El Pepe Mujica está tranquilo, de buen ánimo, disfruta de las tareas del campo y se toma algunos recreos para atender periodistas y turistas de todo el mundo que sin faltar un día, llegan hasta la chacra.
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El día amaneció lluvioso y frío, pero no fue la excepción a la norma en Rincón del Cerro. Con el trabajo agrícola suspendido por mal tiempo, el expresidente atendió a la Agencia EFE en la garita de vigilancia que está al frente de su casa, mientras una pareja de turistas esperaba estoica para la foto con el hombre que se hizo famoso como "el presidente más pobre del mundo".
Cuando llegó el turno de Caras y Caretas, se enganchó en una charla previa sobre la situación en Argentina y lamentó los desencuentros políticos que mantienen en vilo al gobierno de Alberto Fernández.
"Yo dije que Alberto y Cristina tienen que darse un abrazo, porque en momentos de gran tensión hay que hacer jugar las cuestiones subjetivas para que ayuden a que la conciencia se aclare un poco más. Lo digo como viejo".
"Hay que pensar en el pueblo argentino. Nosotros somos un pedazo de ese pueblo también. Los orientales hemos tenido que aprender a vivir en un país pequeño entre dos gigantes inestables", comentó.
La entrevista arrancó por los vecinos, pero poco a poco fue entrando en tono en los temas del país.
Antes que nada, Mujica aclaró que está "medio afuera" de la política nacional, y que "por respeto a la biología", decidió guardarse en su casa a disfrutar de la vida de campo.
"Estoy medio afuera, desde el punto de vista práctico de la militancia política del país. Ya no voy ni a la dirección de la 609, ni me meto en los problemas del Frente. Cuando algún compañero me pide algo, hago alguna escapadita, pero a la naturaleza hay que ayudarla. La biología tiene sus leyes implacables, hay un tiempo para llegar y un tiempo para irse. Los árboles viejos hacen mucha sombra y no dejan crecer los arbolitos nuevos. Es mejor hacerse a un lado, para que se críen libremente", explicó.
Hizo una pausa, para pensar un instante, y siguió: "El mejor dirigente no es el que hace más, sino el que cuando desaparece deja una barra que lo suplanta con ventaja. Porque la vida continúa y la lucha continúa. Nadie se forma por consejo, la gente precisa una oportunidad y hay que dársela, y después, ayudar con alguna palabra o un gesto, pero hay que dejar que la barra nueva conduzca y haga, porque nadie aprende por lo que le dicen, sino por lo que vive".
Fiel a su estilo, Mujica fue deshojando ideas paso a paso para cerrarlas siempre con una definición reflexiva. Durante una hora, analizó con Caras y Caretas la actualidad del gobierno, del Frente Amplio, la Rendición de Cuentas, Antel y marcó claras diferencias entre el "herrerismo" y el "lacallismo".
¿Cree que la Rendición de Cuentas dejó en evidencia la diferencia de prioridades entre el gobierno y el Frente Amplio?
Tenemos visiones muy distintas, es cierto. El gobierno es esclavo de sus ideas. Y es lógico, los hombres van detrás de sus ideas como las carretas detrás de los bueyes, como dice un viejo proverbio.
Ellos están convencidos de que favoreciendo al mundo acomodado, ganamos todos, porque el mundo acomodado va a reinvertir, y con ello se generará una prosperidad que se derrama. No es un problema de mala fe, es un problema de concepción. Nosotros, en cambio, pensamos que si no se pincha un poco para que repartan, no reparten nada. Porque la ambición no tiene límites, aunque desde luego hay alguna excepción.
Conozco una fábrica que le fue muy bien en la pandemia y les regalo un cheque de 40.000 o 50.000 pesos a cada trabajador, pero son cosas rarísimas y en general no pasa.
El problema de la rendición de cuentas es que los recursos nunca alcanzan para la demanda. La frazada siempre es corta.
¿Cuál es el sector más perjudicado con esta forma de repartir?
