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ASOCIARMEGrandes cargamentos de pasta base como el hallado la semana pasada en San Luis coinciden con el incipiente funcionamiento de laboratorios de cocaína en Europa.
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Según la investigación de la Fiscalía de Estupefacientes de 4º turno, a cargo de Angelita Romano, la pasta base iba a ser enviada a Europa por una organización que acopió la droga en una casa ubicada en el balneario Bello Horizonte.
Para ello, la banda pretendía introducir los bolsones con los ladrillos de pasta base —que fueron encontrados adentro de un modesto barco de pesca artesanal— en el interior de un buque transatlántico que iba a ser interceptado en altamar.
El reciente decomiso superó ampliamente al anterior cargamento récord de 409 kg de pasta base incautado en setiembre de 2021 en un establecimiento rural de Artigas, que se llevó a cabo gracias a información recibida por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) respecto de una organización delictiva instalada en el país, liderada por un uruguayo, “que se dedicaría al ingreso de estupefacientes para su acopio y posterior envío hacia Europa”.
Según se desprendió de la investigación, el cargamento de pasta base (de origen boliviano) llegó a Uruguay por medio de una avioneta procedente de Argentina que, a pesar del importante trabajo de inteligencia y el despliegue policial, pudo tomar vuelo y escapar de las autoridades. Semanas después, la aeronave fue encontrada en un hangar ubicado en la ciudad de Concordia, Entre Ríos, junto a otras que eran parte de una organización en la que operaban pilotos paraguayos.
Hasta ese momento, el récord había sido el registrado en julio de ese mismo año, cuando en las cercanías de Nuevo Berlín (Río Negro) las autoridades hallaron un cargamento de 407 kg de pasta base que era transportado entre dos camionetas.
El año 2021 cerró con una cifra histórica de 1.196 kg de pasta base incautados, pero luego cayó entre 2022 (653 kg) y 2023 (218 kg). Llamativamente, o no, los decomisos de esta droga repuntaron en 2024 (llegando a una nueva cifra récord) y sobre todo durante los meses en los que se desarrollan las elecciones.
Además del megacargamento hallado en San Luis, durante el último mes fueron incautados -además de dos alijos de cocaína- grandes cantidades de pasta base (187 kg en Paso de la Arena y 110 en Ciudad del Plata) que se sospecha que su destino no era el mercado local.
El notorio incremento de las incautaciones de pasta base en Uruguay llamaron la atención de la Policía local porque, por un lado, no son los volúmenes que habitualmente manejan las organizaciones que distribuyen la droga en las bocas de las principales ciudades del territorio nacional y, por otra parte, porque hasta ese momento se creía ni que esta droga se consumiera en países de Europa ni que en Uruguay existieran grandes laboratorios que puedan procesar la pasta base y convertirla en cocaína, para luego exportarla a Europa.
Sin embargo, las autoridades uruguayas todavía no acreditaban lo que este año confirmó el Informe Europeo sobre Drogas 2024 —elaborado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA)—, que advirtió que parte de la producción de cocaína se ha ido trasladando desde América Latina hacia Europa.
Esto responde a que el tráfico ilícito de drogas es muy dinámico y se adapta rápidamente a los conflictos regionales, los cambios en las rutas comerciales y a los controles aduaneros. En la medida en que las autoridades refuerzan la cooperación transatlántica, los narcotraficantes aplican nuevos métodos para prevalecer.
Lo tradicional es que las organizaciones conviertan la coca en clorhidrato de cocaína en “cocinas” de Sudamérica y luego exporten a Europa el producto final. Pero en la actualidad es cada vez más frecuente que organizaciones importen sustancias intermedias como pasta base para su procesamiento final en Europa.
Para entender este fenómeno hay que tener en cuenta dos variables clave del negocio: el continuo aumento de la producción de coca en Bolivia, Colombia y Perú, por un lado, y, por otro, la desenfrenada demanda de cocaína en Europa.
El informe sugiere que los narcotraficantes están trasladando cada vez más la producción final a Europa debido a la escasez de productos químicos en Sudamérica para fabricar la cocaína, a diferencia de los países del Viejo Continente.
Otro motivo que explica este cambio tiene que ver con el factor económico, puesto que para las mafias europeas representa una evidente ventaja controlar las etapas finales del proceso de producción en Europa a partir de la importación de pasta base, que es mucho más barata que la cocaína, y, además, reduce las pérdidas en el caso de que un cargamento sea incautado antes de llegar a su lugar de destino.
La reducción del riesgo ante las posibles incautaciones policiales se aplica tanto para las organizaciones sudamericanas como para las que operan desde Europa, más allá del porcentaje de participación que cada una tenga en los cargamentos.
