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Retirada de Siria, renuncias y caída de la Bolsa

Trump, cada vez más cerca del final

Por Carlos Luppi.

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Como si buscara el final, como Hitler al enfrentar a Rusia, Trump acumula problemas gravísimos. A la «trama rusa» se suman los despidos de altos funcionarios, el problema de su abogado, los escándalos sexuales y ahora la retirada de Siria, que provocó la renuncia del Secretario de Defensa. El Pentágono arde de furia. La economía está en pleno empleo, pero Wall Street cayó 7% en una semana y el Nasdaq un 20%. El rumor del despido del titular de la Reserva Federal y de una nueva crisis, provocada por su gigantesco ajuste fiscal, traen el recuerdo de la Gran Recesión, y desesperan a los republicanos, su único apoyo.

El último mes ha sido funesto para el presidente Donald Trump, sin perjuicio de su infinita capacidad de asombrar al mundo con sus mensajes de twitter, cada vez más alejados de la realidad.

La Cumbre del G 20 realizada en Buenos Aires los días 30 de noviembre y 1º de diciembre marcaron su absoluta soledad y derrota ante una verdadera coalición de las grandes potencias restantes que, lideradas por China y la Unión Europea, reiteraron explícitamente el Acuerdo de París contra el Cambio Climático y su apoyo al libre comercio, y manifestaron implícitamente su condena a una nueva política de rearme global como la que empuja su anuncio de retirar a Estados Unidos del Tratado de Armas de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) con Rusia, suscripto en 1987 por Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov. Hasta su mayor amigo a nivel internacional, Vladimir Putin, manifestó su condena al gravísimo episodio. Acaso la industria le esté exigiendo ese peligroso paso, mientras aleja a Estados Unidos de la OTAN e insulta a sus socios histórico del G 6.

Trump, reiteramos una vez más, está retirando a Estados Unidos del mundo, donde ha sido la superpotencia principal desde 1945 hasta su llegada al poder.

Pero tres acontecimientos posteriores marcan ese peor momento que señalamos.

En primer lugar las confesiones de quien fuera durante muchos años su principal abogado, el poderoso Michael Cohen, quien a cambio de reducciones en su condena confirmó el pago de sobornos a la actriz de cine pornográfico Stormy Daniels y a la ex modelo de Playboy Karen McDougal a cambio de silenciar sus relaciones con el primer mandatario de la Unión (¿recuerda el lector los tiempos en que un vínculo fugaz, mantenido hace décadas, bastaba para derribar a un senador o a un precandidato a la presidencia en los EEUU?), así  como sobre la continuidad de los proyectos inmobiliarios de Trump en la Federación Rusa.

El segundo tema en importancia es la brusca caída en la Bolsa de Nueva York que ha llevado a señalar que Wall Street tuvo la peor semana desde la crisis de 2008 al caer los tres principales indicadores: S&P (7% en dicho lapso, guarismo similar al de la Bolsa de Shanghái en 2007, que marcó el inicio de la Gran Recesión), el Dow Jones (5%) y el Nasdaq (la que registra los valores de las tecnológicas como Amazon, Apple, Facebook y Google, entre otros gigantes), más de 8% en siete días.

Los tres indicadores perdieron acumuladamente más del 12% en diciembre, como consecuencia de la guerra arancelaria con China y la consecuente desaceleración económica, y el retiro de la política monetaria expansiva, todo sobrevolado por la turbulencia política que fluye de la Casa Blanca.

Es decir, hay una caída en los valores bursátiles propia de una gran crisis, que puede ser rotulada, keynesianamente, como «las consecuencias económicas del señor Trump».

Según Bloomberg, el presidente está buscando las vías para despedir al abogado Jerome Powell, a quien él nombró, de la titularidad de la Reserva Federal, por ser contrario al alza de tasas.

Teniendo en cuenta que el 8 de diciembre, Trump despidió al general John Kelly, su Jefe de Gabinete, siguiendo al Fiscal General, Jeff Sessions, presionado a renunciar, a la embajadora ante la ONU, Nikki Haley (y a una veintena de cambios más, entre ellos dos renuncias resonantes a las que nos referiremos más adelante), el cambio en el banco central de los Estados Unidos sería un anuncio de caos global, como el que describe el legendario periodista de Watergate, Bob Woodward en su libro «Fear: Trump in the White House», o sea «Miedo: Trump en la Casa Blanca».

 

Lo peor: Siria, Mattis y la «trama rusa»

El 19 de diciembre, intempestivamente, el presidente informó mediante mensaje de twitter que «hemos derrotado al ISIS (Estado Islámico o Califato Islámico N. de R.) en Siria, la única razón para estar allí durante mi presidencia», anunciando el retiro de las tropas estadounidenses estacionadas en dicho país, en atención a una guerra que lleva siete años de duración y ha costado casi un millón de muertos.

Sin entrar en un análisis del conflicto, ni de la pertinencia de la presencia de Estados Unidos en el mismo, nadie duda de que la misma obedecía a no dejar la estratégica nación en manos de Bashar al Asad, notorio aliado de la Rusia de Vladimir Putin, para quien el punto tiene un altísimo valor estratégico.

Ese mismo día, dos halcones republicanos como Marco Rubio y Lindsay Graham calificaron la medida de «error colosal», lo cual, se supo enseguida, era la opinión de las autoridades del Pentágono.

Seguramente esta medida también le enajene la amistad de Benjamín Netanyahu, a pesar de haber trasladado la Embajada de EEUU a Jerusalén, ya que todos los estrategas consideran que la medida favorece a Siria e Irán, que podrían remozar el Califato.

El analista Claudio Fantini, en un artículo titulado «Traición en favor de Rusia» escribió que se trata de una retirada incondicional y no negociada en la cual  «Los únicos que sonrieron satisfechos con el anuncio de Trump fueron Asad y Erdogán. Los dos saben que le deben este favor al presidente ruso».

Un día después de este anuncio presidencial, el Secretario de Defensa, general James «Jim» Mattis (de 68 años, apodado «Mad dog» o «Perro rabioso», y también «Monje guerrero» por sus constantes citas del Sun Tzu, o «Libro de la Guerra»), un militar que pasó 40 años en el cuerpo de Marines, presentó renuncia a su alto cargo en una carta donde  marca su total discrepancia con la decisión de Trump.

El sábado 22, aumentando el escándalo en torno a la decisión presidencial, renunció el Enviado Especial de Estados Unidos para la Coalición ante el Estado Islámico, Brett McGurk, quien en su carta señaló que la retirada de las tropas norteamericanas fortalecerán al Estado Islámico. Había trabajado para los presidentes George W. Bush y Barack Obama.

Es muy claro que esta decisión de Donald Trump configura un terremoto que abarca todo el espacio político de la Unión.

Mientras tanto, el Fiscal Especial Robert Mueller, a quien varias veces ha querido destituir sin éxito, continúa trabajando en su investigación de la llamada «trama rusa».

CARASyCARETAS reitera que los principales adversarios de Donald Trump no están solamente en los grandes medios de prensa (con eso alcanzaría), sino en las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia, que ven cómo retira a los Estados Unidos de su posición dominante en el mundo.

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