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Política interna | Delgado | campaña

Buscando la fórmula

Los blancos llegan a junio con una interna sin sorpresas

La interna del Partido Nacional tiene tres candidatos a la vista: Álvaro Delgado, Laura Raffo y Jorge Gandini.

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Caras y Caretas Diario

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Las encuestas nos contaron hace tiempo que ganará el exsecretario de la Presidencia. Quedan dos preguntas por responder que tornan a la interna menos aburrida: si vuelve Juan Sartori y quién acompañará a Delgado en la fórmula.

Cuando comenzó a aparecer en el horizonte de los blancos la danza de nombres de cara a las próximas internas, el presidente Lacalle Pou le dijo a un histórico dirigente nacionalista: “No se apuren pero intentemos hacer una interna competitiva”. Un viejo referente blancos, de esos que la saben lunga, le dijo a Juana: “A cartas vista”, como vienen las encuestas, el pedido del presidente no se cumplió.

La gente de la 71, grupo mayoritario que lleva a Laura Raffo como precandidata a la presidencia e integra el grupo Sumar, se queja, ante quien lo quiera oír, sobre el grupo de campaña y los apoyos con que cuenta el candidato Álvaro Delgado. A los dimes y diretes internos de los blancos hay que sumar el enigma de qué hará Juan Sartori.

El mismísimo presidente de la República provocó una reunión con el viajero senador para entusiasmarlo de que entrara en la interna y se sumara a la grilla de los precandidatos, pero estamos llegando a mayo y la pregunta entre los blancos es la misma: ¿qué hará Juan?

Juana conversó con precandidatos, con legisladores y con varios dirigentes del Partido Nacional. Palabra más, palabra menos, todos coinciden: “Ni él sabe lo que va a hacer”. A todos les dice lo mismo: “En dos semanas defino”. Y mientras los días pasan, Juan juega con el efecto sorpresa y los blancos sueñan con que se repita su aparición mágica de las elecciones pasadas y que desgrane esos millones que todos sabemos que le sobran.

Pero vayamos por partes y veamos cómo viene la cartelera blanca.

El candidato del presidente

El exsecretario de la Presidencia, favorito absoluto de todas las encuestas, cuenta con la mesa chica que llevó al triunfo a Lacalle Pou con el exitoso publicista Roberto Lafluf, acompañado por la agencia de publicidad de Diego Silva, un viejo conocido del Partido Nacional, y Nicolás Martínez, el eterno secretario de la familia Lacalle, que está pendiente de hasta los mínimos detalles de cuanto acto o reunión en que esté presente el candidato.

El precandidato heredó a uno de los amigos históricos de Lacalle Pou, Horacio Abadie, quien maneja la agenda, negocia con los periodistas las entrevistas que, en cuentagotas, Delgado concede a los medios y se ha transformado en un secretario todo terreno. A ese grupo selecto hay que agregarle al exministro Martín Lema y a Javier Álvarez, viejo amigo de Delgado, quien lo acompaña políticamente y fue su asesor directo en Presidencia.

La campaña de Delgado transcurre sin sobresaltos: actos en el interior del país, donde tiene la friolera de 15 intendentes que lo apoyan y facilitan las adhesiones y los votos; y una campaña mediática basada esencialmente en sus apariciones en informativos centrales en cuanto acto chico, mediano o grande en que esté el candidato presente.

Allí, en esas entrevistas, se dedica a criticar al Gobierno anterior. Sí, al Gobierno anterior, que se fue hace casi 4 años y medio. También a los precandidatos del Frente Amplio. Sus propuestas, que él llama el segundo piso de ideas a realizar, resultan hasta graciosas si consideramos que Delgado todavía forma parte del Gobierno y fue uno de los hombres fuertes de esta gestión.

El equipo de campaña de Delgado, hasta ahora, ha gastado poco en medios; todo es publicidad indirecta, algunas gigantografias ubicadas estratégicamente en edificios montevideanos y en carreteras, dos tics celestes sobre fondo negro y un Delgado sonriente que nos avisa que van por el segundo gobierno…

Pero no todo es tan fácil para Delgado. Tiene por delante el definir quién lo acompañará en la fórmula que se presentará en octubre como candidato a la presidencia del Partido Nacional.

