¿Qué actividades han jalonado su campaña hasta ahora?
Muchas recorridas y afinando toda la estructura, que es nueva y que va creciendo, y que nos permitió el otro día reunir 88 agrupaciones de todo el país como inicio de campaña para compartir en una larga jornada de trabajo con representantes de todos los grupos la estrategia de campaña, de comunicación, la forma de trabajo y demás en los equipos que están integrándose en materia de la mesa técnico programática, la junta nacional de Por la Patria, la agencia de publicidad, el equipo estratégico, etcétera. Todo eso se va consolidando para una segunda etapa de campaña que empieza ahora en marzo.
¿En qué consiste su estrategia?
En hacernos un espacio. Abrir una línea alternativa a la oficialista. Formamos parte del Gobierno, hemos estado en su gestión, somos corresponsables de sus resultados, pero no integramos el sector mayoritario del partido y ofrecemos una alternativa al liderazgo que el partido necesita recomponer. Ninguno de los dos líderes con los que llegamos a la elección pasada están. No está Jorge Larrañaga y no está Lacalle Pou por su impedimento formal, y por lo tanto ahí hay un espacio que llenar y que renovar. Nuestra estrategia es poder ofrecer para la etapa que viene algunos cambios en materia de gestión, pero también un liderazgo alternativo para llevar adelante esos cambios y enfrentar los obvios obstáculos que vienen. Pero antes que eso, para ganarle al Frente Amplio.
¿Por qué cree que puede ganarle al Frente Amplio?
Porque creo que puedo y los conozco, creo que tengo la posibilidad de enfrentarlos, no desde una visión conservadora o de derecha, sino desde una visión transformadora y de cambios que puedan liderar las fuerzas positivas y constructivas que hay en el país sobre la base de la libertad, pero también con estabilidad. Me parece que muchísima gente, incluso mucha que ha votado a la izquierda o que ha votado al Frente, tiene razones suficientes para querer sostener la gestión que se lleva adelante, que ha ofrecido estabilidad, ha ofrecido paz pública, ha ofrecido cambios moderados, y tiene un rumbo clarísimo, frente a una izquierda absolutamente condicionada y forzada por una dirigencia sindical dura que le pasa por encima muchas veces a los sectores moderados del Frente Amplio que se quedaron sin liderazgo de contención, sin liderazgos moderadores como pudo haber sido hace mucho tiempo Seregni, Batalla y como fueron recientemente Astori, Tabaré Vázquez, e incluso Mujica. No hay muros de contención, se los llevan puestos, y eso es muy grave para la propia izquierda.
¿Usted considera que es el único candidato wilsonista dentro del Partido Nacional?
Soy el único candidato wilsonista. Eso está claro, ¿no?
¿No hay wilsonismo en otros candidatos?
Habrá, pero no en candidatos. La candidatura wilsonista quedó de este lado y punto. Los otros dos candidatos formaron parte del movimiento Todos Hacia Adelante que llevó a Lacalle Pou al gobierno, pero forman parte de lo mismo. Nosotros venimos del wilsonismo histórico y venimos también, en los últimos tiempos, del larrañaguismo en un origen con Alianza Nacional. Desde el 2017 refundamos Por la Patria y quisimos recomponer ese espacio con otros compañeros para competir con el herrerismo y no pudimos. Es más, se debilitó el nuestro. La muerte de Larrañaga hizo que Alianza Nacional resolviera apoyar a la candidata más herrerista de todas. Laura Raffo obviamente surge con el respaldo de Lacalle Herrera y con el sector más tradicional y ortodoxo del partido. Hacia ahí fueron los compañeros, hay que ver dónde está el electorado.
¿Considera que el wilsonismo se ha corrido hacia la izquierda, como han dicho algunos dirigentes del Frente Amplio?
¿Qué quiere decir eso?
Que el wilsonismo hoy por hoy no está en el Partido Nacional, sino en la izquierda.
