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Tomar el cielo por los votos: Verónica Alonso y su vínculo con Misión Vida

La senadora del Partido Nacional Verónica Alonso está involucrada, política y económicamente, con la iglesia Misión Vida. Los archivos son incuestionables y la vinculación financiera está clara. Solo es cuestión de entender el entramado.

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Por Isabel Prieto Fernández

 

La senadora Verónica Alonso está en falsa escuadra y lo sabe; simplemente se hace la distraída. Pura estrategia largamente utilizada por los políticos desde tiempos inmemoriales. La diferencia entre Alonso y sus predecesores de antaño es que ahora hay que resistir a los archivos, a las redes, a que cada paso que se dé hoy estará registrado mañana. En el siglo XXI no hay huellas imborrables.

 

El origen

En el año 2015, Martín Nyczka, dueño de la imprenta Vitosul SA, se presentó ante la Justicia y entabló una demanda contra la senadora Verónica Alonso y su esposo Marcel Gerwel. Según el empresario, el matrimonio se negaba a reconocer una deuda mantenida con su imprenta. Se trataba de US$ 31.780 y el fallo resultó favorable para Nyczka. Pero resulta que la parte demandada no estuvo de acuerdo y decidió apelar. Nuevamente, la Justicia dijo pague, y como si eso fuera poco para dejar en evidencia la falta -y la estrechez de miras- los documentos fueron a dar al Parlamento, junto con los legisladores cuestionados y el imprentero quien, a la postre, terminó destapando la ilegalidad en la que todo descansa.

 

La voz del imprentero

Martín Nyczka no solo ha hablado en el Juzgado y en el Parlamento. También lo ha hecho ante la prensa, en varias ocasiones y en distintos programas. Nada que objetarle a este hombre que, hecha la denuncia, respondió por ella ante quien quisiera escucharlo.

Nyczka aseguró que la senadora Alonso “miente rotundamente, no solo cuando asegura que no contrató la impresión de las listas, sino también cuando pone a Gabriel Cunha como un militante más; ante mí fue presentado como ‘jefe de campaña’ y si no lo era, actuaba como tal”, indicó.

Ante la Justicia, Alonso aseguró que ni ella ni Gerwer tenían relación con Vitosul SA. En parte de una de las actuaciones judiciales se lee que Gerwer es solo el esposo de la codemandada y se asegura “no haber nunca vínculo alguno con la parte actora, no habiendo consecuentemente encomendado a la misma realización de trabajo de imprenta. Todo lo cual resulta evidenciado desde que ninguna mención se efectuó en la demanda a su persona, al tiempo que para el caso de la codemandada Alonso, esta expresó que carece de legitimación en tanto nunca encomendó a la empresa involucrada tareas de imprenta consistentes en la realización de listas, volantes y/o afiches. Por el contrario, conforme al resultado de la prueba a diligenciar, las mismas fueron encomendadas por el señor Gabriel Cunha, a quien además correspondía el pago”.

 

Cuatro mensajes de texto, en poder de Caras y Caretas, le dan la razón al imprentero: “¿Hablaste con Gabriel? Martín Nyczka”. La respuesta de Alonso llega 16 días después: “Martín, hablé recién. El lunes Gabriel se va a sentar con Marcel a ver el detalle de cada cosa: entregas, cantidades, etc. Como entenderás, hacer eso hoy es imposible. De todas formas me dice Gabriel que tú terminaste recién ayer de entregar. Saludos”. Un par de mensajes más no dejan dudas de la relación: “Verónica, quisiera tener una reunión contigo para entregarte la factura del saldo pendiente de los trabajos de imprenta. Ya hice las gestiones que estaban a mi alcance y no pude cobrar. Saludos, Martín Nyczka”. Cinco días más tarde, Alonso responde: “No estoy en Montevideo. No es conmigo, hablá con Gabriel”. Así de simples, claros y tajantes. Gerwer no tiene solo el papel de esposo en esta historia. ¿Por qué la senadora se refiere a él por el nombre y por qué no de “mi esposo” o “mi marido”? La respuesta la tiene Nyczka: “El pago por los trabajos se hacía en efectivo o mediante distintos cheques, a veces de Gerwer y otras de terceros”.

