Pablo Álvarez es el actual Presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Frente Amplio (CARIFA) y además es politólogo por lo que su visión política y académica sobre el triunfo de MIlei y las perspectivas de las próximas elecciones en Uruguay sin mas que oportunas.
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Hay condiciones objetivas que favorecieron el triunfo de MIlei ( hiperinflación, desgaste de la imagen del gobierno, etc) pero la pregunta seria ¿Por qué las fuerzas populares no pudieron aprovechar esas condiciones en su favor, sobre todo las fuerzas de izquierda?
La mayor dificultad para entender las fuerzas populares en sentido bien amplio (políticas y sociales) es que de alguna forma era imposible desprenderse de las responsabilidades del gobierno en varios temas, principalmente de la situación económica. Pensar que bastan las crisis económicas para que sean condiciones favorables a las fuerzas de izquierda es un error. Sobran ejemplos en la historia donde ante crisis políticas o económicas las salidas de las mayorías populares estuvieron en torno a propuestas que se volvieron directamente contra la izquierda. Aun así, el 44% de la ciudadanía estuvo dispuesto a apoyar la candidatura del Ministro de economía del partido en el gobierno, gobierno que tiene la responsabilidad, entre otras cosas, de la situación inflacionaria. La inflación a ese nivel impacta directa e inmediatamente sobre la población.
La vida precaria es también fértil, por la potencial ruptura de los vínculos con lo común, y lo público, para las ultraderechas. Las “condiciones subjetivas” estuvieron mucho más fuertemente disputadas. La idea de casta, de los derechos como privilegios, etc. Hay ahí un terreno enorme para analizar y para actuar, también en el horizonte de las fuerzas populares. La derecha construyó sus propias redes de cadenas.
¿Las sociedades occidentales están viviendo un tiempo cíclico donde tras gobiernos progresistas de corte centro izquierdista surge la extrema derecha como opción?
Para interpretar ciclos es necesario asumir una duración del tiempo histórico. Pero si nos remontamos a las últimas décadas puede puede verse en forma descriptiva que en varios lugares hubo respuestas de fuerzas de ultraderecha ante ciclos de gobiernos progresistas. Creo que en general estas fuerzas de ultraderecha se nutren de la imposibilidad de las fuerzas tradicionales de las derechas que ocupaban fundamentalmente espacios de Centro, que eran herederas de la visión triunfalista del período neoliberal que se quedó sin capacidad de mostrar alternativas a las crisis que los países enfrentaban y las acciones de los gobiernos progresistas. Hay una tensión entre la desaparición del centro o su orfandad. Hay que analizar en cada caso.
Pero sin duda el ascenso de las políticas de ultraderecha, aunque se haya nutrido de estas viejas derechas, terminan aliadas con ellas para disputarle a las fuerzas progresistas y de izquierda, por lo cual naturalmente son una respuesta a las políticas que se desarrollaron desde estos gobiernos progresistas. También surgen a partir de las nuevas perspectivas de riesgo que logran instalar, entre ellas las asociadas a las posiciones más xenófobas y racistas, y también otros miedos/enojos asociados a visiones conservadoras en el orden social. Pero entiendo que estas fuerzas de ultraderecha en general no son portadoras de un nuevo orden político, en general no critican la institucionalidad democrática ni su funcionamiento, sino que traen más bien elementos de carácter reaccionario y autoritario al propio sistema.
En este caso reciente de Argentina vemos como sus propuestas económicas coinciden muchísimo con las propuestas económicas neoliberales tanto de Martínez de Oz durante la dictadura como de los ministros Cavallo y el gobierno de Macri. Son propuestas económicas neoliberales. Los amigos de CELAG hicieron un comparativo y las similitudes son impresionantes.
¿Qué tan lejos esta Uruguay de vivir un proceso electoral polarizado como el argentino?
Con el tema de la polarización siempre surge una distinción necesaria, por un lado, la polarización se suele entender como la distancia ideológica entre los partidos que cuestionan la legitimidad del orden y los partidos que de alguna forma se afirman en el orden liberal democrático. No estamos en Uruguay frente a una alta polarización de ese tipo. Sí estamos ante una polarización de carácter social y política, más bien definido en torno a agrupamientos de opiniones e ideas que se diferencian fuertemente de otras, sin estar cuestionando el régimen democrático institucional, y sí cuestionando al “otro” actor colectivo. Por lo tanto, hoy desde este punto de vista tenemos una fuerte polarización y esto se ve bastante en los datos que algunas encuestas muestran sobre la opinión de la ciudadanía respecto de los grandes temas, los cuales estaban bastante asociados con el voto partidario.
Además, el actual gobierno tuvo como una de sus principales fuerzas aglutinantes la construcción de un sentimiento anti frenteamplista, de modo que desde ese punto de vista la polarización fue parte de la elección ya del 2019. Fue una fuerza negativa, el “anti” lo que permitió que se mezclen supuestos socialdemócratas con un partido de matriz militar conservador.
