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2000 o 643

Por Álvaro Vero.

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En verdad no importa tanto la diferencia numérica cuando no hay atisbos de un programa futuro. La alarma o por lo menos la sorpresa y preocupación de la sociedad uruguaya no se puede soslayar. Hoy todo va a cuenta de la covid, “les preocupa y les ocupa” es la frase repetida hasta el cansancio en los informativos y los dislates de la prensa escrita quitan confiabilidad en el público y muchos llegan hasta la ironía.

Aclaro que no me detengo en cuestiones políticas y que valoro las cosas positivas que se han efectuado ante una situación tan infrecuente que desde hace 100 años no se daba.

El presidente de ASSE, Dr. Cipriani, ha sido un incansable luchador de aspectos administrativos como lo han sido los equipamientos necesarios, ausentes u obsoletos, en la mayoría de los hospitales del interior; como ha notado, se pagaban $ 140.000 por día por cama en los privados, y en adelante es de esperar que la  medicina intensiva pública se desarrolle llevando equidad y calidad a los usuarios del interior. (El País, 17/5/21)

Estamos hablando de aspectos administrativos -equipos, instalaciones, RRHH y capacitación- en desarrollo, esto es un proceso lento de avances progresivos.

No significa más que aspectos de atención médica que eran inexistentes, pero se deberá  pasar rápidamente a la proyección y programación de la salud, cuáles serán las grandes líneas, que están mucho más allá de las estadísticas diarias de covid, y establecer las prioridades posteriores, así como las morbilidades y secuelas.

En salud siempre habrá algo más por hacer y beneficios para agregar.

Pero me detengo en el artículo citado: “[…] lo que está faltando es un proceso de profesionalización de las direcciones […] Me encontré con personas no capacitadas dirigiendo hospitales […] nosotros elegimos profesionales de primer nivel”.

En artículos de prensa el Dr. Cipriani se ha manifestado a favor de los concursos, al igual que otros representantes del directorio y del legislativo, pero no se ha tenido consideración en la calificación profesional y tampoco en la capacitación conveniente para los cargos. Tal es así que la prensa a diario muestra remociones y renuncias de personal. Elementos para sospechar sobre un mecanismo a sotto voce político partidario sobran. Y si este es el método, pues que sean los mejores -sabiendo que la salud es un derecho humano y merece ser gestionada con rigor académico-.

Los profesionales médicos expertos en salud son una mixtura académica y política, no abundan, y la experiencia necesaria no puede ser nunca sustituida por el factor “confianza” o simpatías políticas. Y lo fue; se perdieron valores que podrían haber servido al país desde otras responsabilidades técnicas.

Durante años, en el MSP, se rotaban las jerarquías de los salubristas según cambios de gobierno, pero no desaparecían del sistema.

El caso del Hospital Salto, cuya dirección anterior fue ganada por concurso, por un profesional capacitado en la materia -recordemos que fue asignado como hospital de referencia covid en el norte-; sin embargo, disruptivamente fue sustituida por un “triunvirato” de difícil fundamentación previa. A la vez se elimina un proyecto quirúrgico de formación de cirujanos respaldado por la Facultad de Medicina y dirigido por el Dr. Martín Salvatierra, con grado docente por concurso de la Facultad y con respaldo notorio y público de la Sociedad de Cirugía, sin razones al menos públicas, pero que tiene calificación de “primer nivel” para utilizar términos que el Dr. Cipriani adjudica a los designados en esta administración.

Serán 643 o 2000; es fácil predecir el diluvio, pero lo difícil será construir el arca para remediar la gestión de colas y esperas -porque con exclusiones no habrá quién lo haga- en un centro donde en los últimos meses se opera por mes el número de intervenciones diarias. Que el sistema esté “tensionado”, “estresado” sin duda, pero programar y pensar no nos impide ver el futuro porque seguramente ganaremos la batalla de la covid, pero no la guerra a favor de la salud. No se pueden apagar incendios y crear otros con decisiones inentendibles. El autoritarismo y el favoritismo no son buenos para lograr justicia social.

 

* Médico, especialista en salud pública, internista.

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