Más de un pastor mentiroso

“Quiero ser muy clara en la afirmación que voy a hacer: en ninguna oportunidad, ni en la campaña interna ni en la campaña nacional, recibí ningún tipo de financiamiento de ninguna institución social ni religiosa, de ninguna iglesia ni de ninguna empresa. Digo esto porque es parte del objetivo de esta Comisión y de las consideraciones que hacen algunos de sus integrantes o, por lo menos, forma parte de las dudas que tienen al respecto”, dijo la senadora Verónica Alonso en la comisión parlamentaria.

Sin embargo, un par de cheques de esos correspondientes a “terceros” de los que hablaba Nyczka en su comparecencia, son de la iglesia Misión Vida para las Naciones, cuyo liderazgo recae sobre el pastor Jorge Márquez. Desde la Justicia, se pidió que “se libre oficio al BROU a efectos de que informe el destino de los cheques 290916 y 290917 librados contra la cuenta corriente dólares número 196-0017860 cuya titularidad corresponde a ‘Misión Vida para las Naciones’, por los montos US$ 14.655 y US$ 13.376 respectivamente, constando en el oficio a librarse que se ha levantado a tales efectos el secreto bancario”. Como bien se ve aquí, no fue Márquez directamente quien abonó el pedido, sino la iglesia, una institución exonerada de impuestos que tiene expresamente prohibido colaborar con cualquier tipo de campaña proselitista.

Es más, la Ley N° 17.885, en su artículo 3º establece: «Los voluntarios o las organizaciones de voluntariado no podrán realizar proselitismo político, religioso o de ninguna otra naturaleza durante el desarrollo de dichas actividades. Los servicios de los voluntarios no podrán ser utilizados para sustituir empleos formales o evadir obligaciones con los trabajadores y su prestación es ajena al ámbito de la relación laboral y de la seguridad social”.

Para colmo, el yerno y diputado de Márquez, el también pastor Álvaro Dastugue, fue citado a la comisión parlamentaria que analiza la financiación de los partidos políticos y allí mintió al responder una pregunta del diputado frenteamplista Óscar Groba: «Además de la participación financiera, a través de cheques de Misión Vida, ¿se utilizaron estructuras de Misión Vida‑ Esalcu, hogares y empresas Beraca, en las campañas internas de un sector del Partido Nacional?». Dastugue contestó presto: “Creo que no fue así, que no existió financiamiento alguno de estas organizaciones que usted menciona a las campañas internas del Partido Nacional”. Una pena, podría haber dicho la verdad y nos ahorraba a todos tener que andar buscando pruebas.

Entre las preguntas de Groba, esta nota destaca dos: una tiene que ver con el testimonio de Nyczka en relación con que Dastugue llevaba a la imprenta a internados de Beraca (al menos iban en camionetas que se identificaban con esa institución) para doblar listas; la otra, si utilizaba internados o feligreses para repartir listas de Alonso. A la primera pregunta, respondió: “No; yo no llevé jóvenes a doblar listas, y menos internados. a la imprenta Vistosul”. Bueno, eso correrá por cuenta del denunciante y del denunciado. Pero lo increíble es la respuesta de Dastugue en relación a la segunda pregunta: “Quiero aclarar que aquí no hubo listas de Misión Vida. Quiero ser enfático en esto. No soy representante legal de la Iglesia y no vengo como integrante de ella, sino porque me citó la Comisión, pero como eran listas y cabezas de listas que trabajaban conmigo, quiero decir que ninguna lista de Misión Vida me apoyaba a mí. Sí había ciudadanos que concurren a la Iglesia, como hubo ciudadanos que concurren a la Iglesia Católica y ciudadanos que no concurren a ninguna iglesia que apoyaron mi precandidatura a la diputación, tanto en Montevideo como en Canelones”. Es cierto, pero los ciudadanos esos no se bajan en grupo de una camioneta identificada con el nombre de su iglesia, como se ha visto por las calles con Beraca o con Misión Vida, si se le prefiere. Obvio que Dastugue sabía muy bien lo que se le preguntaba, y manipuló la respuesta.

