¿Cómo intepretás los sucesos del 30 de abril en Venezuela? Parece claro que fue un intento de golpe de Estado, pero muy extraño, sobre todo por la promoción que tuvo de las autoridades de los Estados Unidos y el escaso impacto. ¿Fue un gran error de cálculo?
Que fue una tentativa de golpe no cabe ninguna duda. Evidentemente si un autoproclamado «presidente», en el que nadie cree pero que en todo caso se autoproclama, aparece con Leopoldo López, que estaba en prisión domiciliaria, sacándose una foto en la puerta de un cuartel, haciéndole creer a la gente que el cuartel estaba con ellos, cuando ni los dejaron entrar, y después todo termina en una concentración muy reducida en el distribuidor Altamira, sin que haya venido prácticamente nadie, aunque hicieron una convocatoria a las masas populares venezolanas para salir a apoyar la iniciativa, habla de que hubo una tentativa de golpe. La tentativa partió de una lectura incorrecta que permanentemente viene haciendo la derecha venezolana y que, por supuesto, la hace también el gobierno de Estados Unidos: ellos piensan que en Venezuela existe un régimen -así le llaman ellos- que se sostiene a punta de bayoneta y producto de una increíble coerción y violencia que el gobierno ejerce sobre la población. A partir de ese diagnóstico equivocado ellos pensaban que bastaba con que Guaidó se presentara ahí y diera la impresión de que el cuartel estaba con él para que los demás regimientos y cuarteles de toda Venezuela se plegaran a este movimiento, y como la premisa es falsa la conclusión fue este show burlesco, que ha generado sorna en gran parte de la dirigencia política, no solamente venezolana o chavista, sino un efecto boomerang en contra del Grupo de Lima que, después de esto, dijo que ya no tenía que haber ninguna opción militar para salir de la crisis venezolana e inclusive dijeron que Cuba tenía que entrar en la negociación para la normalización institucional de Venezuela. En pocas palabras, les salió el tiro por la culata, pese a que lo patrocinó el gobierno de Estados Unidos. Yo creo que es el producto de la combinación de un grupo de personas muy mal preparadas y de la sobreabundancia de agencias de espionaje. Estados Unidos tiene 16 agencias de inteligencia diferentes. Yo en mis conferencias pongo los logos de cada una. Entonces reciben 16 informes diferentes y, finalmente, no saben nada. No tienen un diagnóstico preciso y esto ha resultado en un «fracaso espectacular» de la política exterior de EEUU en Venezuela, citando a The Atlantic, una revista norteamericana «liberal», para nada chavista. Tengo la impresión de que esa opción, la operación Guaidó, está desgastada y Estados Unidos está buscando otros caminos.