Quien dice eso se aprovecha de una figura muy prestigiosa y la desconoce. No se puede ser wilsonista y no ser blanco. Buena parte de la izquierda vio en Wilson a su gran enemigo, porque fue quien levantó banderas de progreso y de cambio, de transformación desde un espacio de libertad y de democracia, y les compitió por esos espacios. Son los mismos que acordaron en el Pacto de Club Naval la cárcel de Wilson para que no fuera candidato. Son los que alimentaron junto a muchos otros, entre los que yo estaba en la consigna del Obelisco, en el 83 por un Uruguay democrático y sin exclusiones, y después pactaron con militares y otros cuantos una salida con presos políticos y con excluidos, entre ellos Wilson Ferreira Aldunate. Hay que tener mucho cuidado con usar con sentido electoral figuras que no les pertenecen ni jamás les pertenecieron.
¿Qué opina de la gestión de seguridad que está llevando adelante este Gobierno?
Se está haciendo todo lo que se tiene que hacer, pero faltan cosas para dar respuestas a fenómenos nuevos. No podemos evitar considerar la instalación en el país de prácticas que vienen de otros lados y que llegaron al Uruguay. Hoy hay sicariato, ajustes de cuentas, crimen organizado, enfrentamiento entre bandas delictivas por dominio y control de territorios, y hay grupos fuertemente armados.
Todo eso debe ser encarado con respuestas nuevas. Yo creo que el Frente Amplio se equivocó disolviendo las brigadas antidrogas de Montevideo y Canelones, dejó que creciera el microtráfico expulsando de hecho del país a la DEA, y nosotros todavía no hemos encontrado la vuelta para enfrentar este fenómeno nuevo, que tiene causas que hay que enfrentar.
Si miramos las estadísticas, los homicidios han bajado muy poquito a diferencia de otros delitos, pero se han estabilizado. Ahora, cuando miramos dentro de esas estadísticas, lo que vemos es que la mitad de los homicidios tiene que ver con el narcotráfico y el 20 % con los delitos comunes. Hay menos homicidios, producto o como resultado final de otros delitos violentos como la rapiña, un 20 %, pero hay más homicidios vinculados al crimen organizado. Esa violencia pone en un estado de temor, de inseguridad a la gente común, sencilla, trabajadora, que queda atrapada entre dos fuegos y se ha perdido la paz pública en esos sectores y, por lo tanto, hay que hacer más cosas.
Usted propone patrullaje de militares…
Yo propongo utilizar un recurso que el Estado tiene para generar más presencia en zonas de conflicto. No propongo ninguna locura, sino tomar la legislación ya existente que le permite a las Fuerzas Armadas hacer patrullajes, vigilancia, inspeccionar vehículos y requerir identidad de personas, inspeccionar las cargas de los vehículos, detener personas que cometen infraganti delito, perseguirlos, usar la fuerza en proporción a la agresión.
Todo eso ya está regulado por una ley del 2018. Trasladar eso con un marco legal nuevo y los respaldos legales correspondientes a una acción de patrullaje y vigilancia en zonas urbanas, me parece que está al alcance dentro de las posibilidades y sería de mucha ayuda a la tarea policial que no alcanza a patrullar al mismo tiempo todas las zonas de conflicto y, sobre todo, de mucho respaldo a la población civil más humilde, que es la que más sufre este tipo de situaciones violentas.
¿Entiende que esa propuesta no cayó bien en, por ejemplo, Guido Manini Ríos?
Cuando yo lancé esta propuesta sabía que le iba a caer mal a todos, porque yo vengo de recoger firmas para Vivir Sin Miedo con Larrañaga, que planteaba algo similar, había que reformar la Constitución, planteaba allanamiento nocturno por un lado y ahora vamos todos por él, y planteaba la creación de la Guardia Nacional, que eran policías y militares. Esto no es lo mismo porque no le da funciones de acción represiva a los militares. Es mucho más sencillo, pero era obvio que en aquel momento estuvo en contra el Frente Amplio, mi partido, el actual presidente de la República incluido, el Partido Independiente, y estuvo en contra el Partido Colorado.