 

La palabra

En clave política, un suceso de febrero de 2017 tiene tanta vigencia como uno ocurrido hace instantes. Más aún si ese hecho tiene como una de sus protagonistas a alguien que tiene aspiraciones de asumir la Presidencia de la República. En ese mes y año, dichos del pastor Jorge Márquez dejan mal parada a la senadora Alonso, quien hizo las gambetas que pudo para salir de la situación, pero de Misión Vida la dejaron sin pelota. Es que si hay algo en lo que esos discípulos tienen experiencia es en la marca: en el programa Desayunos Informales y a propósito de la Guía de Educación y Diversidad Sexual, Márquez consideró que la ideología de género habilita “relaciones sexuales con animales”, impulsado “por el lobby gay”. Inmediatamente, Alonso tuiteó: “A todos los que hoy me preguntaron acerca de las declaraciones del pastor Márquez sobre el ‘lobby gay’, quiero aclarar que son sus opiniones personales, NO tengo nada que ver con ellas y NO las comparto en lo absoluto”. [N.de R.: tanto lo de “sus opiniones personales” como las mayúsculas están en el original].

Cuatro días más tarde, el escritor evangelista Agustín Laje, coautor de El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural, escribió en su muro de Facebook: “Uno nunca deja de sorprenderse por la hipocresía y falta de escrúpulos de algunos políticos. En la primera foto que aquí comparto pueden ver a la senadora uruguaya Verónica Alonso en primera fila de la charla que dimos con Nicolás Márquez en Uruguay, presentando El libro negro de la Nueva Izquierda; en la segunda, pueden verla ya en una reunión privada con ambos autores, a la cual concurrió para pedirnos que firmáramos su ejemplar.

La senadora estaba con una actitud tan positiva durante la disertación, que fue mencionada durante la misma por los escritores, como el video del momento lo confirma. Luego de pedirnos que firmáramos su ejemplar, expresó su preocupación por el avance de la ideología de género y no disimuló su indignación respecto de esta nefasta novedad ideológica.

No obstante todo ello, al trascender por los medios de comunicación uruguayos nuestra visita por el país vecino y el contenido de nuestra charla (que iniciaron una persecución ideológico-mediática contra los organizadores del evento), no dudó en «despegarse» públicamente diciendo que no compartía en nada todo lo que el fundador de Misión Vida expresó en TV Canal 12, en consonancia con lo que habíamos expuesto nosotros. Tal vez ella no reparó en que no solo hay fotos de su participación, sino videos; y que su hipocresía no fue insultante para con inofensivos escritores políticamente correctos y esclavos del centrismo bienpensante, sino que se metió con escritores que no temen decir lo que piensan, guste a quien guste, ofenda a quien ofenda: nuestra incorrección política nos llena de orgullo, y si tenemos que exponer públicamente la hipocresía de una senadora que ayer (como Judas) besó nuestra mejilla, creemos nuestro deber hacerlo”.

Caras y Caretas intentó comunicarse con Laje, que es oriundo de Córdoba, Argentina, pero no fue posible. De haberlo logrado, es probable que citara a Mateo, capítulo 6, versículo 24: “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero”. Aunque pensándolo bien, esta cita no le conviene a ninguna de las partes. De acuerdo con lo escrito en esta historia, uno de esos amos va ganando por goleada. Es solo dar con el precio.

Parece mentira

La senadora nacionalista Verónica Alonso tiene 44 años. Lo suficientemente joven para ser precandidata, pero lo suficientemente madura para andar por la calle. Al menos eso debería ser. Sin embargo, con motivo de uno de los tantos “timbrazos”, una crónica del diario El Observador cuenta la siguiente anécdota: “Natalia, poseedora de una tienda en la calle Arenal Grande, cuenta que esta mañana le robaron una caja de hojillas. La senadora le pregunta con asombro si vende marihuana. Natalia aclara que vende los insumos para consumir, pero que no vende la droga”. Ese es un grave problema para esta política: el tratar a la gente trabajadora como si fueran sus empleados, el hacer preguntas que no corresponden, el creerse con derecho de meterse en la vida de la gente humilde. ¿Alguien imagina a Alonso preguntando a una señora de la oligarquía criolla si está esnifando porque la ve salir del baño aspirando ruidosamente?