Juana sabe que Delgado no quiere de compañera de fórmula a la economista Raffo. Los números hasta ahora lo ayudan, la diferencia es grande, y le permitirían repetir la decisión de sacar de la galera un nombre de un candidato, como hizo Lacalle Pou en el 2019 con la escribana Beatriz Argimón. Por ese entonces, era presidente del Directorio del Partido Nacional.

Juana supo de muy buena fuente que Delgado llegó a solicitar a expertos constitucionalistas, para ver más allá del frío texto de la Carta vigente, que posibilitaran el reprise de la actual vicepresidente de la República. No hay manera. Argimón no puede.

Hay un rumor, que circula entre los blancos, de que intentarían tentar a la actual ministra de Economía, Azucena Arbeleche. De todas maneras, Juana sabe que Delgado sigue buscando. Mientras tanto, Laurita recorre el país y sigue tirando ideas, como gusta decir ella, “para sumar a la unidad partidaria”, o, como le dijo a Juana alguno de esos que la quieren poco a la precandidata, tira lo que sea con tal de que le hagan una nota.

Otro de los problemas que se le viene a Delgado, abiertas las urnas de junio, es armar el puzzle de los candidatos al Senado que lo acompañarán. Según le dijo la vicepresidenta Argimón a Juana, ya están pensando en armar un nuevo paraguas protector, como fue Todos en las elecciones nacionales del 2019.

Cambiarán el nombre, pero la idea y el resultado será el mismo. Amontonarse, cobijarse en la legislación vigente y armar un sublema al Senado que los proteja y beneficie. Queda para más adelante develar la incógnita de quiénes la integrarán y quiénes quedarán afuera. El rumor que anda en la vuelta, como diría Discépolo, es que irán todos entreverados y quedará afuera el grupo que lidera el senador Gandini.

¡Ay, Laurita!

Todos sabemos que la economista Laura Raffo es una creación casi exclusiva de Lacalle de Herrera y el entonces poderoso senador Gustavo Penadés. La lista 71 se embanderó con esa precandidatura y constituyen su principal aliado. Juana sabe que el líder actual de la 71, el senador Heber, tiene algunas diferencias de estilo con la economista.

El herrerismo, más allá de la mochila que tiene sobre sus espaldas por el caso Penadés y la mala gestión del exministro del Interior, sigue adelante. Rearmó la tropa y sale a recorrer el país, a lo largo y a lo ancho, cosa que Heber hace desde hace más de 40 años. En rigor, desde las internas del 82, donde fue el onceavo candidato de la lista 15 de Rivera (que había liderado su padre).

Laurita no siempre lo acompaña y a veces juega de líbero. A Heber, que es orgánico, eso no le gusta y se le nota. La economista cambió de agencia de publicidad. Hace muchas campañas electorales que la 71 trabajaba con la agencia Cardinal. Laurita eligió a unos jóvenes que, como dice ella, tienen muchas ideas.

El grupo Sumar, que nuclea a las listas y movimientos que acompañan a Laura Raffo, tiene bastante gusto a poco. El histórico Movimiento de Rocha, que otrora supo liderar el Prof. Carlos Julio Pereyra, hoy sin representación parlamentaria, y lo que queda del larrañaguismo, representado por el senador Camy, un puñado de dirigentes y el intendente Besozzi, de Soriano, que está de salida terminando su segundo mandato.

El sábado pasado Juana supo que el grupo liderado por Camy de la vieja lista 2004 de Larrañaga tuvo su encuentro central de cara a las internas, en la ciudad de Montevideo. Fue en el céntrico restaurante El Club Español. Con suerte, y con toda la furia, había 300 personas.

Laurita, ávida de generar noticias y con todos los canales privados a su favor, tiró una idea. Un gran acto de unidad partidario el domingo 16 de junio, fecha en que se cumplen 40 años del regreso del caudillo blanco Wilson Ferreira Aldunate y su hijo al paisito, tras once largos años de exilio.

