La fría mañana del sábado 10, los blancos celebraron su Convención Nacional en el Club Atenas. Debían aprobar la candidatura de Valeria Ripoll como compañera de fórmula de Álvaro Delgado, transformando su asamblea en consejo elector.
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Los días previos, bien a lo blanco, se corrió un rumor de que algunos convencionales, a la hora de votar, mostrarían su disconformidad con la candidata, exdirigente de Adeom y exafiliada al Partido Comunista. Las miradas estaban puestas en lo que ocurriría en el Club Atenas y a muchos se nos hacía agua la boca pensando que podría vivirse una convención bien a lo blanco, parados en las cuchillas, enojados con la elección.
Nada de eso ocurrió. Juana, que llegó temprano y siguió el devenir de la convención desde el inicio, pudo comprobar que se trató de un encuentro de amigos, un abrazo va, abrazo viene, mucha charla, como diría mi abuela: “Gritan en la pulpería y callan en la comisaría”. Había que cuidar las formas. Estaban todos los medios. Fue una convención guionada desde el comienzo hasta el final.
Apenas, y para no olvidarse que son blancos, hubo un voto negativo, el convencional arachán Álvaro Segredo Vila, de la lista 4 de Cerro Largo. Según pudo saber Juana, Álvaro Segredo fue asesor de Sergio Botana cuando fue intendente departamental y apoyó a Delgado en las internas. Fue segundo de la lista 4 encabezada por Federico Pica y perteneciente al Espacio País, hoy Alianza País, integrada por Botana. La lista que acompañó Segredo terminó tercera dentro del Partido Nacional en Cerro Largo en las internas de junio. No votó mal, obtuvo 1.500 votos.
Juana sabe que nada ocurre en el departamento de Cerro Largo, y menos aún entre sus dirigentes, que no sea consensuado con el hoy senador Botana. Parece bastante difícil que el voto negativo de Álvaro Segredo haya sido una sorpresa para el exintendente arachán. Fue una demostración típica de rebeldía blanca a las órdenes que vienen de la capital.
Juana, que escuchó atentamente el resultado de la votación, sonrió para sus adentros y pensó: Acaban de regalarnos un título para esta crónica. “Ripoll fue electa por mayoría de convencionales y no hubo unanimidad…”.
Terminada la elección, siguieron con el guión previamente establecido y llegaron los candidatos. Poco aplauso, dos discursos, más de lo mismo, y pasado el mediodía, al juego de la tasa, cada uno para su casa.
En definitiva, una convención sin demasiadas sorpresas, con varios que pegaron el faltazo y la llamativa ausencia del expresidente de la República, Luis Alberto Lacalle Herrera, que eligió a la compañera de fórmula de Álvaro Delgado con poco entusiasmo y sin unanimidad.
Pero vamos por partes. La elegida, Shirley Valeria Ripoll, tiene una historia de vida que contar, un archivo largo que mostrar y justificar y un Partido Nacional que resolvió arrancar la campaña de cara a octubre como dice un veterano dirigente en modo aguantar y callar.
La elección del título, La Elegida, no es caprichosa. Viene a cuento de la trilogía de Kiera Cass, precedida por las novelas La Élite y La Selección. Saga, pensó Juana, que calza como un guante para contarnos la historia de cómo llegó Valeria Ripoll de ser dirigente de Adeom y panelista de un programa de la tarde a candidata (como compañera de fórmula de Álvaro Delgado) por el partido de gobierno.
La Élite
La noche del 30 de junio, Álvaro Delgado, develó la incógnita al elegir a su compañera de fórmula. Dejó por el camino a la economista Laura Raffo que, pese a su magra votación, fue quien le siguió en la voluntad ciudadana y la representante del histórico sector herrerismo, que se comió un buen sapo, aceptó como pudo la derrota y acomodó el cuerpo. Dicen quienes lo conocen que Lacalle padre quedó enojado, pero se llamó a silencio, pero no acompañó con su voto la decisión de Delgado.
No solo hubo blancos de a pie enojados. La majuga blanca la silbó para que se notara cuando Álvaro Delgado la presentó en sociedad. El senador Da Silva fue por más. Dijo a quien lo quisiera oír que a la candidata le faltaba Masoller. El senador Jorge Gandini, por su parte, le dijo a Juana para Caras y Caretas que su primera reacción fue de sorpresa, porque era un nombre que no tenía en ninguna de las listas del menú partidario. “No me cayó mal, me sorprendió. No tengo ningún prurito en que venga de donde viene. Los partidos tienen que crecer con gente que llegue de otros lados. Creo que le aporta una sensibilidad diferente, está haciendo un gran esfuerzo y está logrando adaptarse al nuevo rol que le ha tocado en suerte”. “Ripoll, sostiene Gandini, tiene que mostrar que es más progresista que Carolina Cosse, que es mucho mejor que ella, porque es un progresismo con base en la libertad. Ripoll debe diferenciarse y demostrar que puede entender a la gente, que es de clase laburante, que puede tener la otra mirada en el partido de la libertad”.
