Según Jaunsolo, el Club Naval está facultado para tratar el tema en tanto uno de sus cometidos estatutarios es “velar celosamente por el buen nombre de la Armada”, y, en su visión, la designación actual lo pone en entredicho.
Una polémica que escala
El nombramiento de Elizondo, definido por la ministra de Defensa Sandra Lazo con aval del presidente Yamandú Orsi, se produjo tras cinco meses de vacancia en la conducción de la Armada. El oficial reúne la condición de contralmirante, requisito ineludible para el cargo, pero su carrera se desarrolló en la Prefectura Nacional Naval, lo que desató la controversia.
Desde el gobierno se amparan en la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas de 2019, que habilitaría a cualquier contralmirante a ocupar la jefatura, mientras que los críticos sostienen que la norma específica de la Armada sigue vigente y debe prevalecer.
La convocatoria en el Club Naval se suma a otras expresiones de disconformidad dentro de la fuerza. La semana pasada, los contralmirantes Diego Vizcay y Gustavo Luciani presentaron recursos de revocación contra la designación y mantuvieron reuniones con el ministro interino de Defensa, Joel Rodríguez. Incluso han dejado trascender que evalúan pedir pase a retiro.
Debate abierto
La controversia reaviva una discusión de fondo sobre la vigencia y aplicación de las leyes que regulan el funcionamiento de las fuerzas armadas. Mientras el gobierno defiende la legalidad de su decisión, sectores de oficiales retirados y activos advierten que apartarse de la normativa específica afecta la institucionalidad y el prestigio de la Armada.