Fortalecimiento del marco fiscal: Se establece una política de control más robusta sobre la deuda neta de mediano plazo, buscando asegurar la sostenibilidad fiscal. Si bien se mantiene la regla fiscal que se instaló con el gobierno anterior de la revisión de los cambios se evidencia una fuerte crítica y ajustes que buscan levantar debilidades de este instrumento que se impuso el equipo anterior pero que claramente no hizo una gestión fiscal atenta a los objetivos planteados y que aprovecho la regla fiscal como herramienta de recorte pero no para mejorar la gestión. Se agrava si recordamos las postergaciones de pagos y el incremento de los gastos del año presupuesta.
Dos temas que fueron especialmente mencionados fueron el establecimiento de metas operacionales de corto plazo: Se incorporan objetivos claros y alcanzables que guiarán la implementación de políticas en el corto plazo. Y en segundo lugar, la Transparencia en la obra pública que se explicó establece un marco que exige mayor transparencia para los pagos que superen el período presupuestal.
Oddone también se refirió a la incertidumbre global, que ha alcanzado niveles más altos que durante la pandemia del COVID-19, influenciada en gran medida por la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
En cuanto a la situación económica de Uruguay, el ministro proyectó un crecimiento promedio anual del 2,4% para el próximo quinquenio, alineándose con las estimaciones de analistas privados y organismos internacionales. Además, indicó que la inflación está en línea con la meta fijada del 4,5%, lo que sugiere un control adecuado de la variable inflacionaria.
El proyecto de presupuesto se enmarca en tres prioridades estratégicas clave que abordan los principales problemas que enfrenta el país en la actualidad: crecimiento, protección social y seguridad. En concreto, se busca acelerar el crecimiento mediante la creación y mantenimiento de empleo de calidad; fortalecer la protección social para reducir la pobreza y la desigualdad a través de medidas efectivas; y mejorar la seguridad para fomentar la convivencia en la sociedad. Para alcanzar estas metas, se destaca la necesidad de fortalecer la consistencia de las políticas macroeconómicas y financieras, implementando acciones concretas que mejoren el clima de negocios, como medidas para promover inversiones, una agenda de desburocratización y simplificación administrativa, y un impulso a la innovación para aumentar la productividad.
Además, el ministro subrayó la importancia de la coordinación interinstitucional en estrategias de empleo, lo que resalta el compromiso del gobierno con una respuesta integral ante los actuales desafíos económicos.
La discusión del presupuesto nacional en la Cámara de Senadores no solo es una etapa más, sino también un reflejo de las dinámicas políticas y sociales de Uruguay. Con una realidad política marcada por la falta de mayorías, expectativas altas entre la población y un contexto internacional incierto, el éxito de este presupuesto dependerá de la capacidad del gobierno para articular soluciones efectivas que fortalezcan la economía y mejoren la calidad de vida de los uruguayos. Las próximas semanas serán cruciales para dilucidar cómo se procesarán los cambios propuestos y si se lograrán los objetivos planteados en este complejo entorno.