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Un mono peludo llamado “Pies grandes”

Por Alberto Grille.

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Caras y Caretas Diario

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Una lectura que me resulta difícil traducir me ha hecho reflexionar de la  manera que  se impone un relato delirante, las   distorsiones de la realidad y las  falsas conclusiones, que luego hasta  permiten a peligrosos sicópatas alcanzar posiciones de poder que los habilitan a condenar al mundo a sufrir desgracias que no hubieran sucedido si se hubiera bloqueado la posibilidad de difundir sus despropósitos en las mentes muy propensas al engaño, que por su afán  de creer en algo y de tomar partido por algo, son convencidas que ciertas calamitosas y disparatadas teorías  son la verdad.

De esta forma  una idea mítica  puede  llegar a desencadenar una guerra para imponer y expandir sus fantasías que muchas veces ocultan una conducta delictuosa conveniente  para el mejor interés de quienes explotan su potencial  desde las sombras.

Julio Gorga es un amigo uruguayo, médico, compañero, hincha fanático  de Defensor y residente en Nueva York desde hace varias décadas en que se exiló por causa de la dictadura.

Cada vez está más asombrado de lo que ocurre a su alrededor y comparte conmigo y a veces con los lectores de Caras y Caretas su vivencias, sus informaciones y sus perplejidades. Esta vez, en víspera de nochebuena me invita a leer un artículo que resulta muy interesante para comprender las múltiples caras de un delirio y la suma de disparates, detalles ciertos, operaciones de inteligencia y manipulaciones de la verdad que pueden conducir a una tragedia.

El artículo resulta interesante y demostrativo de los extremos políticos existentes en Estados Unidos, similar al que existen en otros lugares del mundo en donde hay mil señales de la falta de márgenes que limiten los alcances de  la conducta humana. El mismo  fue publicado en Yahho/News en Diciembre 4 del 2020, por su Corresponsal en Jefe de Investigación, Michael Isikoff.

Isikoff escribe un artículo con algunas expresiones que no logro traducir pero que voy a interpretar.

El título refiere a un congresista del Partido Republicano, al que le gustaría que quiénes participan en la cruzada de Trump para probar un fraude, se dedicaran a la búsqueda de “pies grandes”, una especie de orangután mítico peludo, que se ubica en los bosques del noreste de Norteamérica.

Isicoff recuerda que fue hace pocas semanas que  el representante republicano por Virginia, Denver Riggleman,  manifestó que los  seguidores del presidente Donald Trump estaban comenzando a parecerse a la gente  que hace más de 15 años atrás, solían pasar el rato -como si fueran bandadas de alondras- saliendo en expediciones por el Pacífico Noroeste, buscando al “Bigfoot”.

Reitero para los que no lo conocen o recuerdan que el “Bigfoot” o PiesGrandes es un personaje del folklore norteamericano y canadiense que se representa como un enorme mono humanoide que deja estampadas huellas de sus enormes pies y que ha inspirado “avistamientos” y fotografías muy dudosas -siempre huyendo para ocultarse en los bosques- y de quien además ha sido filmada alguna conocida película sobre el tema

Hace unos veinte o treinta años para ponerle fecha, Pies Grandes “era casi un culto o un sistema de creencias religiosas”, agrega Riggleman recordando aquellos días, en una entrevista con el podcast de Yahoo News denominado “Skulldiggery”.

Riggleman, por entonces un contratista de la Agencia Nacional de Seguridad(NSA), que curiosamente también buscaba al huidizo monstruo, afirma que nunca vio señal alguna del mítico gigante peludo que algunos todavía creen que se esconde en las profundidades de los bosques lejanos de América del Norte.

Roggleman no veía nada pero sus compañeros exploradores en busca de Bigfoot, veían señales de la criatura por todas partes, especialmente en horas de la noche.

“Todos veían puntos rojos y decían que eran ojos. Ellos le tiraban pedradas. Ellos escuchaban gritos, alaridos y aullidos. Ellos vieron ramas dobladas que interpretaron como marcas territoriales de PiesGrandes”, recuerda Riggleman, que agrega: “En cambio, todo lo que yo escuché fueron unas malditas ardillas y pájaros chillando.”

En ese entonces fue que Riggleman rápidamente se dio cuenta que no había forma de sostener una discusión racional acerca del tema con los creyentes en Pies Grandes.

“No importa lo que usara como razonamiento lógico, todo lo que decía con evidencias era cuestionado”. “No había base alguna para que pudiera llegar a ellos donde tuviéramos un entendimiento sensato de cuáles eran los hechos reales, de cuál era la verdad”.