El pueblo asalariado, porque a raíz de la pandemia, no se pudieron ajustar los sueldos de acuerdo al índice de la inflación, y eso ha continuado y se mantiene en el tiempo. Hay una promesa de que los van arreglar, pero lo que se perdió se perdió, y eso lo está sintiendo la gente, sobre todo los asalariados y jubilados.
Pero no a toda la sociedad le fue así. Hay sectores a los que les fue bien, mientras que a otros les fue horrible. A los del sector turístico, por ejemplo, les fue mal, pero a las exportaciones les fue muy bien y tienen precios de película. Aumentaron los depósitos bancarios y mucha plata se sacó para afuera también.
La ciencia y la universidad también se quejan por haber quedado afuera.
La verdad es que desde hace muchos años, a la ciencia y la investigación no la atendemos como se debería. Yo creo, contra la declaración de todos los economistas, que se deberían asignar los fondos de un impuesto especial para esto, si no, chau.
Explíqueme un poco más eso.
Holanda, por ejemplo, es un pequeño país del tamaño de Canelones, y sin embargo, es el segundo en el mundo por el valor agrícola de lo que exporta. No por la cantidad, sino por el valor. Pero claro, cuando uno hace una boleta por un producto agropecuario holandés, hay un porcentaje que invariablemente va para investigación. Y no se discute más. Eso le permite estar siempre al frente, produce semillas de vanguardia y las cobra caras. Si se quiere progresar en ciencia, ese es un camino. Y no hay otro, porque cuando se tiene que discutir un presupuesto, uno tira para un lado y otros para otro.
Los ministros de Economía no quieren estos impuestos porque ellos pierden la oportunidad de jugar con los números. Pero la verdad es que si queremos ser un país moderno y desarrollado, tenemos que cambiar eso.
¿Cómo ve al gobierno en la mitad de su mandato?
Este gobierno tiene una enfermedad que se llama ‘anunciatitis’, porque se la pasa anunciando. Si hay algo que piensa hacer, lo anuncia 40 veces. Es brillante en la comunicación, está permanentemente creando leyendas, una tapa a la otra y a la otra. Anunciaron que iban a hacer el plan de obras públicas más espectacular que el de Tomás Berreta en la década del 40. También dijeron que iban a lograr el asentamiento cero, y después se dieron cuenta de que eso era una barbaridad. Y desde hace rato que dicen que van a hacer tanto y tanto. Pero por ahora, nada.
¿Será por esto que la imagen del presidente comenzó a estar en caída?
Inevitablemente siempre hay un margen de caída, porque en las sociedades modernas es muy grande la expectativa, y todo el mundo siempre quiere más. Estamos en sociedades de consumo, y como no podemos adquirir todo lo que queremos nos agarramos con los gobiernos. Esto es casi general, además, hay un margen de gente, en todas las sociedades, que tienden a votar siempre en contra de lo que hay, no a favor. Porque están disconformes, eso se ve mucho en las clases medias. Se vio en EEUU, o Francia, donde desaparecieron los partidos históricos, apareció Macron detrás de un palo y al año tenía los chalecos amarillos en las calles.
Pasó también en México. Yo no puedo creer que de pronto se transformó en una sociedad de izquierda. No, la gente votó en realidad en contra del PRI. Eso está pasando y es una crisis de la democracia que no puede concretar las expectativas, que siempre van mucho más adelante. Los pueblos contemporáneos no tienen resignación y quieren siempre más.
¿Cómo ve el debate por la ley de medios?
Creo que los medios son una cosa importantísima porque en nuestras sociedades existe la realidad y después el relato. El relato es una construcción intelectual que, a veces, tiene que ver con la realidad, pero la acomodan para un lado o para otro. Y la famosa libertad de prensa está siempre jaqueada por lo económico porque al fin y al cabo las empresas viven de la publicidad y la concentración de la riqueza tiende a influir en la marcha de los medios.
Esto no quiere decir que los medios correspondan automáticamente a la riqueza, pero están influidos, y es natural entonces que unas campanas suenen mucho más que otras. Eso tiende a construir un relato y este gobierno es campeón en eso. Es un verdadero campeón.