La élite partidaria ha acomodado el cuerpo y, uno a uno, todos los grupos han recibido a Valeria Ripoll y por ahora no muestran demasiada preocupación por el cimbronazo que han significado las últimas encuestas. Esperan confiados poder revertir de cara a octubre y sueñan con que, cuando arranquen las giras por el interior, el peso territorial de las 15 intendencias blancas ayude a mejorar los números.
Aunque muchos por lo bajo le comentaron a Juana, el día de la convención, que hay que tener debajo de la manga un plan B, y alguno llegó a decirle que “esto es un sálvese quien pueda”, hay que llevar al presidente en todas las listas al Senado, y más de un compañero que se sienta contento si conserva la banca de diputado.
El secretario eterno de los Lacalle, Nicolás Martínez, conversó con Juana para Caras y Caretas en el Club Atentas. Todavía cree que pueden ganar y se animó a hacer un pronóstico pensando en octubre. Cree que Aire Fresco, el grupo mayoritario, sacará cinco senadores; Alianza País (Espacio 40) se alzará con 3; uno para el herrerismo y para el nuevo Grupo D Centro, otro. Los números de Nicolás Martínez le dan al Partido Nacional 10 senadores, cifra que obtuvo en la magra votación de 2019 con un 28 % del electorado. Hoy, a cartas vistas y con las encuestas de las últimas semanas, el Partido Nacional no llega a ese número y crece el Partido Colorado.
La Selección
Juana ha hablado en varias oportunidades sobre la elección de Valeria Ripoll. Descree desde el vamos de esa historia de que fue una decisión personalísima de Álvaro Delgado. Entiende que el poder absoluto que tiene hoy el presidente Lacalle Pou sobre los distintos sectores del partido echa por tierra cualquier intento de autonomía de vuelo para el entonces precandidato Delgado.
Todos sabemos que Delgado no se sentía cómodo teniendo a la Ec. Raffo como compañera de ruta. Es más, hizo un casting que incluyó en esa danza de nombres a la mismísima vicepresidenta Argimón, a la ministra Arbeleche y al exministro de Salud Pública, Daniel Salinas. Todos fueron tentados de una manera u otra por Álvaro Delgado. El asunto era zafar de Laura Raffo. Primero puso como condición que llegara a un 30 % del electorado partidario. Después, cuando vio que eso era imposible, llegó a decirle 24 horas antes del 30 de junio que si llegaba al 20 lo acompañaría en la fórmula. Faltaron unas décimas. Pero igual la ninguneó, le dio un portazo al herrerismo y eligió como compañera de fórmula a la expresidenta de Adeom.
El resto, los enojos, las sorpresas, el impacto de los primeros días, fue caminando. La paseó por todos los medios, la llevó del brazo a todas las agrupaciones partidarias, la sumó a cuanta conferencia de prensa ha hecho desde que arrancó… Hoy los blancos han acomodado el cuerpo y Valeria Ripoll es la candidata a vicepresidenta que llevarán en octubre.
Juana sabe que Valeria no está en la grilla de las listas que se presentarán en la primera vuelta del próximo octubre. Lo cual no sorprende demasiado, porque no tiene una base de electorado propia. Con Valeria es a todo o nada.
La Elegida
La candidata del Partido Nacional debe pelear contra un archivo que no es menor. Militó en el Partido Comunista; dirigió uno de los gremios más fuertes de Montevideo, Adeom; defendió la LUC; fue una de las voces más duras contra los excesos de las intendencias blancas y festejó entusiasmada cuando su hija liceal realizó su primera ocupación oponiéndose a las directivas del entonces presidente del Codicen, el hoy candidato a vicepresidente colorado, Robert Silva.
Para apaciguar los ánimos y empezar a andar en Montevideo, Valeria Ripoll ha dedicado las dos últimas semanas a recorrer los distintos municipios del departamento. Juana, que es vecina del Municipio B, aprovechó la bolada y acompañó a Valeria en su recorrida por 18 de julio de Ejido a Zelmar Michelini. La recorrida fue corta. Conversó con los dueños de algunos locales de 18 del lado sur, visitó dos galerías, siempre del mismo lado, acompañada por su jefe de prensa, la alcaldesa del Municipio CH, Matilde Antía, y algo de majuga para hacer número. El viejo quiosquero de 18 y Michelini le dijo a Juana que le hicieron muchas preguntas, pero no concretaron nada… La mismísima Valeria le dijo a Juana que el objetivo de recorrer los municipios es “llevarnos los reclamos. Hay algunos que podemos responder porque somos gobierno y otros que no dependen de nosotros”. Al cierre de esta edición Valeria se encontraba declarando en un Juzgado Especializado de Familia por un episodio doméstico que la tiene como coprotagonista, junto a su hermana, su pareja y su cuñado. Como dice un dirigente blanco, no solo hay que ver qué hay en su archivo sino qué pasó hace 24 horas.
Las cartas están echadas, la respuesta a la elección de Álvaro Delgado y compañía se develará en octubre. Si ganan, festejarán todos. Si pierden será una responsabilidad exclusiva de su compañero de fórmula y para ella con poca chance de seguir en carrera en la interna blanca.