¿Cuál deberían ser los conceptos centrales de la izquierda en lo discursivo para por un lado no licuar su perfil y por otro para mostrarse como una alternativa al populismo de derecha?
Lo principal es ofrecer un futuro, mostrando cercanía con la realidad de la gente y la capacidad para construirlo. La izquierda no debe abandonar principios y si se leen los últimos documentos del Frente Amplio eso parece estar claro. independientemente de quien esté enfrente la izquierda propone valores (lucha cultural) que ayudan a consolidar una sociedad. Solidaridad, igualdad, derechos, libertad, no discriminación, democracia, etc. La propuesta de gobierno debe tener coherencia con esos valores, hacerlos efectivos y que ellos delimiten las fronteras. El FA no se define como socialista, es policlasista, pero esos valores son centrales.
No debe rehuir a los debates, debe estar dispuesta siempre al intercambio, a la labor política. Frente a la bandera del miedo y la incertidumbre que han levantado las derechas la izquierda debe explicar sus posiciones, no para ser aplaudida sino para romper las distancias. Para ello debe atender de verdad el factor del poder comunicacional, es imposible hoy no pensar en esa dimensión. Las ultraderechas lo han hecho muy bien, pero claro que cruzando fronteras éticas como las noticias falsas, los ataques reputacionales, etc.
También es importante mostrar su presencia en los territorios, en los barrios. Allí donde pasa la mayor parte de la vida de las personas, para que lo común y lo público no sea tan fácilmente desmontable por lo mesiánico.
Enzo Traverso señala que en buena medida el desarrollo de las ultraderechas está asociado a lo que haga la izquierda. Pero la izquierda no es un proyecto para frenar a las ultraderechas, es un proyecto mucho más vasto. Por eso mismo es necesario separar los ideólogos y partidarios de las ultraderechas, de aquellos que por su situación han apoyado, por ejemplo electoralmente, su proyecto.
¿Es posible que el Frente Amplio logre una acumulación con la izquierda social en la medida que su agenda parece estar condicionada por la actividad exclusivamente parlamentaria?
Los procesos de acumulación política no son lineales. Están orientados por objetivos. El bloque social y político no puede ser pensado como una mera "alianza" de cosas. allí se delinean valores, tiene un sentido más antropológico y procura la capacidad de poder hacer efectiva las acciones que organizaciones que forman parte del bloque forman parte de la dinámica propia de la naturaleza de un bloque social y político. El Parlamento es un espacio privilegiado en la política uruguaya, pero el FA también está reconstruyendo su capacidad de partido más allá de un simple "vehículo electoral". Es desde ese lugar donde más fortalece el bloque social y político de los cambios. Asumir que el proyecto es un proyecto para todos.
¿El relato de la izquierda Institucional sigue vigente para las nuevas generaciones que asomaron a la política en el tercer gobierno del Frente Amplio?
En lo personal este es un tema central. No solamente el relato de la izquierda institucional sino fundamentalmente el relato de la democracia. Considero que en buena medida el ascenso de ciertas derechas o ultraderechas tiene que ver con la falta de cumplimiento de la promesa democrática y esto no se asocia exclusivamente al funcionamiento de las instituciones que entendemos son base de un régimen democrático sino también de los compromisos que la democracia ASUME en términos de igualdad de mejora de la calidad de vida de servicios públicos de calidad etcétera.
La democracia pierde potencia y capacidad para pensar sus propios límites y este es un elemento central.
García linera ha hablado de ciertas oleadas dentro del progresismo del siglo XXI y habló bueno de la emergencia de un tercer momento de estos de estos proyectos. Se supone, según Linera, que la segunda ola es posterior a las derrotas electorales de los primeros gobiernos de izquierda, que traen progresismos reducidos, poco densos. Yo creo que el 2024 debería interpretarse en el marco de una tercera ola progresista que debe desafiarse a sí misma, a sus propias experiencias de gobierno.
Es este escenario donde visualizo que la izquierda puede conectarse con las nuevas generaciones, relanzando un nuevo ciclo de politización activa. Que no debe pensarse solo en los marcos de "la campaña electoral", sino que debe permear en las acciones e iniciativas de gobierno. La señal no debe ser solo de escucha sino de reconocimiento. Debe concebir la relación entre gobierno, fuerza política, movimientos sociales y militancias de una manera no vertical, y que además promueva el protagonismo de las personas en la construcción de lo común y la apropiación de lo público.
Naturalmente, debe garantizar las mejores condiciones materiales para el desarrollo de los proyectos de vida, no puede hacerse bajo la lógica de soportar miserias a cuenta de futuros nobles.
Serán necesarias tanto la paciencia como la osadía.