 

Por la negativa

Entre las preguntas que hizo el diputado Óscar Groba a la senadora Verónica Alonso, hubo una que ameritaba una respuesta sencilla: “Gabriel Cunha, uno de los líderes de la Iglesia Misión Vida, del señor Jorge Márquez, ¿fue el jefe coordinador de sus campañas políticas?”. La legisladora contesta: “Con respecto a Gabriel Cunha, como concepto general ‑después voy a las preguntas puntuales, porque capaz que es más claro‑, quiero decir que es un militante, era un militante durante la campaña, y sigue siéndolo. Trabajó en la campaña con el equipo del señor diputado Álvaro Dastugue y, de hecho, hoy seguramente ustedes lo vean en el tercer piso. Trabaja en la secretaría del señor diputado Dastugue. Él era un militante; no era ni mi representante ni mi jefe de campaña. Era un militante. Entonces, ¿quién fue el coordinador de sus campañas políticas?, que es la pregunta N° 4, está respondida. Gabriel Cunha no lo fue”.

Pero la pregunta no era esa, por lo que Alonso se mete en un brete que es aprovechado por el diputado Pablo González: “La señora senadora respondió una de las preguntas por la negativa. Cuando se le preguntó quién era el coordinador de campaña dijo: “No era el señor Cunha”, pero no dijo quién era. Me gustaría saber quién era el coordinador de campaña. Todos sabemos de la dificultad de manejar una campaña y me imagino cómo será con 132 listas. Yo nunca tuve 132 listas, pero con 3 o 4 ya es complicado, así que imagino que con 132 será mucho más”.

Y Alonso sigue intentando zafar: “Con respecto a las preguntas de quién era el coordinador de campaña, el diputado mezcló la elección interna con la nacional. Nosotros descentralizamos: un equipo contable, un equipo operativo, un equipo territorial. Puedo nombrar a cada uno, pero no tiene ningún valor para el objeto de esta Comisión. La jefa de campaña era yo; las decisiones terminaban en mí. Había una descentralización en la que cada una de esas listas… Había muchas de esas listas. De esas ciento treinta, no recuerdo exactamente cuántas respondían al señor diputado Dastugue en Montevideo y Canelones. Eran unas cuantas”.

Inexplicable que no nombrara su coordinador de campaña cuando sí tiene que ver en el trabajo de esta investigadora. Peor aún, que no entienda la importancia de ese nombre. Más grave todavía es pensar que, entendiendo, mira para otro lado.

 

Dos testimonios

María y Adriana son cuñadas. Ambas conocen a Beraca por dentro. María tiene cinco hijos, uno de ellos pasó por Comcar y otro todavía está preso. Su sufrimiento la llevó a buscar ayuda espiritual en la iglesia Misión Vida y, aunque ya no forma parte de esa comunidad, no está arrepentida. Lo primero que a María le interesa explicar es que Márquez no es un pastor sino “un apóstol”, que parece que es un rango superior. Adriana, madre de una joven que estuvo en Beraca producto del consumo de drogas, la provoca: “Dejate de joder. Márquez no es ni pastor ni apóstol; es jodedor”.

María dice que a ella nunca le pidieron nada y pretende contar lo bien que lo pasaba con sus hijos chicos en alguna oportunidad que fueron al campamento Beraca. Adriana interrumpe su anécdota: “Y a vos qué te van a pedir si no tenés nada. La Mary se pasa…”. Por respuesta María se ríe, hace gestos. Dijo que dejó Misión Vida porque se aburrió y ahora está en otra iglesia, “que no tiene campamento, pero también nos sacan a pasear y me gusta más”, aunque no supo explicar el porqué.

Adriana asegura que a su hija la “obligaban” a repartir listas: “Ta, le daban casa y comida, pero la hacían trabajar de sol a sol y no le tiraban ni una moneda. También hacía y vendía alfajores. Eso le sirvió para algo: “Ahora tiene marido. Él hace changas y ella se hace unas monedas haciendo alfajores. Tiene una criatura chica y viene otra en camino”. Consultada por Caras y Caretas para qué lista trabajaba, contestó: “Para una del Márquez ese”. No supo decir si era para Dastugue: “No sé el nombre, sé que era un pastor; pensé que era Márquez. La lista tenía la foto de una mina”, concluyó.

 

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