Matías Campero, un nombre que se ha convertido en sinónimo de delincuencia, llevó una vida delictiva que abarca múltiples identidades y roles. A medida que se desenmascara su participación en diversos crímenes y actividades ilegales, se revela una desconcertante historia.
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En sus inicios se desempeñó como enfermero y carnicero. Estos roles aparentemente inocentes ocultaban una vida que pronto se convertiría en un laberinto de actividades ilegales.
Con el tiempo, Campero evolucionó y comenzó a presentarse como procurador y abogado, ganándose la confianza de varios individuos en el mundo legal. Muchos abogados trabajaron con él en diversas causas penales, creyendo que representaba legítimamente a criminales. Incluso llegó a ser entrevistado como "detective" por un medio de comunicación en agosto de 2022, revelando una habilidad para cambiar de identidad y desorientar a las autoridades.
Actualmente Matías Campero está relacionado con la falsificación de certificados médicos. Su habilidad para crear documentos falsos se utilizó para justificar solicitudes de prisión domiciliaria por parte de delincuentes como Juan Antonio González Bica y Miguel Ángel Leal da Costa Porto. Estos certificados alegaban dolencias renales o cardíacas, permitiendo a los criminales eludir la prisión convencional antes de escapar.
Campero no realizaba estas actividades ilegales de forma altruista. Según las investigaciones, cobró grandes sumas de dinero por sus servicios fraudulentos. González Bica pagó la impresionante cantidad de 100,000 dólares, mientras que Leal da Costa Porto desembolsó 60,000 dólares para asegurar su liberación ilegal.
Antes de su notoriedad en el escándalo de narcotráfico y falsificación de documentos, Matías Campero ya tenía un historial delictivo notorio, principalmente relacionado con estafas financieras. A lo largo de los años, estafó a numerosas personas a través de supuestas ventas que nunca se concretaron, a pesar de recibir pagos por adelantado.
En junio de este año fue detenido por su participación en el secuestro de una mujer. Este acto se llevó a cabo como una forma de presionar al marido de la víctima para que pagara una deuda pendiente con el estafador.