Hay dos expedientes en torno al narcotraficante Juan Antonio González Bica, uno de ellos está reservado, pero otra parte del expediente es de libre acceso. Caras y Caretas pudo estar en contacto y ver las historias clínicas que Matías Campero presentó en el juzgado junto a la abogada Mercedes Acosta, ambos formalizados el 9 de setiembre pasado.
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El caso repercutió políticamente porque el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, señaló a la jueza María Helena Mainard por haber otorgado la prisión domiciliaria de González Bica.
La jueza resolvió en mayo pasado otorgar la prisión domiciliaria, someter nuevamente a pericias a González Bica en un plazo de 6 meses y preguntó en su fallo al Instituto Técnico Forense si existe alguna cárcel capaz de asistir al imputado en función de la patología que presentaba: enfermedad renal crónica.
El área asistencial del Instituto Nacional de Rehabilitación finalmente respondió que no existe en el penal de Punta de Rieles -que presenta mejores condiciones que los restantes centros penitenciarios- ni ninguna otra cárcel en el Uruguay capaz de satisfacer las necesidades asistenciales de ningún recluso con tal patología que requiere diálisis tres veces por semana. El área asistencial del INR también indicó que los traslados desde la cárcel hasta centros asistenciales con esa frecuencia también son imposibles de planificar.
En contacto con el expediente judicial que obviamente no está reservado, Caras y Caretas pudo conocer la historia clínica no sólo presentada a la jueza Mainard por parte de Matías Campero -quien se presentaba junto a la abogada Acosta como procurador-, sino a los técnicos del Instituto Técnico Forense, quienes labraron su informe en base a las historias clínicas falsificadas por Campero.
La fiscal Mónica Ferrero le imputó a Campero el delito de estafa porque creó una historia clínica. La creación de Campero, que indujo a error a los técnicos del ITF y a la jueza de Crimen Organizado, es tan perfecta como real. Por eso, según pudo conocer Caras y Caretas, la fiscal investiga de qué centro asistencial extrajo la historia clínica Matías Campero y que le sirviera para que su cliente, el narcotraficante González Bica, obtuviera el instituto de la prisión domiciliaria.
Campero se hizo de esa historia clínica que muestra imágenes de tomografías computadas y resonancias de los riñones de González Bica, y ahora la fiscal investiga el origen de ese documento.
El punto que ya se pudo constatar es que la misma historia que González Bica utilizó para presentar al ITF, y posteriormente a la jueza Mainard, es el mismo documento que utilizó para él mismo, para el propio Matías Campero, quien, también en Maldonado, luego de haber sido formalizado, obtuvo con las mismas imágenes de tomografías y resonancias su propia prisión domiciliaria.
El portal Maldonado Noticias informó que el jueves 22 de junio, Matías Campero y otros dos hombres fueron formalizados en la sede penal de 4° turno de Maldonado, como presuntos autores de un delito de secuestro, privación de libertad especialmente agravado y un delito de lesiones personales. Siete días antes, Matías Campero, S.D.L.R. y D.A.D.C. habían privado de su libertad, robado y golpeado con inusitada violencia a un hombre que cumplía tareas por el programa Accesos del MIDES, en el Hospital de Maldonado. Bajo amenazas y golpes querían saber dónde ubicar a P.D.B.A., un constructor de cabañas que habría estafado en unos USD 3.000 a Campero. El martes 20 se produjo un encuentro entre los imputados y dos personas en una zona rural de camino a Lapataia, que desembocó en el secuestro de la mujer de iniciales J.B. En ese momento detuvieron al trío. Luego de su formalización con prisión, Matías Campero obtuvo su prisión domiciliaria con la misma historia clínica que presentó en junio ante la Justicia de Maldonado.