¿Quiere decir que los gobiernos del FA no tuvieron política de medios?
Los gobiernos del FA fueron ingenuos en ese sentido. Espero que la izquierda aprenda que los medios son un campo de batalla igual que los otros, hay que tener medios potentes para decir sus verdades y confrontarlas con las otras, porque si las otras tienen una corneta más fuerte, van a llegar más lejos.
Se habla de que se está desmantelando Antel. ¿Usted qué opina?
Es evidente que a las industrias del Estado no las dejan invertir como se debe, Por lo tanto, creo que no se trata de un desmantelamiento abierto, pero a esta película ya la hemos visto. Si a una empresa no la dejan invertir, empieza a envejecer porque la renovación tecnológica es aceleradísima en esta época, y una forma de desmantelarla es quitarle los recursos para que no invierta y eso está pasando.
¿Qué cree que va a pasar con Antel?
Qué va a pasar con Antel no sé. Pero parece que vamos a hacer el papel de la pavota, daría la impresión. Ellos dicen que es mejor favorecer la competencia para que la gente tenga mayor oportunidad de elegir y que eso obliga a mejorar. Pero en el puerto no quisieron que haya competencia, dice (y se ríe).
Mucho se habla de las características de este gobierno. ¿Cree que tiene un tinte herrerista?
Este no es un gobierno herrerista. Es lacallista, que no es lo mismo. Herrera era conservador, es cierto, pero con un respeto por la autodeterminación y la no injerencia en la suerte del otro, rayano en la pulcritud, y más de una vez se batió por eso en el campo de las ideas, Además, tenía una actitud personal de renunciamiento admirable, que hoy no la veo por ningún lado. No hay que olvidar que Herrera entró rico a la política y se fue pobre. Démosle a su memoria lo que se merece. Este gobierno no tiene nada que ver con él.
¿Qué rol cumple el wilsonismo actual?
El wilsonismo da la impresión de que, si existe, está muy dividido y disperso. Me da la impresión de que ya es un recuerdo de la historia. Al irse Larrañaga no veo un horizonte de sucesión pero capaz que aparece.
El oficialismo dice que antes, el FA era liderado por Mujica. Vázquez y Astori, y que hoy lo dirige el Pit-Cnt.
Ese es un disparate intencionado, porque el Pit-Cnt nos amargó más la vida a nosotros que a ellos, mucho más, con una consigna, el gobierno en disputa.
La enseñanza nos hizo varias manifestaciones y a mí, me dejó un montón de naranjos en la
casa de gobierno, que los hice plantar en Anchorena. Que no me vengan con eso. Al contrario, yo les decía que tener un patrón de izquierda es un bollo. Y ahora no los he visto tan peleadores como estaban con nosotros.
Por suerte el Pit-Cnt tendrá definiciones políticas y muchos votarán al FA, aunque no todos, pero tienen una independencia en su conducta y la fuerza política también. Sería lo mismo si yo dijera, tomando las palabras del señor presidente, que dijo en Durazno en un acto de la Federación Rural, ‘soy empleado de ustedes’. Tengo que suponer que lo dijo en forma figurada y no salí a decir ni a hacer propaganda de que Lacalle es un empleado de la Federación Rural. Por más que pueda tener concordancia.
Las organizaciones gremiales tienen su independencia y tienen en sus filas a gente de todos los pelos y eso también pasa en el Pit-Cnt. Que muchos votan al FA es cierto, pero no conozco ningún comité donde se esté discutiendo la política del Pit-Cnt.
Esa es una forma de querer disminuir la estatura del FA y la independencia de la organización gremial.
¿Confía en que el FA recuperará el gobierno?
Toda fuerza política lucha para llegar al gobierno, después los hechos dirán, El FA agarró fuerza y creo que la presidencia actual se mueve mucho y lo veo planificado y en positivo.
¿Cómo ve a la barra, como usted la llama?
La barra está bien. Es una organización fuerte, importante, y va a seguir así. Yo, si estoy vivo, voy a ayudar en lo que pueda, pero no voy a estar al frente.