El Pies Grandes de ahora es el fraude electoral.

“Al mito del fraude  lo han convertido en una nueva obsesión”, continuó Riggleman- “El presidente Trump y sus aliados insisten -sin presentar evidencia- que las elecciones del 2020 fueron robadas por Joe Biden y los demócratas. Observar  a Rudy Giuliani,  Sidney Powell o Jen Ellis”,  los abogados que han hecho repetidos reclamos -sin pruebas- de que un masivo fraude tuvo lugar en las elecciones del 2020, es aterrador.

 

“Ellos han tomado detalles pequeños y aislados que pueden parecer sospechosos de fraude o de irregularidades electorales y los convierten en fraude masivo y sistemático, afirmando que la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) en realidad se aprovecha para inyectar códigos en múltiples máquinas de votación que están interconectadas. En esas máquinas, según los abogados, una entidad llamada  Dominion, ha instalado un código creado en Venezuela y que relacionado con todo esto, incluso ha habido una invasión de una Base militar de los Estados Unidos ( en Alemania), donde se supone que los servidores de computadora usados en las elecciones han sido robados.

 

Riggleman, que como dijimos es un congresista Republicano se asombra de tanta locura y dice que, “Están creando una narrativa falsa alrededor de un pequeño núcleo de verdad y radicalizando a las personas, o empujándolas, a un sistema de creencias a través de un poderoso virus digital, como lo son las redes sociales”

( nota aclaratoria) antes de seguir con el artículo:

“Dominion” es una empresa canadiense cuya sede en Norteamérica está establecida en ciudad de Denver, en Colorado, y que trabaja con tecnología electoral que tiene contrato amplio con autoridades norteamericanas a las que les proporciona las máquinas y el software para emitir y contabilizar una gran parte de los votos, aproximadamente 71 millones de votantes.

Trump se hizo eco de esta pantomima y se afilió a una afirmación de la Agencia conservadora OAAN, de que Dominion le había “borrado” 2 millones setecientos mil votos y que cientos de miles se los había transferido a Biden. Luego, Giuliani declaró en FOX News que Dominion era una empresa de izquierda radical vinculada a Venezuela -por lo tanto a China- y que utiliza software venezolano con el cual ya han robado elecciones en otros países. Por supuesto que no se presentó prueba de estas afirmaciones, y que por el contrario todas las autoridades de control y seguridad nacional del gobierno de Estados Unidos, se apresuraron a desmentirlas, y afirmar que no hay evidencia de irregularidades o delitos cometidos durante las recientes elecciones norteamericanas. ]

 

Prosigue el artículo escrito por Michael Isikoff:

La propia evolución de Riggleman -de republicano conservador en un distrito mayoritariamente rural de Virginia Occidental hasta un paria cuya candidatura a la reelección fue frustrada por su propio partido- es uno de los dramas políticos menores pero a la vez más interesantes del año. Después de una carrera de 15 años como oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea, y después como contratista de la NSA especializado en temas de contraterrorismo, Riggleman fue elegido como miembro del Congreso hace dos años durante una campaña en la que se comprometió a unirse al ultraderechista Comité del “tea party” conocido como “Casa de la Libertad”.

Pero Riggleman, un libertario de estilo propio que dirige una destilería de whisky con su esposa, comenzó a perder conexión con una parte de sus electores el año pasado, cuando presidio una boda entre personas del mismo sexo de dos de sus ayudantes, lo que lo llevó a ser receptor de furiosos ataques.

Alguno de sus críticos menos vociferantes le ofrecieron un trato: arrepentirse y rezar, y de tal modo podía recuperar sus votos. “Ustedes pueden imaginarse cual fue mi respuesta”, acotó Riggleman.

 

Su respuesta no fue bien vista. “Me dijeron que era el anti-Cristo y mi esposa fue llamada el engendro de Satanas”, dijo Riggleman.

Pero el descontento de Riggleman con muchos en su distrito, solo creció con el surgimiento de QAnon, el movimiento similar a un culto cuyos seguidores creen que una camarilla del Estado Profundo conformada por traficantes sexuales de niños y adoradores del diablo está trabajando con los demócratas para sabotear la presidencia de Donald Trump.

 

Y si tenía alguna duda sobre el alcance de este extraño movimiento, estas se disiparon cuando el General retirado del Ejercito, Mike Flynn, ex director de la Agencia de Inteligencia de Defensa y brevemente asesor de seguridad nacional de Trump, este verano hizo público un vídeo de si mismo, tomando el juramento inspirado por QAnon: “Donde va uno, vamos todos!”

