Temblaron las raíces de los árboles multicolores

-¡Grande, Borges! Salió de la adicción de Fernando Cabrera y volvió al gran Jaime Roos.

-Déjeme seguir un poco más.

-Bien de adicto. Dele, Borges.

-“Si vienen a preguntarte, nos fuimos a caminar”, canta el hombre del bigote prolijo.

-Impresionante. Necesito algo de usted, como todos los viernes. La recomendación de una película, Borges.

-Usted siempre tenga en cuenta que soy un mero espectador. Yo no entiendo un carajo de fotografía, edición, etc.

-Correcto, Borges.

-Le digo por las dudas, Álvarez. Le recomiendo la película Mi hijo, con la actuación de Leonardo Sbaraglia.

-¡Y dale con Pernía! ¡Y dale con Pernía! Ya me recomendó una la semana pasada con el papel protagónico de Sbaraglia.

-Mire, Álvarez. Haga una cosa. Afíliese a Cinemateca y pase toda la tarde del sábado mirando excitantes películas iraníes, polacas, israelíes. Llévese un babero porque la siesta que se va a pegar va a ser fabulosa.

-Bueno, mejor vamos a lo nuestro Borges.

-Como estamos en el pacato Uruguay, voy a cuidar mis palabras. ¡Qué susto se pegaron los de la coalición multicolor en el balotaje! ¡Qué julepe!

-Borges, conociéndolo hace más de diez años, sé que sabe qué ocurrió en algunas sedes de la oposición.

-¡Exactamont, Álvarez!

-Métale que son pasteles, Borges.

-Bueno, en la sede central de la lista 2004, del senador Jorge , compraron decenas de las denominadas tortas de fuegos artificiales para festejar el triunfo de Luis Lacalle Pou, enceguecidos por las encuestas.

-Entonces, Borges.

-Esto es postalina, postalina. Exactamente a la hora 20.30, la empresaria de Cifra Mariana Pomiés, ante la cara exultante del conductor de la transmisión, dijo que el próximo presidente iba a ser Lacalle Pou; estalló el cielo. Comenzaron a sonar las bombas de estruendo.

-Me imagino.

-Pero un dirigente cambió de emisora. Puso Canal 10, en el que se hablaba de un empate técnico entre los dos contendientes. “¡No tiren más cuetes!”, profirió un integrante de la Juventud Nacionalista a los chicos de camisas a cuadros y jeans Levi’s.

-¿Y qué pasó, Borges?

-Tuvieron que guardar los fuegos artificiales en el depósito del local.

-Ah.

-Los cuetes no sonaron nunca más en toda la noche.

-¿Quiere que le cuente lo que pasaba en la sede del Partido Colorado?

-Please, Borges.

-Gracias a la empresaria Pomiés, se desató la euforia. Un símil de lo que ocurrió en la sede del Guapo. Los jóvenes fueron los que recibieron la cachetada cuando el balotaje parecía una carrera entre un pingo renovado y un viejo matungo.

-Entonces, Borges.

-Los pibes temblaban, Álvarez. El dos veces presidente Julio María Sanguinetti debió bajar las escaleras para tranquilizar a la manada.

-¿Y qué les dijo, Borges?

-Según mis drones informantes…

-¿Según quienes, Borges?

-Mis drones informantes son los que están en todas partes y a toda ahora. Terminemos con “de acuerdo a fuentes políticas”. Pero lo peor es cuando escriben “fuentes confiables”. Es algo tan ridículo. Si un día no ponen que no son confiables o calificadas, es que es información basura.

-Usted no va a cambiar nada, Borges. Lo lamento. Acaso puede bajarse en el próximo puerto y mirar cómo se hunde el Titanic. ¿Me puede decir qué les dijo Sanguinetti a los jóvenes?

-Les dijo que esa elección iba a ser cómo en 1994, en la que le ganó por un exiguo margen al nacionalista Alberto Volonté, unos 20.000 votos. “En aquel entonces, un politólogo dijo por televisión que el presidente iba a ser Tabaré Vázquez. Salieron todos los frentistas a la calle a festejar. La cosa es que ganamos nosotros. Hoy va a ser igual. Gana la coalición”, concluyó. Pero los muchachos no se calmaron, siguieron colgados de la televisión.