Mientras 1 kg de cocaína oscila entre 1.500 y 2.000 dólares (cerca del lugar de producción), uno de pasta base se puede comprar por 800 dólares al por mayor. Precio que se quintuplica al llegar a Uruguay (4 mil dólares o más por cada kg).
Sin embargo, el negocio se incrementa exponencialmente si la pasta base se exporta a Europa, donde el precio actual ronda en los 12 mil euros, según la última estimación realizada por la Policía Nacional tras la megaincautación en San Luis.
Con la importación de pasta base a menos de la mitad de lo que cuesta 1 kg de cocaína en los principales puertos de Europa (entre 27 mil y 32 mil euros), y con una inagotable disponibilidad de precursores químicos, las principales organizaciones europeas de narcotráfico, con la ayuda de colombianos y mexicanos, comenzaron a invertir y montar laboratorios para procesar cocaína.
“Siempre vimos los laboratorios de procesamiento de cocaína a pequeña escala, pero ahora los estamos viendo a gran escala”, dijo a InSight Crime Andrew Cunningham, responsable del área mercados, criminalidad y reducción de la oferta del EMCDDA, lo que pone de manifiesto cómo las redes delictivas transnacionales de ambos lados del Atlántico están colaborando para desarrollar nuevos métodos.
Este cambio en el esquema quedó evidenciado hace cinco años, tras las frecuentes detecciones de laboratorios en Países Bajos, una nación en la que se fabrican drogas sintéticas desde hace décadas, pero a partir de 2020 también cocaína.
En agosto de ese año, la Policía neerlandesa descubrió y desmanteló lo que en ese momento se describió como "el laboratorio de cocaína más grande de Holanda". Estaba ubicado en una antigua escuela de equitación en Nijeveen, 120 kilómetros al noreste de Ámsterdam. La "cocina" tenía la capacidad de producir de 150 a 200 kilogramos de cocaína por día, dijo la Policía, que encontró en el lugar decenas de miles de litros de productos químicos y 100 kg del narcótico ya procesado. Entre los 17 detenidos, 13 eran colombianos, 3 eran neerlandeses y uno era de origen turco.
En junio de 2021 fue descubierto un laboratorio de cocaína a escala industrial en Róterdam (Países Bajos). Estaba escondido en el subterráneo de un edificio que también contaba con un garaje utilizado por los delincuentes para personalizar vehículos con compartimentos secretos para transportar droga por toda Europa, dado que esa ciudad es considerada el hub de distribución de droga del continente.
En setiembre de 2022 la Policía Nacional de España logró desmantelar en las afueras de Madrid un importante laboratorio para la producción de cocaína, instalado con una estructura similar a las que se encuentran en Sudamérica.
También fueron descubiertas varias cocinas de cocaína en Bélgica y en Portugal, como la allanada en noviembre de 2023, cuando la Policía Judicial lusa desmanteló un laboratorio equipado para fabricar más de 100 kg de cocaína a la semana. En abril de ese año, las autoridades españolas allanaron uno de los mayores laboratorios de transformación de pasta base encontrados en Europa, con una producción de 200 kg de clorhidrato de cocaína al día (unos 6 mil kg mensuales). El costo de un laborotorio de este tipo ronda los 6 millones de euros.
El operativo conjunto entre la Policía de España, la Guardia Civil, la Policía Nacional de Colombia y la Policía de Seguridad Pública de Portugal logró detectar en la provincia de Pontevedra (Galicia) una residencia que funcionaba como laboratorio. En el desarrollo de la operación se incautaron 1.500 kg de pasta base, más de 23 mil litros de precursores químicos para el procesamiento de cocaína y fueron capturadas 18 personas, entre ellas 6 colombianos y 2 mexicanos. El laboratorio podía producir cocaína con una pureza del 95 %, según la Policía.
Respecto al cargamento de pasta base hallado en puerto portugués de Leixões (Oporto), procedente de Colombia, que iba oculto en máquinas de triturar piedra en el interior de dos cilindros mecánicos, el comisario Antonio Martínez Duarte remarcó: "Es la primera vez que encontramos en Europa una tonelada y media de pasta base de cocaína". Asimismo, celebró haber podido desmantelar el mayor laboratorio que se ha encontrado en el continente para convertir la pasta de coca en cocaína en una operación que “también confirma los vínculos entre los delincuentes colombianos y mexicanos que se han sumado a las bandas españolas”.
Si bien la cantidad de cocaína incautada en Amberes aumentó de 110 a 116 toneladas de 2022 a 2023, batiendo récords desde 2016 como el puerto europeo con mayor volumen de cocaína incautada anualmente, España fue el país que decomisó la mayor cantidad de esa droga en 2023 (142 toneladas), siendo también la mayor de la historia en Europa. España volvió a ser el principal punto de entrada de cocaína a Europa después de que Bélgica y Países Bajos mejoraran notablemente la seguridad en sus puertos, principalmente en el de Amberes y el de Róterdam.
