"Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán".
(Evangelio según San Mateo).
El duro comunicado de Cinemateca contra la ACAU, el gobierno y Facundo Ponce de Léon
Cuando apenas habían cesado los festejos de la Navidad, la Agencia del Cine y el Audiovisual del Uruguay (ACAU) se apuró a escribir su propia buena nueva: la firma de un comodato con el fin de crear lo que ha llamado “La casa del cine del Uruguay” en el viejo edificio de La Ópera en Sarandí y Juan Carlos Gómez.
En la mesa estuvieron la Ministra de Industria, Elisa Facio, el presidente de la ACAU, Facundo Ponce de León, el arquitecto Pedro Livni –encargado de remozar el edificio– y Esteban Schroeder, presentado como “productor” pero que consistentemente habló como integrante de ASOPROD –aunque, al haber aclarado que lo hacía en nombre propio, se deduce que carecía de una delegación legítima.
La oratoria, que Facundo Ponce de León abrió con un largo elogio a su propia gestión y el saludo a cada persona en la platea que consideró un apoyo digno de mencionarse siguió con una declaración de intenciones del arquitecto respecto al nuevo edificio: una cafetería, la posibilidad de un cine, un archivo fílmico, un espacio para muestras, es decir, algo bastante parecido a la Cinemateca... a tres cuadras de la Cinemateca.
Más allá de la firma del comodato por el edificio, que, según dijeron, consideraron “ideal” para tal fin –a pesar de lo inviable que es la Ciudad Vieja para albergar el material nitrato y lo inconveniente que resultaría depositar material fílmico a 400 metros del Río de la Plata–, el objetivo de la conferencia de prensa fue el de generar un anuncio que sonara como un gran logro a pesar de tener poco que mostrar –el traspaso del dominio de un edificio público abandonado– y, ya que estaban, pasarle al gobierno entrante un proyecto tan endeble y lleno de problemas que no logró sentar a una sola organización del sector audiovisual en la mesa de la conferencia de prensa que anunciaba la creación de “su casa”.
Pero más allá de lo pintoresco del asunto, es a raíz de la afirmación de Ponce de que luego de escuchar los problemas de los distintos archivos se volvió patente que “encontrar un edificio para alojar el patrimonio audiovisual era una necesidad” y que la intención de este archivo es recolectar lo nuevo, “mejorar la infraestructura de aquello que está ahí” y “cobijar lo que sabemos que existe” –incluyendo en su enumeración lo que está en el archivo de Cinemateca–, que creemos necesario declarar:
1. Que, tal como lo anunciamos oportunamente en la prensa, Cinemateca no integrará el archivo impulsado por la ACAU, por carecer este proyecto de cualquier seriedad y garantías para las instituciones que lo integren.
2. Que Cinemateca deplora que deliberadamente desde la Agencia se realicen anuncios hiperbólicos y que se induzca a error a la prensa y la opinión pública utilizando el nombre de nuestra institución en el anuncio de un proyecto a todas luces inconsistente que representa, además, una falta de respeto por quienes han realizado la labor de preservación con escasísimos recursos por más de siete décadas.
3. Que lamenta el cinismo con el que la Agencia sostiene un doble discurso de preocupación por la preservación, por un lado, y por otro una total abstracción ante el hecho de que, a tres días de finalizar el año, el principal archivo fílmico del país haya recibido del MEC solo el 25% de los recursos que se le destinaron por ley de presupuesto para 2024 para colaborar con su funcionamiento.
cinemateca.png
Cinemateca alerta por el contagio masivo de la fiebre festivalera.
Foto: A. Laluz.
4. Que dicho doble discurso se extiende igualmente a la valoración de la Agencia por el cine uruguayo, al destinar medio millón de dólares para inaugurar una “Casa del cine del Uruguay” de utilidad incierta y desviar la mirada ante la muy cierta asfixia de recursos que tal incumplimiento representa para la principal sala de exhibición del ya de por sí golpeado cine nacional.
5. Que siendo la historia de los archivos también la historia de cómo se conforman las colecciones y considerando que este proyecto de archivo tendrá el efecto probable de que se retiren de Cinemateca materiales en depósito recolectados gracias al tesón y el trabajo de Manuel Martínez Carril y que han sido conservados con recursos de la Cinemateca durante décadas, la constitución del mismo tendrá como consecuencia no solo contribuir al desmembramiento del acervo del principal archivo fílmico del país, sino también al borramiento del trabajo de uno de los críticos y gestores, en materia audiovisual más importantes de Latinoamérica, así como del de la Cinemateca en tanto uno de los pilares de las instituciones independientes de la cultura uruguaya.
Esto, sin olvidar que tal extremo ayudará a ocultar la omisión estatal histórica en la preservación del patrimonio fílmico nacional y a despojar del reconocimiento que le corresponde a la sociedad civil uruguaya, que se organizó para tomar a su cargo esta tarea de interés público por más de medio siglo.
6. Que, aun si este objetivo político de la derecha cultural aliada con los intereses económicos de la industria y los profesionales de la academia tuviera un éxito relativo en su ataque a una institución cultural emblemática y se retirara de nuestro cuidado todo el material depositado por terceros, el de Cinemateca continuará siendo el mayor archivo de materiales uruguayos del país y el único que con certeza se mantendrá en el tiempo, ya que –a diferencia de quienes hoy reclaman para sí el mérito de protegerlo sin una sola acción que lo pruebe y con muchas que lo desmienten– no necesitamos más propaganda que nuestra propia trayectoria, ningún reconocimiento aparte de nuestro prestigio que trasciende fronteras, ni otra certeza que la de contar con el apoyo indoblegable del pueblo uruguayo que porfiadamente nos sostiene.