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Sociedad

CON GEORGINA MAYO

«Siempre del lado del juicio, nunca del prejuicio»

Esta es la frase de perfil en sus redes; al igual que otra, que dice “no opino sobre temas que cubro”, define su impronta profesional como periodista, reconocida por su compromiso con la causa de los derechos humanos y ser el rostro que durante 15 años estuvo presente en los hogares uruguayos a través de TNU hasta la sorpresiva e incomprensible decisión de su despido.

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De los pocos temas que Georgina sí opina y sin disimulada pasión es de su condición de hincha carbonera y ajedrecista. Por esta última condición, puso más de una vez en jaque, con preguntas incisivas pero sin prejuicios, a acusados de violaciones a los derechos humanos durante los años del terrorismo de Estado.

En 1997 empezó a trabajar en La República cubriendo temas de salud, estuvo dos años en VTV y, de 2005 a 2020, en TNU. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación, que estudió en la Udelar y estuvo tres meses en España en RTVE, cumpliendo una beca que obtuvo parcialmente financiada por la Agencia de Cooperación Internacional.

 

¿Cómo se debe ejercer periodismo?

Procurando noticias que puedan ser primicia para aportar algo diverso al lugar donde se trabaja, más aún cuando es -como TNU- un medio no masivo. Es decir, con esas características tiene que, obligatoriamente, procurar su agenda. En ese medio, desde 2005, me hacía cargo de las noticias judiciales. Por suerte varias personas con las que he trabajado en 15 años han estado en esa sintonía. Y por sobre todas las cosas a mí me parece muy importante que el periodista no juzgue un hecho, sino que solo lo cubra. Que el periodista pueda obtener un dato, chequearlo, divulgarlo y no dejarse presionar por ningún grupo de poder, que no solo son los grupos políticos. Muchas veces se ha intentado militar por una causa y, al mismo tiempo, se han utilizado medios para hacer conocer, por ejemplo, la existencia de un delito. Si para cubrir causas, el periodista no se hace un poquito a un lado, estamos en el horno. Así concibo el periodismo: sin tratar de llevar agua para el molino de nadie, sino relatando lo que sucede y no lo que solo se pretende mostrar por una de las partes. Fíjate que en el caso de un femicidio de pública notoriedad perpetrado en 2016, una persona en el canal que tenía línea directa con una ONG quiso que yo pusiera en duda el procedimiento de la jueza del caso. No me dejé usar para esa operación, pero recuerdo que la insistencia de esos grupos provocó que la SCJ iniciara a la jueza una investigación administrativa. Finalmente esa jueza fue eximida de cualquier responsabilidad (en ese caso las personas que dirimieron lograron visualizar la presión de algunos grupos), pero lograron que la jueza cambiara de materia. Es eso lo que el periodista para mí tiene que evitar: dejarse utilizar. En todos los medios públicos y privados los periodistas debemos ser cuidadosos. No creo que deba haber una distinción si se trabaja en unos u otros. En el Estado, la función y las formas tienen que ser iguales a los medios privados. Tal vez en los medios estatales la responsabilidad se duplica porque, en este caso Canal 5, debería funcionar como un ente testigo, divulgando información descontaminada de grupos de poder. El tema es que a veces hay “molestias de todos los colores” y no se banca la contradicción. Hay casos muy contados de fiscales, no todos, que les disgusta que la defensa del imputado salga en la prensa o señale actuaciones negativas de la fiscalía. Eso pasa en cualquier tema, sin generalizar, pero en Uruguay cuesta mucho aceptar la contradicción y es como que debiera haber una única opinión en los temas. Eso es lo es lo que yo he verificado en mi trabajo.

 

¿El rol del periodista sería “amplificar” la opinión invisibilizada?

Hay que divulgar que existe una contradicción en su lugar justo, ni amplificar ni minimizar, hay que exponer todas las visiones, ese es el rol del periodista; lo que pasa que hay temas muy sensibles. Por ejemplo, todos sabemos que las redes sociales miden muchísimo la sensibilidad de los temas. Los temas que generan polémica, pueden estar generando una suerte de juzgado paralelo y el periodista debe tener el cuidado de no dejarse llevar para un lado o para el otro de las redes. Limitarse a describir los hechos como son y no dejarse presionar por lo que la gente piensa que debe ser.

 

¿Debería haber un periodismo con más énfasis en el tema derechos humanos en Uruguay?