Laurita quiso largar en punta, primerear a los otros candidatos y embretarlos. Esto de tironear a Wilson y tirar agua para su molino no es la primera vez que lo hace. Un viejo dirigente blanco le recordó a Juana que en la convención de diciembre del año pasado hizo lo mismo. Convocó a un gran acto de unidad partidaria para el 15 de marzo, en que se recuerda su fallecimiento. Y… ¿qué pasó?, me agregó mi informante de ocasión: Se olvidó, no fue más que un título. Hicimos lo de siempre, un acto en el cementerio convocado por el Directorio, donde fuimos los mismos que todos los años… y Laurita… llegó tarde.

“Pero la economista anda floja de memoria. Otra vez se olvidó de algo. El sábado convocó un gran acto de unidad partidaria de cara a las internas, que nos abarque a todos”, le dijo a Juana. E insistió en que es para recordar y celebrar los 40 años del regreso de Wilson al país. Laurita olvidó dos cosas: que Wilson volvió al país con su hijo, Juan Raúl, y ambos fueron presos.

En segundo lugar, olvidó que por expresa decisión de Wilson, manifestada en varias oportunidades, se le concibió como el “acto del reencuentro nacional”. Tal vez atribuible a que por ese entonces tenía 10 años y se ve que en su casa le contaron poco, pero en el barco y en las calles de Montevideo las banderas que flameaban eran del Partido Nacional, del Frente Amplio y de la Corriente Batllista, liderada por Maneco Flores y su hijo Manolo.

Veremos qué suerte corre la economista en las internas. Como vienen las encuestas, Glenda Rondán podría agregar una frase más a su recordada predicción departamental. “¡Ay, Laurita! Lo que no vas a ser es ni intendenta de Montevideo, ni candidata blanca en las elecciones del 2024”.

¿Vuelve Juan?

Algo hay que reconocerle a Juan Sartori, está poco en Montevideo pero todos hablan de él y se hacen la misma pregunta: ¿larga o no larga?

Juana habló con el creativo que lo acompaña desde el 2019, Martín Silva Quijano, responsable de los spots en redes sociales y en la televisión por aire. Una suerte de calentar los motores y que todos sigan hablando de Sartori.

La verdad es que todos esperan su respuesta y a muchos se les hace agua la boca de pensar que quizás los millones de Sartori alimenten otra campaña electoral en el 2024. Prometió que dará una respuesta a sus desesperados adherentes la semana próxima. Tiene tiempo legal hasta el 30 de mayo. Si se hace un hueco y anda por Montevideo, quizás vuelva a ser candidato.

La verdad de la milanesa, dicen los que recorren el país de un lado al otro, es que poco y nada le queda de aquella estructura que armó en el 2019. Es más, de todos los pelos políticos salen en malón buscando los votos de los desencantados de Juan.

Cabe también la posibilidad, según le explicó Martín Silva a Juana, de que Sartori no sea candidato pero sí apoye a un precandidato en las internas próximas y abra después su propia lista al Senado.

En los corrillos partidarios el rumor es que, si arregla, lo hará con Delgado. Y entonces la sólida caja del precandidato del presidente Lacalle se verá beneficiada.

El remador Gandini

El precandidato Jorge Gandini, que enarbola la bandera del ala wilsonista del Partido Nacional, arrancó temprano. Cuando se eligieron las autoridades partidarias, armó su propia lista y arrancó. Se alzó con tres cargos en una plancha de 15. No fue un mal debut.

Después empezó de a poco a recorrer el país. Contó desde el vamos con el apoyo del intendente de Río Negro, Omar Lafluf. Hoy tiene una campaña armada, buena base en Montevideo, algo de prensa en los medios masivos, cartelería… y la sigue remando.

Los números en las encuestas no lo acompañan demasiado. Él cree que algún punto más del 5 % en el que está planchado permanentemente va a lograr. Sigue su trillo y sueña con llegar con votos propios nuevamente al Senado.

No habrá muchas sorpresas. El último domingo de junio en la casa Baeza de la calle Juan Carlos Gómez, sede del H. Directorio del Partido Nacional, Delgado se alzará con el premio mayor. Será el candidato del Partido Nacional a las elecciones de octubre. Y lo único atractivo por develar es quién lo acompañará en la fórmula…

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