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Política Venezuela |

Atilio Borón

«Venezuela enfrenta una guerra de quinta generación”

El prestigioso sociólogo argentino advierte que en este tipo de guerra la intervención militar es el último paso, luego de la asfixia económica, la manipulación informativa y el asedio diplomático. Pero afirma que Estados Unidos no entiende el apoyo que tiene el chavismo y por eso “fracasan espectacularmente”.

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¿Cómo intepretás los sucesos del 30 de abril en Venezuela? Parece claro que fue un intento de golpe de Estado, pero muy extraño, sobre todo por la promoción que tuvo de las autoridades de los Estados Unidos y el escaso impacto. ¿Fue un gran error de cálculo?

Que fue una tentativa de golpe no cabe ninguna duda. Evidentemente si un autoproclamado «presidente», en el que nadie cree pero que en todo caso se autoproclama, aparece con Leopoldo López, que estaba en prisión domiciliaria, sacándose una foto en la puerta de un cuartel, haciéndole creer a la gente que el cuartel estaba con ellos, cuando ni los dejaron entrar, y después todo termina en una concentración muy reducida en el distribuidor Altamira, sin que haya venido prácticamente nadie, aunque hicieron una convocatoria a las masas populares venezolanas para salir a apoyar la iniciativa, habla de que hubo una tentativa de golpe. La tentativa partió de una lectura incorrecta que permanentemente viene haciendo la derecha venezolana y que, por supuesto, la hace también el gobierno de Estados Unidos: ellos piensan que en Venezuela existe un régimen -así le llaman ellos- que se sostiene a punta de bayoneta y producto de una increíble coerción y violencia que el gobierno ejerce sobre la población. A partir de ese diagnóstico equivocado ellos pensaban que bastaba con que Guaidó se presentara ahí y diera la impresión de que el cuartel estaba con él para que los demás regimientos y cuarteles de toda Venezuela se plegaran a este movimiento, y como la premisa es falsa la conclusión fue este show burlesco, que ha generado sorna en gran parte de la dirigencia política, no solamente venezolana o chavista, sino un efecto boomerang en contra del Grupo de Lima que, después de esto, dijo que ya no tenía que haber ninguna opción militar para salir de la crisis venezolana e inclusive dijeron que Cuba tenía que entrar en la negociación para la normalización institucional de Venezuela. En pocas palabras, les salió el tiro por la culata, pese a que lo patrocinó el gobierno de Estados Unidos. Yo creo que es el producto de la combinación de un grupo de personas muy mal preparadas y de la sobreabundancia de agencias de espionaje. Estados Unidos tiene 16 agencias de inteligencia diferentes. Yo en mis conferencias pongo los logos de cada una. Entonces reciben 16 informes diferentes y, finalmente, no saben nada. No tienen un diagnóstico preciso y esto ha resultado en un «fracaso espectacular» de la política exterior de EEUU en Venezuela, citando a The Atlantic, una revista norteamericana «liberal», para nada chavista. Tengo la impresión de que esa opción, la operación Guaidó, está desgastada y Estados Unidos está buscando otros caminos.

¿El camino de la intervención militar directa está descartado también?

Estados Unidos casi nunca va solo a una intervención militar como esa. Siempre buscan ellos disimular que no es una operación imperialista, sino que es una fuerza multinacional con el ejército de Brasil, de Colombia, Perú, Panamá…En Panamá ya tuvieron un problema, salió en las elecciones presidenciales del 5 de mayo el candidato que no era el que ellos querían. El que salió es el candidato más propenso a la negociación diplomática para alinearse con la posición de México y de Uruguay. Es difícil que el gobierno panameño pueda mandar tropa para conformar esta fuerza multinacional. En Colombia, más allá de las declaraciones de Duque, hay una situación interna tan complicada que pondría en peligro la estabilidad del país distraer un cuantioso contingente militar hacia Venezuela, siendo que la guerrilla en Colombia continúa como un factor decisivo que controla algunas regiones desde hace décadas, 30 o 40 años. En Brasil los militares no quieren ni escuchar hablar de una invasión o de participar de una intervención en Venezuela, de manera que los Estados Unidos tendrían que mandar, o bien tropa propia -algo muy poco probable- o armar un ejército mercenario, por ejemplo con la ex Blackwater que ahora se llama Academy, que es una agencia de contratación de mercenarios. Pero esto ya sabemos, desde la época de Maquiavelo, que reflexionó sobre el tema de los mercenarios, que cuando empiezan a llover las balas los mercenarios se dan vuelta y se van a su casa, porque no son un ejército patriótico. Y en este caso enfrentan a un ejército patriótico en Venezuela con gente que va a ir allá en la medida que del lado venezolano no le tiren balas o le presenten resistencia. En cuanto ven eso, los mercenarios se van. Creo que Estados Unidos va a insistir en el repertorio que otorga la guerra de quinta generación, en donde la asfixia económica desempeña un papel muy importante, así como las campañas mediáticas de desinformación o estas cosas del neuromarketing político: son todas especialidades que están desarrollando junto con ofensivas diplomáticas. Lo que ellos quieren lograr es que la población en su desespero se rebele contra el gobierno de Maduro, tome las armas y vaya, entre a Miraflores, saque a Maduro y se reproduzca de alguna manera el modelo de Libia.

Pero ese tipo de asedio económico y amenaza militar, ¿no ha terminado fortaleciendo al chavismo, como ha fortalecido a Cuba? Los Estados Unidos tienen bastantes pruebas de que el asedio abroquela a la población en una posición soberana y casi nunca sucede que la gente se rinda.  

