Un año atrás se hacía pública su separación, justo un mes antes de cumplir 22 años de casados. Lacalle Pou y Lorena Ponce de León resolvieron vivir separados y desde el círculo familiar se hablaba de "tensiones producto de la gestión de gobierno".
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Loli resolvió mudarse con sus hijos y Lacalle Pou se quedó en la residencia del Prado. No obstante, los periodistas "amigos" del presidente, no descartaban una pronta reconciliación, recordando que "ya en 2011 habían estado separados durante algunas semanas".
Claro, esta vez la cosa era diferente porque la repercusión de la noticia de que el presidente de la República se separaba de su esposa, tomaba casi cuestión de Estado.
No hubo comunicación oficial, y si bien el tema se comentaba en todos los espacios políticos, ningún miembro del sistema aludió a la separación, aún en los momentos de mayor rispidez política.
Por lo bajo se hacían múltiples lecturas, incluso algunos insinuaban que podía ser todo una pantalla para orientar la mirada de la sociedad hacia una cuestión completamente por fuera de la dura seguidilla de polémicas que tuvo que soportar el gobierno.
Tal como lo vaticinaron los allegados, pocos meses después, las señales de reconciliación comenzaron a repetirse. Primero, un encuentro "casual" en un acto público en Maldonado, luego otra coincidencia en un evento social ante todas las cámaras.
En febrero de este año, Loli Ponce de León comentó que estaban en "algo parecido" a una reconciliación, pero no hubo más novedades. A principios de mayo, Lacalle Pou fue enrevistado por el periodista argentino, Luis Majul, y al consultárselo sobre una posible reconciliación, dijo: "estamos bien con mi mujer", sin dar más detalles.
Para confirmar esas palabras, este jueves la pareja salió a cenar. El escenario fue Café Misterio, el restaurante de Carrasco celebró su aniversario número 30 y realizó un encuentro de cocineros latinoamericanos. Según dicen los allegados, este evento pudo haber servido para sellar definitivamente la reconciliación.