Pisciottano resalta la visión de país de quienes redactaron la Ley Nacional de Vivienda (Ley 13.278) quienes en su articulado consagraron el derecho habitacional mínimo de cualquier familia, cualesquiera sean sus recursos económicos, estimular al Estado en su función de construir viviendas y la declaración de interés general de una política de planificación de viviendas, bajo el concepto de Interés Social, que engloba una concepción donde Vivienda, Ciudad y Territorio deben interrelacionarse con las políticas de desarrollo económico, social y territorial.
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Dicha ley habilitaba la tenencia de forma colectiva, propendiendo al modelo cooperativo.
Fecovi es una cooperativa de segundo grado, formada por cooperativas de base, de usuarios y de ahorro previo. Usuario en el sentido de la tenencia colectiva de la vivienda. Las cooperativas se han asociado para tener un escudo mejor, alguien que ayude a fortalecerlas y, además, para replicar la experiencia.
En esta época de consumo e individualismo, ¿cuál es la vigencia del sistema cooperativo?
A pesar de la fuerza del “hacé la tuya”, hay jóvenes que siguen apostando al modelo colectivo, se asocian, “gastan su tiempo” de tareas recreativas o de la familia para juntarse y buscar soluciones colectivas. Muchos de nuestros hijos no nos hacen caso en casi nada y, sin embargo, esto lo replican. Eso es el éxito formidable del sistema cooperativo y que todos los gobiernos deberían atender; este modelo optimiza los recursos, organiza a los ciudadanos de los más diversos estratos sociales, desde los más humildes hasta los que podrían resolver su problema de vivienda individualmente. No obstante, los gobiernos no terminan de darle el espaldarazo necesario. Es cierto que estamos muchísimo mejor, al menos hasta ahora, que bajo la dictadura; la Fenacovi (denominación anterior) nace antes del golpe militar, pero en dictadura fue muy difícil trabajar, ya que todas las asociaciones colectivas fueron perseguidas.
¿Cuál es el aporte concreto de la federación?
Muchas cooperativas por sí solas tienen muchas dificultades, por ejemplo con las empresas y los contratos de obras, que no siempre se respetan los plazos, el costo de los materiales. Además, colaboramos en que se encaren proyectos de vivienda de 30 grupos habitacionales que, por ejemplo, pueden costar 3 o 4 millones de dólares, y pueden ser grupos de estudiantes, de trabajadores, sin ninguna formación en el modelo cooperativo. Todas las cooperativas que se integraron a Fecovi terminaron la obra, no hay ninguna que quedara por la mitad. Los esqueletos de obras que a veces se ven por ahí son todos de promotores peritados; esos no son nunca de una cooperativa.
El proyecto colectivo empuja y empuja, no siempre sale todo perfecto y no están exentos de dificultades, pero el grupo fiscaliza la obra, está atento a los detalles, reclama sobre las deficiencias de gestión, exige la calidad y los costos son mejores que los de los promotores privados. No hay mejor control que el de los usuarios, aunque a veces hay que controlar las ansiedades.
Hay un aprendizaje fundamental: convivir y a decidir democráticamente. Si a un socio no le gusta el terreno elegido o la construcción, se puede retirar, pero eso hace a la democracia.
Se pueden elegir los detalles de la finalización de obra, cosa que no pasa cuando uno compra la vivienda. Cuando una persona ingresa a una cooperativa, es una persona y cuando se termina el proceso, es otra persona, más solidaria, más colectiva, más democrática.
¿Cuántas cooperativas están hoy en Fecovi?
Estamos llegando a 110 cooperativas, que son algo así como más de 5.000 unidades habitacionales; hay cooperativas de 15, 18 unidades habitacionales hasta de 100 o 300.
¿Y en construcción?
En este momento tenemos siete cooperativas en construcción, en distintas etapas, algunas empezando, otras por la mitad y alguna terminando el mes que viene. Tenemos grupos en espera de terrenos y otros que recién se están armando.
¿Cuál es el número mínimo para formar el grupo cooperativo?
El mínimo es de 10 personas con una capacidad de ahorro que le permita a la cooperativa, a la hora de empezar la obra, tener ahorrado el 7,5% del proyecto, que se usa para iniciar el proceso, teniendo una cuenta de ahorro, y el otro 7,5% durante la obra. En general abren en el BROU o en alguna cooperativa de ahorro y crédito, con quien estamos intentando generar una intercooperación.
El proyecto se presenta en el Ministerio de Vivienda; este va al sorteo (estamos en pleno lío para mejorar las condiciones del mismo) y ahí se le otorga el préstamo. Tiene la posibilidad de ir a dos sorteos y logramos que para el tercero ya quede adjudicado, así que, a lo sumo, tiene que esperar un año y medio para que le sea aprobado el crédito, y ahí pasa a la Agencia de Vivienda, que es la que se encarga de lo operativo.
¿Cómo están distribuidas las cooperativas?
En Montevideo y en algunas capitales del interior del país. Las cooperativas han recuperado lugares hermosos de la ciudad, como Ciudad Vieja o Barrio Sur, por ejemplo.
¿Cómo vino la LUC con respecto al tema cartera de tierras?
Del tema cooperativismo no había una sola mención, y en el caso especifico de la cartera de tierras, había una priorización del tema asentamientos, que está muy bien para aquellos sectores de viviendas muy precarias, pero en vez de ir a la Dirección de Vivienda, quedaban por fuera, pero eso lo logramos revertir.
El panorama para este año es complejo; esta toda la discusión por algunos programas como el de Mejoramiento de Barrios, que lo quieren llevar a la órbita de la OPP, y los recortes presupuestales; hay que ver cómo van a afectar a los llamados a futuros sorteos.
Fecovi en movimiento
Dentro de las reivindicaciones de la federación que viene realizando desde los períodos pasados, y que han motivado su movilización en las calles, se encuentran:
– fijar el valor de la UR en función del real poder adquisitivo de los ingresos salariales;
– cartera de tierras, propiedad de distintos organismos del Estado;
– exoneración del pago de IVA sobre los materiales de construcción;