones.
Cabe recordar, además, que el Mono Capretti fue mencionado en más de una oportunidad en los chats que todos conocimos de Astesiano, charlando con jerarquías policiales, que dio lugar a una larga investigación de Brecha en el mes de julio pasado.
También se comentó que Capretti no sería ajeno a los informes de Santo y Seña sobre el caso Penadés en virtud de su vinculación directa con los productores del programa. No olvidemos que, hace años, el inquieto Mono Capretti tuvo un programa en Canal 4, Rastros, con un abogado amigo y quien fue su exmujer. Allí comenzó su vinculación con el canal de Aguada Park.
Mientras apuramos el café y observamos una partida de truco en la mesa de al lado, el informante recuerda que Capretti fue denunciado judicialmente (en el Juzgado de Familia) por violencia intrafamiliar, y habría tenido que realizarse pericias psicológicas en un juzgado de violencia especializada.
Además, sostiene el informante, Andrés Capretti está vinculado a una denuncia de acoso sexual. Es decir: por haber enviado mensajes de contenido sexual, en el marco de lo dispuesto por la Ley de Violencia de Género. Todo ello, me cuenta, ha dado lugar a una investigación conforme a lo dispuesto por el art. 7º de la ley 18.561.
Todo parece indicar que el acoso fue en el marco de su desempeño en el Ministerio del Interior, y comenzó a los dos meses de haberse mudado con Heber a ese Ministerio. Es decir, fue un acoso en el ámbito laboral. La víctima, según me cuenta mi amigo, primero fue abordada en su oficina, muy cercana a la del mismísimo Capretti.
Después vinieron los chats privados de Instagram, algunos de los cuales se reproducen en este ejemplar de Caras y Caretas.
El acoso por privado de Instagram, fue largo, duró casi dos años. Hubo denuncias que no prosperaron. En abril de este año, al inicio de la Semana Santa, Capretti volvió al ataque y la acosó por WhatsApp. Juana supo que hubo una denuncia en el Zonal 2, cerquita de Nuevo Centro, en el barrio donde vive el Mono.
A esa altura hicimos un bis de café porque, la verdad, estaba más inspirado que nunca y siguió derramando información. Explicó que la denuncia en el Zonal 2 desapareció… Cuando fueron a retirar la copia en soporte papel -dice- recibieron como única respuesta “la denuncia no está, ¿qué querés que te diga?, no hay denuncia”.
Parece que las cosas siguieron adelante, nadie se achicó. Volvieron al Ministerio del Interior a presentar nueva denuncia. Concurrieron a la Fiscalía de 7º turno de delitos sexuales y violencia de género y continuaron los procedimientos en los organismos pertinentes conforme a lo dispuesto en la Ley 18.561 y demás normas que regulan y protegen a las víctimas que denuncian acoso sexual en el ámbito laboral.
Cuando volvía camino a la redacción pensé, con una sonrisa, que no encontré al mono que se perdió hace unos meses en Montevideo, pero Juana develó una nueva faceta de Andrés, el Mono inquieto y asesor del ministro Heber.