El senador de la Vertiente Artiguista Enrique Rubio sumándose a las opiniones que Caras y Caretas viene recabando sobre las explicaciones del triunfo de MIlei en Argentina, incluyó en el analisis las perspectivas de la izquierda uruguaya.
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A partir del triunfo de Milei en Argentina, queríamos hicieras algunas posibles lecturas de esa realidad y su posible impacto en la realidad uruguaya.
Estos fenómenos tienen una base en la globalización que en la medida que impactó negativamente en el Norte en las clases medias y populares en términos de puestos de trabajo y de niveles de ingreso y a su vez, en la incapacidad de la centro izquierda de reformular sus programas, y tuvo una base también en la revolución tecnológica que había comenzado antes y que se acentuó en las transformaciones geopolíticas que se fueron dando simultáneamente, todo lo cual acentúa la incertidumbre social y el horizonte en el Norte.El efecto en materia de dirección y sentido ha sido de fortalecimiento de esas políticas de derecha o de extremos allí.
Ahora, en este contexto internacional, está la particularidad de Argentina. En primer lugar, el peronismo no es un partido; el Frente, por ejemplo, tiene diversidad ideológica, aunque más acotada que en sus orígenes pero fuerte unidad programática y fuerte identidad.El peronismo, en cambio, tiene una identidad generada a partir de su proceso fundacional, pero no tiene el resto en materia programática e ideológica.
En segundo lugar, la Argentina es un país territorialmente muy fragmentado por el peso de las provincias. Incluso en los debates se vieron como en el tema de la seguridad, nada menos, se remitió a la provincia y eso dificultó enormemente la gobernabilidad.
Por otro lado, el capitalismo agrario siempre fue muy fuerte en Argentina y yo creo que esto se vio en la votación, por ejemplo, que tuvo el eje Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes.
En cuarto lugar me parece que hay que tener en cuenta como contexto que Argentina no tuvo un progresismo como el que tuvimos a principios del siglo 20, no tuvieron un Batlle ni un asentamiento de la institucionalidad democrática, con la fortaleza que nosotros hemos tenido. Eso se ve no solo en el tema de las dictaduras, sino por ejemplo en el comportamiento del Poder Judicial.
En quinto lugar, el corporativismo, tanto territorial como social o político ha tenido muy fuerte desarrollo y esto ha estado ligado siempre al Estado, lo cual ha dificultado la gobernanza y ambientado la corrupción. Ahora, en ese marco, el peronismo de este período tuvo un pésimo punto de partida que venía del macrismo anterior, con algunos escándalos puntuales de corrupción real o fabricado que fueron mediáticamente muy catapultados y fueron generando una imagen del poder, y por eso yo creo que no hay que desestimar con estos elementos relativos a la herencia o relativos a la cuestión mediática que vivió pegando en determinados puntos.
Ese análisis es oportuno porque se pone como eje principal la hiperinflación.
Hay un muy mal manejo de la macroeconomía, difícil de hacer también en un país con estas características y con la sequía por el medio, pero muy mal manejo, un manejo muy limitado de la integración regional, la sequía y resultados digamos que acentuaron la pobreza en los términos que se ha divulgado; el 40% o del 10% de la indigencia, y a su vez, del peso que se mantuvo por parte de los incentivos fiscales de cuatro o cinco puntos del producto para el sector empresarial. Entonces, en este marco, no todos los indicadores eran malos.
Para la propuesta de reversión de la situación, que fue una verdadera hazaña la que hizo Massa en los términos y a los puntos en que llegó, pero claro que el factor determinante en última instancia, aparte de todo esto, es la inflación.
Esto se lo “cantó” Álvaro García Linera en una charla que dio el 6 de octubre del 2022 en Flacso en Argentina, diciendo que era imposible que la izquierda o que sectores progresistas o afines pudieron ganar porque cuando la inflación llega a esos niveles, la gente pierde lo que él llamó el “horizonte de previsibilidad”, o sea nadie sabe cuál es el futuro posible, no hay futuro y eso genera una angustia y una incertidumbre muy potente y la posibilidad de revertirlo hubiera sido tomar medidas que no se dan muy bien.
¿Cuáles hubieran sido las medidas a tomar en un lapso muy corto como en el que operó Massa, hubiera impactado en la inflación y cuando uno sabe que a su vez está metida en la cabeza de la gente y en las proyecciones que hacen las empresas y hay actores especulativos muy fuertes pero muy fuertes?
Entonces era muy difícil que se le pudiera ganar a un mensaje de la ultraderecha que encontró un chivo expiatorio que en este caso era la “casta”.
Un mensaje de ultra derecha que obtuvo el apoyo de muchos jóvenes
Yo creo que el mensaje de la nueva cultura de los jóvenes tuvo una expansión muy rápida ahí, por lo menos algunos indicadores que lo muestran a través de las redes a través de algo que para mí los progresismos en general, no solo la situación Argentina, no han entendido muy bien que son los cambios, el cambio cultural, el cambio en el concepto del tiempo, se quiere “ya y ahora”, el cambio en el concepto del espacio, en la medida en que el mundo se ha como “achicado” y el cambio en el sentido de la adhesión a los vínculos, que también incluye los vínculos políticos, entonces para los más jóvenes que ingresan en el área política su comportamiento sigue otras pautas, entonces la combinación de productos, este combo, te da un resultado que genera una profunda incertidumbre acerca del futuro.
¿Teniendo claro ese diagnóstico y sin que sea un traslado mecánico a la política uruguaya qué tres o cuatro ejes debería sostener el relato de la izquierda uruguaya?
