La experta también hizo hincapié en la necesidad de un presupuesto sólido para respaldar políticas públicas vigorosas en materia de cuidados argumentando que los cambios culturales requeridos no ocurrirán "por arte de magia", sino que se requiere un respaldo presupuestario.
Un ahorro para el Estado
Además, se refirió al impacto económico del trabajo no remunerado de las mujeres, subrayando la importancia de reconocer este trabajo como parte integral de la economía nacional. “El trabajo que las mujeres realizan en sus hogares, después de haber trabajado 8 horas o más fuera de sus domicilios, incide directamente en el Producto Interno Bruto (PIB) y genera un ahorro para el Estado”.
Otro aspecto crucial abordado por Alonso es la regulación y capacitación de los trabajadores vinculados a los cuidados. “Tiene que existir una regulación laboral; si bien los trabajadores de los cuidados se rigen por el derecho privado, hay sectores que no tienen negociación colectiva, como por ejemplo las asistentes personales".
Y añadió: "Es necesaria la capacitación, ya que el trabajo de los cuidados debe ser decente y digno. Es fundamental profesionalizar el trabajo de los cuidados”.
"No se puede imaginar un mundo, ni un país productivo, ni pensar en un país de primera, sin una política de cuidados real y sin considerar que el Estado debe ser uno de los pilares de los cuidados. Las mujeres no pueden ser las únicas responsables de los cuidados, y el sector empleador debe participar activamente en las relaciones laborales, asegurando cláusulas sobre cuidados en los convenios colectivos y garantizando la disponibilidad de licencias especiales, lo cual siempre debe estar sobre la mesa”, sentenció.