Tenés razón. Es más, estuve en Venezuela hace poco más de un mes y lo que yo vi es un sentimiento nacional, chavista, de autodeterminación nacional más fuerte que antes.

Y las movilizaciones parecen ser más grandes, como la del primero de mayo que fue impactante.  

Son más grandes. Son claramente más grandes. Porque además ese país es un país que durante diez años fue educado por Chávez y eso no es un dato menor. Fue un país aleccionado, instruido, educado y adoctrinado por Chávez. Ellos saben muy bien que hoy hay muchos problemas en Venezuela, muchos problemas de orden económico, suministros de alimentos, de medicamentos, de transporte, pero también saben que la causa fundamental de todo eso es que Venezuela está sufriendo una guerra, una guerra de quinta generación y vuelvo a ese tipo. La guerra de quinta generación tiene como componente final la guerra de tipo militar. Todos los operativos son no militares, son creación  de liderazgos falsos, alternativos, manejo de la desinformación, ofensiva diplomática, terrorismo diplomático, asfixia económica, atentados y crear la sensación de inseguridad, un gobierno que es incapaz porque no garantiza el suministro de energía eléctrica y entonces le vamos a reventar el GURI, para que no tengan energía eléctrica, no tengan internet, no puedan expender combustible, porque si no tienen electricidad no pueden hacer nada en el mundo de hoy, ni siquiera distribuir el agua. Por eso fue un crimen de lesa humanidad lo que hizo Estados Unidos y por eso hubo una reacción muy interesante, cuatro días después, cuando se produjo ese derrumbe de las redes sociales que algunos, como yo, pensamos que fue un mensaje que mandó Rusia a Estados Unidos diciéndole: «cuidado, porque esto tiene límites». La guerra hoy y el conflicto de las grandes potencias se juega menos en el terreno militar y mucho más en el terreno del ciberespacio. Estados Unidos va a seguir. Su objetivo es muy claro: ellos dicen, «Venezuela es nuestra y la vamos a recuperar». Por eso el diálogo estuvo a punto de fructificar en la República Dominicana y estaba el propio presidente Danilo Medina. Un dato anecdótico pero muy significativo: el presidente de la República Dominicana, donde va, va con el sillón presidencial. Esto es una tradición que viene desde el siglo XIX. Era tan seria la perspectiva de firmar un acuerdo de institucionalización del conflicto en Venezuela, con un cronograma muy interesante de elecciones, que el presidente Danilo Medina decidió refrendar con su presencia el acuerdo que había pergeñado Rodríguez Zapatero. Dos minutos antes y Zapatero dice que él ya tenía la pluma estilográfica en la mano, hay una llamada telefónica que la recibe el dirigente opositor Julio Borges donde le dicen que no firmen nada, que se acabó el acuerdo y evidentemente esto se frustró. Pero esto demuestra que EEUU no está dispuesto de ninguna manera a avalar nada, salvo que haya una correlación internacional de fuerzas tan desfavorable que no les quede más remedio que apostar por una vía más larga, de institucionalización y crear condiciones para -en un calendario electoral- eventualmente construir una fuerza política que pueda derribar al gobierno bolivariano.

¿Y cuál puede ser la estrategia del gobierno de Nicolás Maduro para enfrentar la situación? Porque la situación económica es complicada y el bloqueo es difícil que se levante, por lo menos rápidamente.    

Es muy difícil. Es un tema además muy técnico. Porque, ¿cómo hacés para parar una inflación que se mide en miles o decenas de miles al año. ¿Qué hay que hacer? ¿Crear una nueva moneda o intentar con criptomonedas como el petro? Es muy complicado, porque si vos tenés una economía bloqueada que no puede exportar, no puede importar, no puede acceder a préstamos internacionales, no puede operar a través de terceros actores; cuando tenés que los bancos que intermedian en las operaciones con los productos venezolanos son objeto de sanciones, cuando se quedan con el oro que tiene Venezuela en Inglaterra, con los depósitos que hay en Portugal, te roban Citgo, ¿qué gobierno puede actuar frente a eso? ¿Cuáles son los márgenes de maniobra?

Algunos analistas dicen que a Venezuela sólo le queda recostarse en Rusia y China como en algún momento hizo Fidel en Cuba.

Sí, pero era otro mundo. Era un mundo diferente. Yo creo que Rusia y China están ayudando mucho a Venezuela, y creo que van a seguir haciéndolo. Pero están muy lejos. Un barco que venga desde China trayendo suministros médicos se demora 40 días en llegar. Algo pueden llevar con aviones, pero… Creo que ha habido un éxito muy interesante del gobierno bolivariano en el suministro de alimentos con los CLAP, que han funcionado muy bien. Pero hay problemas de precios también. Un problema histórico que tiene Venezuela, por ejemplo, es con el precio de la gasolina y tienen que ver cómo se recompone. Muchos precios son irrisorios: el CLAP, que tiene muchos kilos de alimentos que te entregan cada dos o tres semanas, implica un costo que no llega a ser ni 50 centavos de dólar. Eso no sucede en ningún país del mundo. La situación de Venezuela es completamente inédita, es muy difícil, pero también puedo decir que cuando uno va a Venezuela nota que estas estrategias de suministro de alimentos han mejorado sustancialmente las condiciones de vida de una porción muy significativa de la población venezolana en el contexto de esta situación. Por supuesto que no alcanza. ¡Imaginemos si un país como Argentina estuviera sometido a un bloqueo de esta naturaleza!

 

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