Siguiendo el camino de la Asamblea Técnico Docente (ATD) de Secundaria los docentes de Educación Técnico profesional (ex UTU) rechazaron la implementación de la reforma educativa en el sector por contener inconsistencias y contradicciones. Si bien la asamblea no dio a conocer todavía su resolución oficial los informes de las comisiones que funcionaron en su seno son concluyentes.
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La Asamblea Nacional Técnico Docente (ATD de UTU) se reunió días pasados para analizar el documento de estructura curricular para el Bachillerato Tecnológico y tras un largo estudio concluyó en el rechazo. Caras y Caretas accedió a los documentos de dos comisiones que analiza el denominado “Plan para EMS 2023” de la Administración Nacional de Educación Pública, donde constan las razones que los docentes manejaron para adoptar esa decisión.
La estructura curricular que se plantea está inmersa en los requerimientos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), afirma la ATD. Y agrega que sus “objetivos no coinciden con los que nos proponemos los docentes en la educación, son insumos que se utilizan para establecer la idea de que la educación está en crisis”. Por esta razón entienden que “esta reforma busca realizar las modificaciones educativas necesarias para acceder a los préstamos, formar mano de obra dócil, polimodal y barata. El objetivo final es fortalecer su poder económico en detrimento del desarrollo educativo e intelectual de los países subdesarrollados”.
El documento presentado “no es un plan de estudio, es el marco teórico, dado que plantea en la mayoría del texto el por qué y de dónde se toman las ideas planteadas para este proceso de cambio”, sostienen.
Para los docentes es “poco ético” que se haya consultado organismos empresariales “para la construcción de los perfiles de egreso dejando de lado los de aspecto educativo pedagógico, manifestando así la injerencia del mundo político empresarial sobre la educación”.
En este sentido hacen suyas las palabras de la educadora costarricense Gabriela Bonilla, quién señalaba: “Nuestros gobiernos han aceptado y naturalizado una noción de la educación pública como un servicio de intermediación de empleo. Muchos gobiernos… y muchos ministerios de educación han perdido el norte de la política educativa como un ejercicio para el fortalecimiento de la democracia, para el encuentro de los pueblos, para pensar al país y para pensarnos a nosotros mismos”. (Caras y Caretas, "Basta de endeudarnos por experimentos que debilitan la educación").
Señala la ATD que en el documento presentado por las autoridades de la DGTP (Dirección General de Educación Técnica Profesional), “se puede apreciar la grilla de asignaturas para el primer año de EMS (Educación Media Superior), pero sin explicitar el espacio técnico tecnológico cuyo contenido es desconocido, lo único que se plantea es que tienen 10 horas por cada una de las orientaciones (doce)”. Precisan que en el documento “no aparecen los programas de asignaturas, ni el reglamento de pasaje de grado, así como tampoco la continuidad de la malla curricular en el 2° y 3° año del EMS, que es lo que debería tener un verdadero plan de estudio”.
Se reducen de 26 orientaciones de bachillerato a 12, reduciendo de esa manera “la especificidad técnico tecnológica y abaratando los costos”. Para los docentes esta decisión “tiene que ver meramente con un recorte presupuestal ya que las y los estudiantes que asisten a UTU en el nivel superior son quienes tienen bastante decidido a qué les gustaría dedicarse en su futuro”.
Más adelante indican que del documento se desprende “una disminución de la carga horaria de las áreas específicas y una unificación de las orientaciones, lo que empobrece los contenidos pedagógicos”.
Considera la ATD que hay “una traición” a las sólidas bases de Pedro Figari y de José Árias (verdaderos padres fundadores de la educación técnica en el país) al señalar que se plantea una “secundarización” de la UTU. Precisa que la currícula se distribuye en 18 horas del espacio de equivalencia (seis asignaturas) y 18 de espacio técnico tecnológico (siete asignaturas) “vulnerando los derechos de los estudiantes de UTU que optan por este sistema”.
“Entendemos que esta reforma tiene un carácter de recorte presupuestal más que de enfoque de formación para su continuidad educativa y profesionalización para el mundo del trabajo. Se recortan las horas de coordinación que perjudican el acompañamiento del estudiante en su trayectoria educativa”, subrayan.
“Entendemos que en el documento se contraponen los requerimientos del mundo del trabajo con la formación integral”, sostienen. En este sentido señalan que “por un lado se propone un perfil de egreso integral, pero se recortan asignaturas y formación en áreas integrales, basados en las necesidades de la articulación con el mundo productivo”. Asimismo “resulta una propuesta netamente presupuestal que en lugar de comenzar en la elaboración de planes y programas para la formación integral de individuos, para luego evaluar el costo de su implementación; se parte de la reducción y recorte de orientaciones, para ajustarse a un presupuesto previamente asignado, que se adecúe a los requerimientos del mundo empresarial”.
Para los docentes “hay una afectación a la propuesta de UTU basados en una fundamentación presupuestal. La educación técnica tecnológica por sus características y especificidad, es bastante más costosa que la educación secundaria, por lo que se entiende, en este contexto de recorte de recursos, que la propuesta de UTU es la que se ve más afectada”.
“Se evidencia una visión instrumental y utilitaria de la enseñanza, sin tener en cuenta la mirada y el aporte de los docentes como profesionales de la educación. Es indispensable la formación politécnica integral para desarrollar el trabajo como acción voluntaria y colectiva”, sentencian. Entienden que ello se debe desarrollarse en los planos manual e intelectual. Por esta razón para los docentes “su separación artificial sólo favorece a un pequeño sector de la población vinculado al sector empresarial. Se demuestra una vez más que el estudiante no es el centro de la actual reforma, la política de la centralidad del estudiante es falaz”.
En base a lo analizado la postura de la ANTD de la UTU resolvió el rechazo a la propuesta educativa presentada por la Dirección. Entienden necesario “planificar adecuadamente los cambios que se consideren desde la participación de toda la comunidad educativa”.