Según las autoridades europeas, esta tendencia siguió en los primeros meses de 2024. Mientras las incautaciones en Amberes y Róterdam descendieron, fruto de una mayor vigilancia, las redes de narcotráfico internacional se adaptaron rápidamente a los cambios, utilizando la variedad de puertos que ofrece España.
Esto quedó en evidencia luego de que fueron detectadas dos megaincautaciones de cocaína pertenecientes a la rama albanesa del Cártel de Los Balcanes que "utilizaban los puertos de toda la franja atlántica" de España (incluyendo también algunos de Portugal), manifestó a un diario español el jefe de la Sección IV de la Udyco Central, Alberto Morales Plaza, quien aseguró que esta mafia, instalada tanto en Ecuador como en la Península Ibérica, enviaba 40 contenedores al mes.
Producto de estas investigaciones, en agosto de 2023 la Policía española logró de decomisar en 9.436 kg de cocaína en el puerto de Algeciras, mismo lugar en el que a mediados de octubre de este año fueron encontrados 13.062 kg de esa droga, lo que representó el mayor alijo de cocaína decomisado en la historia del narcotráfico en España, la segunda mayor de toda Europa y entre las más grandes a nivel global.
El último informe europeo sobre drogas también advirtió que los grupos de narcotraficantes se enfocan cada vez más en agentes clave del comercio exterior, pero también en las filas de la Policía, quienes son corrompidos e intimidados.
Un caso emblemático tiene que ver con un enlace policial español que dirigió una red criminal que trasladaba cargamentos de cocaína de Colombia a España. Asimismo, tras la reciente incautación del cargamento de 13 toneladas de cocaína, fue detenido el inspector jefe de la Sección de Delitos Económicos de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, y cuando las autoridades registraron su vivienda encontraron unos 20 millones de euros que estaban ocultos en las paredes del apartamento que, se sospecha, provenían de negocios vinculados al narcotráfico.
A su vez, por la misma causa fue enviado a prisión el jefe antiblanqueo de la Policía Nacional en Madrid, no solo por su omisión del deber de perseguir delitos, cohecho y blanqueo de capitales, sino que también era investigado por los delitos vinculados a su pertenencia a una organización criminal de tráfico de drogas.
A pesar de que la Unión Europea (UE) está reforzando las redes de cooperación con sus homólogos latinoamericanos para tratar de combatir el aumento del tráfico de cocaína, como destacó durante la presentación del reporte sobre drogas la política sueca y comisaria europea de Asuntos Internos, Ylva Johansson, hasta ahora las medidas que se han tomado no han tenido un impacto significativo reconocen. Porque la mejora de los controles ha hecho que los grupos criminales se adapten en lugar de reducir la oferta de cocaína en Europa, reconoce el informe.
“Aunque las incautaciones han aumentado, la pureza sigue siendo elevada y los precios se mantienen estables, lo que demuestra que hay enormes cantidades de cocaína disponibles”, manifestó Johansson. Mientras que en Sudamérica los laboratorios suelen ser móviles y rudimentarios, el acceso de los traficantes a químicos y equipos de alta calidad en Europa también puede implicar que el producto terminado sea de mayor calidad, explicó el científico Laurent Laniel.
En un reciente informe publicado por la BBC, el jefe de Aduanas del puerto de Amberes estimó que solo el 10 % de la cocaína que llega al puerto se intercepta y el resto va a los Países Bajos para su distribución a todos los rincones de Europa. Más allá de que cada año son mayores las incautaciones de droga, reconoció que con este tsunami de cocaína nunca se va a ganar la batalla contra el narcotráfico.
Pero no solo la cocaína y los métodos para fabricarla se trasladaron desde Sudamérica hacia Europa, también la violencia asociada a las luchas entre bandas ha proliferado los homicidios en las principales ciudades portuarias europeas. Por ejemplo, en enero de 2023 una niña de 11 años fue asesinada en medio de un tiroteo entre organizaciones vinculadas al tráfico de cocaína en la ciudad de Amberes.
Uno de los principales jueces de Bélgica, Michel Claise, aseveró que la industria de la cocaína "está descontrolada".
Explicó que, con su riqueza e influencia, los narcotraficantes ahora son más poderosos que los que buscan hacer justicia. De hecho, el ministro de Justicia de Bélgica, Vincent Van Quickenborne, ha tenido que vivir en una casa de seguridad durante el último año después de que la Policía descubriera un presunto complot de delincuentes holandeses para secuestrarlo.
"Con el blanqueo de capitales y la corrupción —que es ilimitada por las sumas que pueden ofrecer a los estibadores, policías y otras personas—, ¿cómo quieren que tengamos algún control sobre las organizaciones criminales?”, alertó Claise.
