El presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Pablo Caggiani, abordó en el programa Show de Miércoles, de Legítima Defensa, la coyuntura educativa que atraviesa el país tras los episodios de violencia escolar, el conflicto sindical con Ademu y las tensiones presupuestales que enfrenta el sistema. En conversación con Leandro Grille, Caggiani dejó en claro que “la escuela no es un lugar donde se reproduce la violencia, sino donde se enseña a resolver los conflictos sin violencia”.
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El jerarca afirmó que los hechos de violencia que involucran a docentes y familias “no son aislados” y que deben entenderse como parte de una realidad social más amplia. “La escuela es mediadora de la violencia que existe en la comunidad. Es el lugar donde se interviene sistemáticamente. Hay una función social que se ejerce todos los días, en cada recreo, en cada clase. Pero también hay un cansancio ciudadano, fueron años complicados y eso se nota en la convivencia”, señaló.
La respuesta institucional
Luego del ataque en la escuela N.º 123 de Flor de Maroñas, ANEP activó un protocolo de respuesta inmediata. “Se disparó un trabajo que implicó la articulación con todo el Estado, con el respaldo del presidente de la República”, explicó Caggiani. En esa línea, mencionó la coordinación con el Ministerio del Interior, la Dirección General de Primaria y la Institución Nacional de Derechos Humanos.
El presidente de ANEP insistió en que la intervención estatal no puede limitarse a una reacción puntual: “Romper lleva muy poco tiempo, construir lleva mucho tiempo. No se trata de medidas de choque, sino de sostener políticas de convivencia. Tenemos que aprender de lo que pasa en cada escuela para fortalecer los lazos comunitarios”.
Según el jerarca, la respuesta también incluye “un trabajo de reparación institucional”, con énfasis en la atención a los equipos docentes y a los niños involucrados. “Hay que cuidar a quienes sostienen la vida cotidiana de la escuela. Los maestros son mediadores, no policías. Necesitan respaldo y acompañamiento”, subrayó.
El conflicto con Ademu
La tensión entre ANEP y Ademu Montevideo se profundizó luego de las medidas sindicales tomadas tras los hechos de violencia. Caggiani, sin entrar en polémicas, reconoció la legitimidad de las preocupaciones docentes, pero marcó distancia con algunas formas del conflicto. “No corresponde que comente más de lo que ya dije, pero hay que entender por qué las cosas pasan. No es que todo esté igual, hay cansancio, expectativas, restricciones presupuestales. Esas tensiones hay que administrarlas con diálogo”.
El jerarca destacó que la actual administración ha intentado “recomponer espacios de conversación y negociación” con los sindicatos, tras un período en que esos canales habían quedado debilitados. “Desde el comienzo hemos instalado bipartitas y espacios de negociación colectiva con los gremios. Hoy seguimos dialogando. No hay que renunciar a eso”, afirmó.
Para Caggiani, el diálogo con Ademu y con los demás sindicatos de la educación “no puede romperse en los momentos de mayor tensión”. “Tenemos que cuidar los canales de conversación, porque el trabajo colectivo es el que sostiene el sistema educativo”, enfatizó.
Presupuesto, expectativas y gestión
Consultado sobre el presupuesto de ANEP, Caggiani reconoció que la administración trabaja con limitaciones financieras importantes, aunque remarcó que la educación sigue siendo una de las áreas más priorizadas. “Nosotros pedimos 600 millones de dólares para el quinquenio y se nos asignan 200. Es la tercera parte, pero aun así ANEP es de los organismos más priorizados”, indicó.
Recordó que la meta del 6% del Producto Bruto Interno (PBI) para educación —una histórica bandera del Frente Amplio— quedó rezagada por decisiones macroeconómicas. “Si no se hubieran ocultado 1.200 millones de dólares de déficit fiscal, con la mitad de eso ya llegábamos al 6%. No es un problema de voluntad política: la plata es la que hay”, afirmó.
Pese a ello, sostuvo que ANEP ha logrado mantener políticas de expansión social, como la ampliación de los comedores escolares. “Uruguay está construyendo más comedores que en toda su historia. Eso muestra una priorización real, no un discurso”, subrayó.
Caggiani también defendió la gestión de los recursos y la apuesta por programas que fortalezcan la inclusión. “El presupuesto tiene que transformarse en política pública efectiva. De nada sirve discutir números si no se traducen en resultados concretos”, dijo.
Universidad de la Educación: un debate abierto
Otro de los puntos que abordó el presidente de ANEP fue la discusión parlamentaria sobre la creación de la Universidad de la Educación. “El proyecto se apoya en la idea de que la formación docente merece rango universitario”, explicó. Sin embargo, advirtió que no se trata solo de cambiar una denominación, sino de asegurar que el sistema educativo cuente con autonomía real y capacidad de investigación.
“La Universidad de la Educación debe ser una institución pública, nacional y autónoma. No una oficina administrativa. Si queremos docentes mejor formados, debemos confiar en ellos como sujetos de conocimiento”, afirmó.
El jerarca señaló que la propuesta ha tenido idas y vueltas, pero que el consenso político “parece más cercano que en otras etapas”. “Uruguay ya decidió que necesita una Universidad de la Educación; ahora lo que falta es decidir cómo y con qué garantías”, dijo.
Mirada hacia adelante
En su análisis, Caggiani insistió en que el sistema educativo enfrenta la doble tarea de “garantizar la convivencia” y “reconstruir el diálogo social”. A su juicio, los hechos de violencia, los conflictos gremiales y las restricciones presupuestales son síntomas “un país que atraviesa una crisis de confianza, pero que sigue apostando a la educación pública como herramienta de cohesión”.