Sí, claro, debería prestarse muchísima más atención; las consecuencias que uno hoy aún ve en las causas judiciales de hechos de la dictadura no puede limitarse solo al procesamiento de tal persona cada tanto, o informar en función de qué tanta prensa tuvo el desaparecido. Cubrir las causas judiciales no es ponerse de un lado o del otro, pero la vulnerabilidad que tienen las personas que fueron víctimas de la dictadura es clara.

 

¿La impunidad en Uruguay condiciona el trabajo periodístico o es un problema de agenda?

No tengo una medición con comprobación científica de por qué falta en muchos medios esa información desde hace muchos años. Me parece que son temas que pueden tener complicaciones para llevarlos adelante, para cubrirlos, y hay gente que no se complica con llevar adelante determinados temas. Hay un silencio de años que por inercia ha quedado establecido, aunque se hizo una salvedad con el tema de entrar a los batallones, que era una novedad, la búsqueda y el hallazgo de restos, pero son cuestiones puntuales.

El periodista no puede hacer más de lo que se puede porque las causas judiciales han quedado congeladas, muchas de ellas con recursos reiterados por parte de la defensa de los militares acusados, aplazando los plazos que es parte de lo que tiene que hacer una defensa, pero si no se siguen los casos, todo tiende al silencio.

 

Cuando te ha tocado entrevistar a un acusado de violación a los derechos humanos, ¿con qué parámetros te has manejado para mantener la objetividad periodística más allá de tu sensibilidad?

Siempre mantuve la pregunta, a todos los torturadores que tuve que entrevistar y enfrentar, muchos de los cuales fueron procesados, siempre lo que hice fue preguntarles. Nunca les señalé, nunca los acusé como con una “pancarta en la mano”; podrá o no gustar la pregunta porque en ella hay un hecho que lo hace responsable, pero esos hechos no los inventé yo.

Por ejemplo, una de las últimas fue la entrevista a Asencio Lucero, yo golpeé la puerta de la casa de él sin señalarlo como si yo fuera la jueza, pero había elementos que él mismo reconoció en la nota, que había torturado y el diálogo se construyó con base en esos hechos.

No es una nota como la que le haría a un diputado por un proyecto de ley.

El periodista, aun sabiendo de hechos que señalan al otro, debe mantener la pregunta y no el juzgamiento, su opinión, que de alguna manera puede estar implícita en la pregunta.

 

¿Existe el “periodismo militante”?

No existe. O sos periodista manteniendo ecuanimidad o se milita y se trata de llevar agua para el molino de la causa que uno defiende. No se puede hacer las dos cosas, es una asociación que nació en Argentina con otras formas de hacer periodismo totalmente distintas a las nuestras, en gran cantidad de casos para cualquier sector político, derecha o izquierda, pero ellos son diferentes. Alguna gente en nuestro país lo repite, pero creo que sin pensar que esa asociación tiene una contradicción en sí misma. Es cierto que algunos periodistas pueden ser independientes en sus opiniones en las redes, en sus programas radiales o televisivos, y en otros ámbitos ejercer un “periodismo militante”, o catalogados de tales, pero son algunos casos.

Yo no opino en las redes, prefiero ir a un entrevistado con pregunta-respuesta, que tenga la oportunidad de contestar, antes de estar en Twitter “tirando fruta” y no tener la posibilidad de luego preguntar porque ya se hizo una valoración previa, es hasta poco inteligente como actitud periodística. A mí me sorprenden las opiniones que a veces se hacen por parte de algunos en las redes. Yo tengo opinión de todo, sobre todo de las grandes cosas, pero no he opinado de nada. Si dijera el 50% de lo que opino, se me tira el mundo arriba. Por todos lados hace agua opinar antes.

 

Los 15 años en TNU coincidieron con el gobierno del Frente Amplio y las nuevas autoridades definen tu cese. ¿Son políticas de revisionismo?

Yo he notado que, salvo casos de pública notoriedad, como que aparezcan restos, hay un desinterés en seguir las causas de violación a los derechos humanos en la dictadura.

 

Como profesional del periodismo, ¿qué opinión te merecen las conferencias de prensa del gobierno que se instalaron al principio de la emergencia sanitaria?

Negativas. Fueron conferencias de prensa con limitación de la cantidad de gente que puede preguntar, que solo se admiten cinco preguntas, o no se puede repreguntar. Para eso que mande un video; si es conferencia y hay 20 preguntas, que se hagan las 20, eso es conferencia de prensa.

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