Yo creo que acá estamos en el ciclo inverso, acá estamos con una derecha que no es ultraderecha, acá el gobierno aunque tenga algún sector en su interior de la coalición que vaya más lejos pero tenemos un Gobierno de Derecha muy distinto a este fenómeno que se ha dado en la Argentina y estamos ante el fracaso del mismo en cuanto al cumplimiento de sus objetivos y compromisos más fundamentales de un crecimiento de la izquierda que aparece como la alternativa.
Ahora yo creo que la izquierda, si se quiere fortalecer como alternativa, no solo tiene que cultivar los elementos que clásicamente ha cultivado el sentido de la unidad programática, el programa y en sentido de la unidad política y todos los otros elementos que caracterizan al Frente Amplio, sino que tiene que entender y desarrollar una política específica hacia esta nueva cultura que afecta normalmente a los jóvenes, ese medio millón de jóvenes que votan por primera vez o que están en una edad muy cercana.
Me parece que mirando otros procesos es un asunto muy importante porque hay elementos de despolitización o de lejanía en cierta medida del mundo de lo político, aunque con un irrupción muchas veces en torno a la defensa de valores puntuales con mucha fuerza, como puede ser en derechos humanos o en la agenda de derechos.
Parecería percibirse por lo menos en lo que es la política occidental que se ha entrado en una suerte de etapa de alternancias entre las propuestas socialdemócratas y las de derecha, sin que ninguna de las dos se logre de alguna manera consolidar por largos periodo de tiempo.
Parecería que sí, que está sucediendo eso; en la propia charla a la que aludía de García Linera yo coincidía mucho con el diagnóstico de que íbamos a ciclos cortos, a alternancia en el gobierno, que por lo menos estábamos en un período intermedio que después veremos qué pasa, pero acá estamos en una fase que veremos cuál es su duración, donde no hay consolidaciones de un lado o desde el otro.
Por eso a mí me parece que es relevante los términos en que el Frente Amplio gobierne,
no solo que gane el gobierno, sino en los términos en los que gobierne.
Porque si queremos tener un ciclo progresista en el Uruguay como el que tuvimos, eso significa que tenemos que tener conductas políticas diferentes, no solo en cuestiones de programa , sino conductas políticas distintas y yo creo que eso en gran medida surge del proceso de autocrítica y fundamentalmente del “Fa te escucha”, donde la crítica fue impecable de la gente acerca del alejamiento de la misma y de la capacidad de elaborar, difundir y convencer con un relato que fuera unido a la medida que el progresismo adoptada tanto por iniciativa gubernamental como atendiendo una demanda social.
¿Cómo se desarrolla un proceso de acumulación que supere estos cortos plazos cuando por un lado el Frente Amplio parece más centrado en su agenda parlamentaria y electoral que de alguna manera lo ha dejado rezagado y en algunos casos volviendo a tomar distancia de los sectores movilizados dentro de la sociedad?
Bueno el asunto es que tiene que tener un buen vínculo con los movimientos sociales, pero fundamentalmente un buen vínculo con el ciudadano como tal, porque el vínculo de los movimientos sociales no se extiende y no cala en profundidad en el conjunto de la sociedad, llega muy limitadamente porque el movimiento social organizado en nuestro país abarca solo un área de la sociedad y el peso relativo en el interior es mucho menos, un peso relativo desde el punto de vista territorial, en los sectores deprimidos es mucho menos y el peso relativo (que en las elecciones argentinas fue muy importante) en todas las Pymes o en todos los sectores de unipersonales o de trabajo por cuenta propia o de changadores en fin, sectores que están por debajo del mundo del asalariado. Este peso relativo explica esa suerte de péndula que lleva a votar a Mujica en una elección y a Manini.
Yo creo que gran parte de la agenda de Derechos tuvo una muy fuerte penetración en el área metropolitana, pero en el resto del interior no sucedía eso, con una salvedad que fue la cuestión de la salud reproductiva que era un corte país, más allá de los territorios y de los partidos políticos.
La acción de la fuerza política si quiere impulsar un ciclo de mediana duración tiene que ser una acción que tenga un fuerte afincamiento territorial y ese afincamiento territorial no es contradictorio con el vínculo, sino complementario con el vínculo con los movimientos sociales, pero debe calar en profundidad, en sectores medios, en sectores populares que están más abajo y en sectores que están en áreas de pobreza profunda, tanto en el área metropolitana como en el interior del país.
Por ejemplo, yo creo que fue un logro fantástico de la izquierda las ocho horas para los trabajadores rurales, pero en realidad, en el caso de los trabajadores rurales salvo en los sectores más organizados y más minoritarios no significó una modificación de sus adhesiones políticas.
Ahora impulsada esa agenda de derechos, ¿ha tenido su correspondiente síntesis política y si esa síntesis política la expresa el Frente Amplio?
Yo creo que el Frente Amplio no trabajó para hacer síntesis política en la cabeza de la gente en términos generales y por lo tanto en aquellos sectores que tienen un trabajo más disperso, en que es más difícil llegar como puede ser trabajadores rurales o como puede ser la trabajadora doméstica. ¿Eso fue aún más débil, no, entonces?
Durante toda la campaña que hice en el 2012 por la Presidencia del Frente Amplio repetí una cosa en todo el país, pero no convencí, que era que se estaba dando una especie de esquizofrenia donde había políticas públicas, progresistas y de izquierda, pero al mismo tiempo la evolución de la cabeza de la gente estaba siendo totalmente copada por la cultura del consumismo, que venía por la vía mediática y por otras vías, y que entonces estimulaba una síntesis donde la gente decía; “bueno, la mejora de mi condiciones de vida se debe a mi propio esfuerzo”; por ahí me parece que va un desafío fundamental.