 

“Quedé horrorizado”, dijo Riggleman. “No hay razón para hacer un juramento de una teoría de conspiración que utiliza el mismo material esgrimido por ese libelo anti-Semita, los Protocolos de los Ancianos de Sion, que entrevera a los defensores de la verdad con los que promueven las creencias incorrectas. Yo diría que ese tipo de conspiración es como una bomba pegajosa que al estallar se adhiere y distorsiona la realidad”.

Para cuando se dio cuenta de la poderosa influencia de QAnon, Riggleman ya había sido destituido como candidato a la reelección de su Partido y reemplazado por el conservador evangélico Bob Good, quien ganó el escaño en Noviembre. La derrota liberó a Riggleman para ser más franco al denunciar las crecientes inclinaciones conspirativas de su Partido y lo llevó a notar las similitudes con quienes había conocido en las expediciones en busca de Bigfoot.

 

Cuando el representante demócrata por New Jersey, Tom Malinowski, se acercó a Riggleman este otoño para copatrocinar una resolución que condenaba al movimiento QAnon, aceptó de inmediato y se aprobó la medida 371-18 .

Malinoski, un exsecretario de estado adjunto para los derechos humanos, fue atacado de inmediato en una campaña de anuncios pagados por el Comité de Campaña del Congreso Nacional Republicano, que lo acusaba de mimar a los depredadores sexuales. A diferencia de Riggleman, aunque por poco, Malinowski ganó la reelección).

Por muy perturbador que haya sido el auge del movimiento QAnon, Riggleman dijo que estaba aún más alarmado por lo que sucedió después de las elecciones. Esta misma semana, Flynn -que fue indultado la semana anterior por Trump por los cargos de mentirle al FBI- tuiteo su respaldo a un anuncio a toda Página en el Washington Times que parecía apelar al presidente Trump para declarar Ley Marcial en caso de no haber un recuento nacional de votos.

 

Estas opiniones fueron en parte repetidas por el General retirado de la Fuerza Aérea, Tom McInerney, quien relacionó el robo imaginario de las elecciones con “traición”, y que hizo circular la falsa información de que las Fuerzas Especiales de Estados Unidos allanaron recientemente una base de Estados Unidos donde supuestamente se estaban almacenado votos.

“Por el amor de Dios, alguien tiene que decirlo, esto es una locura”, dijo Riggleman. “No deberíamos tener generales de tres estrellas pidiendo la ley marcial. Esto me hace avergonzar de ser un oficial de la Fuerza Aérea.”

 

El salvaje fiasco post electoral también ha provocado amenazas contra el propio Riggleman. En estas últimas semanas es la primera vez que sentí ese cosquilleo de preocupación real acerca del final de todo  esto”, agregó. “Si miras las listas en Twitter en las que estoy, me llaman traidor, me llaman pedófilo, me llaman jefe de la red de pedófilos de Bibi Netanyahu, me llaman miembro del ZOG (Gobierno de Ocupacion Zionista). Tengo una foto donde estoy en la horca. Me dicen que estoy en la lista de objetivos”.

 

Riggleman reconoce que ya no tiene futuro en el Partido Republicano, al menos no en el Partido cuyos líderes en el Congreso hasta ahora han complacido a Trump y sus fanáticos de QAnon. Ha hablado de postularse para gobernador de Virginia el próximo año, probablemente como independiente.

Aunque ahora está más centrado en la mejor manera de combatir la propagación viral de las teorías de conspiración, se ha unido a un grupo llamado Network Contagion Research Institute, que se dedica a monitorear la desinformación en las redes sociales. La cuestión, sin embargo, es como lograr contrarrestarlo. “Es la misma pregunta que me hago todos los días”, dice Riggleman. “Salgo y obligo a las personas a que se traumaticen con los hechos? Intento no prestarles atención? Ojalá tuviera la respuesta.”

 

Se podría decir que Riggleman todavía está buscando una respuesta que aclare lo de monstruo patudo y  que lo hace igual a como lo hacía la gente con la que recorría los bosques hasta casi llegar a Groenlandia y que pasan las décadas y aún siguen buscando a Bigfoot.

NOTA: Denver Riggleman ha sido y es defenestrado por quienes lo consideran un traidor a su causa, y hay rodando por los medios noticias que tratan de poner en tela de juicio su credibilidad. Pero todo lo expresado en el reportaje responde a hechos comprobados.

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