Obviamente que yo sabía que militares y policías iban a estar en desacuerdo, unos porque no quieren esa tarea y otros porque no quieren combinarlas con los militares. Teníamos a favor una cosa, la gente está de acuerdo, la gente nos pide eso. Manini Ríos se tiene que haber olvidado que él era comandante en jefe cuando se votó esa ley y se está aplicando desde aquel tiempo y no ha habido un solo problema.
Hace algunos días la exfiscal Gabriela Fossati publicó un tweet, que luego borró pero que Montevideo Portal llegó a consignar, en el que decía que usted la había invitado a formar parte de su equipo en dos oportunidades. ¿Esto es así?
Cuando Fossati dejó la Fiscalía, una amiga en común muy querida por ambos que es dirigente de Por la Patria –yo no la conocía a Fossati– planificó un encuentro. Y sí, es verdad que ese encuentro se realizó en su casa, donde yo la visité, y es verdad que en la medida que ella quería participar en la política yo la invité, pero ella ya tenía una posición tomada en la política electoral activa y yo no le podía ofrecer eso. Yo había pensado en un destino mucho más ejecutivo para ella en un futuro.
Fue una charla única, inicial, muy respetuosa que no tuvo ninguna consecuencia. La referencia que hizo Fossati a esa charla fue como reacción a una respuesta mía en un reportaje en la que me preguntan sobre su candidatura, y yo lo que dije y reiteré luego en alguna otra, no fue ni calificar ni descalificar su decisión, sino decir lo que efectivamente yo sentí que pasó. Y es que nos complicó el discurso crítico frente a la politización que existe en algunos fiscales que actúan muchas veces alineados con posturas ideológicas o políticas. La salida de la fiscal no nos complicó, pero su ingreso a la política electoral de alguna manera complicó el discurso porque tuvo en sus manos algunos casos vinculados al Gobierno y al propio presidente de la República. Yo no descalifiqué ni censuré, ni nada. Dije que nos complicó y lo vuelvo a decir.
Creo que ha sido una mujer muy valiente, que da un testimonio muy valioso de lo que pasa en el backstage de lo que uno ve en Fiscalía, y confirmó muchas de las sospechas que nosotros tenemos. Por suerte lo hace sin generalizar, porque yo creo que hay un montón de fiscales que son profesionales como tales. Y yo sigo creyendo en eso.
¿Está conforme con su actuación en el denominado caso Astesiano?
Sí, creo que profesionalmente lo trató muy bien; es más, creo que la sacan porque venía actuando muy bien en ese caso.
¿Cómo tomó que Laura Raffo renunciara a su puesto en la Departamental del Partido Nacional en Montevideo para dedicarse a la política nacional?
Todos habíamos hecho un importante acuerdo para pensar tempranamente en Montevideo y competir por la Intendencia. Todo ese acuerdo reposaba sobre la presidencia de Laura en la Departamental del partido, es decir, hacer coincidir su candidatura con el liderazgo formal del partido en Montevideo, y hacia ahí trabajamos todos. Ese camino se interrumpió cuando Laura tomó otro camino legítimamente, pero volvimos el reloj a cero el 29 de mayo del año pasado, un poco después de que Laura renunciara. La 250 Por la Patria emitió una declaración pidiendo rápidamente discutir el tema y reconvertir los objetivos en Montevideo, y fracasamos con total éxito. Hasta el día de hoy, la Departamental del partido no ha podido ni siquiera elegir un nuevo presidente. Y no se ha podido discutir sobre el partido de la Coalición Republicana, que es una opción. Eso nosotros lo vemos como una debilidad. Llegamos al tiempo electoral, donde el túnel de viento nos envuelve a todos en la elección nacional y no tenemos nada resuelto para las departamentales. Eso es lo que pasó. Laura Raffo no es responsable de eso, nosotros somos responsables.