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Sin lugar para los débiles

Por Leandro Grille.

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Caras y Caretas Diario

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El presidente Luis Lacalle Pou decidió por sí y ante sí apoyar la candidatura de Estados Unidos a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo, rompiendo con una tradición vigente desde su fundación en 1959. La decisión contraviene la posición del canciller Ernesto Talvi y del expresidente Julio María Sanguinetti, que firmó una carta junto a otros cuatro expresidentes latinoamericanos alertando sobre la voluntad de Estados Unidos y las consecuencias que podría tener esta designación, en caso de producirse, sobre el banco de desarrollo regional más grande del mundo. En la carta, rubricada por Sanguinetti, el expresidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, el chileno Ricardo Lagos, el colombiano Juan Manuel Santos y el mexicano Ernesto Zedillo, los exmandatarios manifiestan consternación ante lo que califican de “nueva agresión de Estados Unidos al sistema multilateral”.

La propuesta de Estados Unidos es alarmante en todo los terrenos posibles. En primer lugar, Estados Unidos es un Estado miembro no prestatario del BID, junto a otras 22 naciones, todas poderosas y desarrolladas, entre las que se encuentran los países europeos, Corea, Japón y China, que no pueden recibir financiamiento del Banco, que solo financia proyectos y programas para promoción del desarrollo en el Caribe y América Latina. Esta sería la primera vez que el presidente del BID surgiera de un país que no es miembro prestatario del Banco Interamericano de Desarrollo. Esto es: que no forma parte ni de América Latina ni de las naciones del Caribe, donde actúa este organismo internacional de crédito. Es un presidente propuesto por Estados Unidos para conducir y controlar la asistencia financiera del “patio trasero” y se inscribe en el resurgir de la doctrina Monroe durante la administración del psicópata Donald Trump, empeñado en un neocolonialismo desembozado, ostentoso y obsceno. El candidato elegido por Trump es el señor Mauricio Claver-Carone, un abogado de la comunidad cubano-americana, conocido por promover las políticas de agresión contra Cuba y, más recientemente, contra Venezuela. Es un fanático de la mafia de Miami, dedicado a tiempo completo a conspirar contra Cuba y a la brega por políticas de asfixia contra la patria de sus antepasados. Por si fuera poco, Claver-Carone fue, como director ejecutivo del FMI en representación de Estados Unidos, quien más respaldó el acuerdo stand by del FMI con la Argentina de Mauricio Macri de 57.000 millones de dólares, siendo cómplice de la política de endeudamiento más agresiva del mundo, que convirtió a Argentina en un país sobreendeudado a punto tal de poner al vecino país en una situación insostenible, de acuerdo a las propias evaluaciones del Fondo. Este crédito extraordinario que el expresidente Macri y sus amigos  utilizaron para la fuga de capitales más grande de la historia de esa nación fue otorgado pese a ser insostenible desde el principio por presión de Estados Unidos, absolutamente decidido a financiar la reelección de Macri a como diera lugar.

Así las cosas, tenemos: un candidato de Estados Unidos para presidir el BID, cuando este país no es miembro prestatario ni forma parte de América Latina o el Caribe. Un candidato ultraderechista de origen cubano, cuando Cuba no forma parte del BID, y este hombre se ha hecho célebre por exigir medidas de corte económico y militar para forzar cambios de régimen político en Cuba y Venezuela. Un candidato propuesto por Donald Trump, el presidente más impresentable de la galería de presidentes impresentables que ha tenido Estados Unidos: por fascista, por misógino, homófobo, por racista, por colonialista, entre otra miles de muestras de su maldad. Y un candidato que no cuenta con el apoyo de nuestro canciller Ernesto Talvi, asombrado al igual que el expresidente Sanguinetti de que Uruguay pueda estar apoyando semejante nombramiento.

Con esta decisión, sumada a la designación como embajador uruguayo en Estados Unidos de Andrés Durán, amigo personal del presidente, Lacalle Pou lo está echando a Talvi, que ya no puede demorar en irse. No es solo que la bancada de Ciudadanos le reclame que asuma su banca en el Senado, es que Lacalle Pou no quiere “tibios” ahí. Lacalle Pou quiere fanáticos del cipayismo, alineados en todo con Estados Unidos, dispuestos a sumarse a cualquier cruzada yanqui contra Venezuela y Cuba. No quiere moderados ni dubitantes. Él no llegó a presidente para eso. Lacalle Pou es un hombre de derecha, como su padre, muy relacionado con el imperio y sin ningún margen para una disidencia mínimamente decorosa.

 

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