Por vigesimoséptima vez, Cuba presentó un proyecto que permita poner fin al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, en el entendido que es una violación al Derecho Internacional Humanitario. Estados Unidos e Israel fueron los dos países que votaron en contra.
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La exposición del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla se basó en que los daños que el bloqueo genera son tantos como imposibles de contabilizar. Puso ejemplos de niños que se vieron afectados por padecer patologías cuyos medicamentos para superarlas provenían de Estados Unidos y el bloqueo les impedía que llegaran a Cuba: «Son incalculables los daños humanos causados por el bloqueo, que califican como genocidios», dijo Rodríguez Parrilla.
«Como consecuencias de este escenario, los graves problemas internacionales se agudizan, aumenta la pobreza y la desigualdad, se acentúan los patrones irracionales de e insostenible de producción y consumo del capitalismo, avanza inexorable le cambio climático y todas sus negativas consecuencias y se exacerba peligrosamente la amenaza nuclear», indicó.
Según denunció el canciller, la extraterritorialidad del bloqueo se intensificó: «Más de un centenar de bancos han solicitado cierre de cuentas, han retenido fondos destinados a Cuba o se han negado a realizar transferencia desde o hacia nuestro país incluso las de carácter humanitario, como las asociadas al impacto del huracán Irma en Cuba o los proyectos solidarios de cuba en otras naciones», sostuvo, y agregó que «el bloqueo es contrario a la Carta de las Naciones Unidas, al derecho internacional y su aplicación agresivamente extraterritorial daña la soberanía de todos los Estados», argumentando que Cuba «es una nación independiente, dueña de su destino, que desarrolla relaciones de respeto y disfruta de vínculos de amistad y cooperación con todos los países del mundo».
Rodríguez Parrilla consideró que Estados Unidos crea un ambiente de tensión bilateral, con la finalidad de generar una crisis entre ambos países, pero que eso no tiene sentido porque «las cubanas y cubanos de todas las generaciones guardaremos invariable lealtad al ejemplo de José Martí, para proclamar con igual convicción: ‘¡Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila'», concluyó, teniendo como respuesta un aplauso cerrado.