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Voto latino en Estados Unidos mostró muchos matices

Miles de exiliados cubanos y venezolanos ayudaron a la victoria de Donald Trump en Florida, pero en ese mismo estado, en la costa oeste y más al norte del país, esa población es diversa y en gran parte responsable de las victorias de los demócratas en otros estados.

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En los discursos de Donald Trump en Florida las referencias a Castro, a Maduro, a la “izquierda radical” y al socialismo fueron abundantes. Su victoria en medio de las comunidades de cubanos, tradicionalmente republicanos, venezolanos y colombianos estaba prácticamente asegurada a partir de asociaciones del mandatario entre los gobiernos de Cuba y Venezuela con su contendor demócrata.

En uno de sus últimos mítines en el estado del sol, Trump resaltó el respaldo a Biden del excandidato presidencial colombiano Gustavo Petro, un senador de centro-izquierda desmovilizado de la desaparecida guerrilla del M-19 y exalcalde de Bogotá. “Not good” (“nada bien”), dijo ese día el presidente estadounidense con la certeza de que aportaba el argumento de cierre para muchos colombianos exiliados en Florida, algunos víctimas de las guerrillas y otros simplemente opositores a Petro por el temor sembrado por la derecha en América Latina contra el “castrochavismo”.

Pero a pesar de estos grupos, el “voto latino” mostró otras caras más diversas en esta elección. Los puertorriqueños apoyaron a Biden más al norte de Florida, En Nueva York volvió a ganar la representante Alexandria Ocasio-Cortez, de ascendencia puertorriqueña, en la frontera con México los votos latinos le dieron la victoria a Biden, y volvieron a ser la esperanza para los demócratas al sur de Texas, y en otros estados los analistas coinciden en que otros grupos de origen latino inclinaron la balanza a favor del candidato del Partido Demócrata.

En Ciudad Juárez, México, el cubano Jose Manuel Maranillo se enteró el miércoles 4 de noviembre que su medio hermano en Florida había votado por Trump. “¡Imagínate!”, decía en medio de la sorpresa, “¡Yo soy parte de su familia! Me siento terrible de que haya votado por Trump porque estamos atascados aquí en Juárez esperando que Biden gane para que él pueda ayudarnos a los latinos en Estados Unidos”. Como miles, Maranillo espera en México una respuesta de asilo para ingresar al país del norte. Muchos votantes latinos de Trump en estados como Florida aplauden su línea dura contra Cuba y Venezuela, con sanciones que presionan cada vez más a sus gobiernos y funcionarios, pero les resulta más difícil procesar sus duras políticas contra los migrantes. Y ahí empiezan los matices.

Las otras caras latinas en Florida

Más al norte del estado, entre Orlando y Tampa, se concentra el segundo grupo de latinoamericanos más grande en Florida detrás de los cubanos. Miles de ciudadanos de Puerto Rico han abandonado su isla en los últimos 20 años para instalarse en Florida y, de paso, adquirieron así un derecho del que no gozan en su tierra natal: votar por el presidente de Estados Unidos.

Fue en Orlando donde Biden cerró su campaña en el Estado, aunque no en persona. Su anterior jefe, el expresidente Barack Obama fue el encargado de hacer el último esfuerzo para ganarse el voto latino en Florida. Allá muchos puertorriqueños no olvidan la imagen de Donald Trump en 2017 lanzando rollos de papel higiénico a un grupo de boricuas damnificados por el huracán María. Ese año el presidente retuvo hasta último momento los recursos de FEMA (la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) para socorrer al protectorado estadounidense.

Las encuestas de boca de urna de CBS indicaron que la mayoría de los puertorriqueños en Florida se fueron con Biden y el candidato demócrata ganó en Tampa y Orlando, pero en el balance pesaron más otros grupos, no solo de latinos.

En Nueva York, otra cara de los hispanos

Otro punto donde tradicionalmente se han concentrado los puertorriqueños es Nueva York. Y no en vano fue allá donde se consolidó de nuevo la victoria de una de las promesas de este grupo en el país. La demócrata Alexandria Ocasio-Cortez obtuvo más del doble de los votos de su contendor republicano, John Cummings, en el distrito 14 de Nueva York para la Cámara de Representantes. La política de ascendencia boricua suele pronunciarse en español y es el reflejo de una comunidad de descendientes de latinos en suelo estadounidense que están buscando una política más progresista en el país.

Las victorias de Biden en Nueva York, en Nueva Jersey, y en buena parte de la zona nororiental del país, se deben en cierta medida a esos grupos de latinos entre los que también se encuentra un alto porcentaje de mexicanos y centroamericanos que guardan empatía por sus paisanos que se encuentran bloqueados en la frontera sur del país. Un lugar donde se cosechó una de las grandes victorias de Biden en esta elección.

Arizona, el estado que cambió de color gracias a los latinos

Entre la elección presidencial de 2016 y la del pasado 3 de noviembre, muchas cosas cambiaron en Arizona, uno de los cuatro estados fronterizos de Estados Unidos con México. La comunidad latinoamericana tuvo mucho que ver para asegurar los diez votos del colegio electoral para Joe Biden. Allí la encuestadora Latino Decisions calculó que el 71 % de los votantes con ascendencia mexicana o centroamericana se inclinó por Biden y el 26 % por Trump.

Para Sawyer Hacket, asesor de Julián Castro, ex Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano durante la administración Obama, la visión de los latinos en Florida no es la única narrativa en el análisis.

En otros estados donde Biden no logró la victoria, o donde todavía es incierto si llegue a alcanzarla, muchos latinos hicieron la diferencia. El mismo grupo de población que le dio la victoria en Arizona, acercó a los demócratas a las cifras de Trump en Texas. En ese estado Hillary Clinton obtuvo 3,8 millones de votos en 2016, 800.000 menos que Trump. Este año, Biden alcanzó a sumar 5,19 millones de votos, y le faltaron menos de 700.000 para alcanzar al presidente.

En Los Angeles, la periodista salvadoreña Esmeralda Bermudez analizó la visión de los latinos a partir de su diversidad en términos religiosos, geográficos y hasta del color de la piel. «Causa gracia que en 2020, a este país todavía hay que recordarle, al estilo de Plaza Sésamo, que los latinos no son un monolito y que el voto latino es un espejismo. La idea es equivocada viene de cuán poco se preocupan por conocernos, cuán superficialmente reportan sobre nosotros y cuán ausentes somos en las salas de redacción», dijo la periodista en su red social al comienzo de un hilo en el que analizó este asunto.

En Pennsylvania, donde hasta las 11:41 GMT sigue liderando Trump, la diferencia se ha acortado en las últimas horas. Un estado donde los votos por correo y la comunidad puertorriqueña también ha ejercido su influencia.

Muchos analistas coinciden en que bajo esta lectura será cada vez más difícil observar a los latinos como una minoría en Estados Unidos, y mucho menos como un grupo con un solo rostro.

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